Capítulo 8

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Capítulo 8: fideíto.

Shayra

Finalmente había llegado el día de la fiesta de Wilson.

Era el mejor amigo de Asher, solo que él se fue a estudiar a Londres, por lo que teníamos un año y algunos meses sin verlo. Las últimas vacaciones en las que estuvo aquí, Annie y yo nos fuimos de excursión.

Las cosas marchaban bien. Acababa de llegar a mi casa junto con mi mejor amiga. No sabíamos qué ponernos. Casi me sentí como cuando dejaba para hacer mis deberes a última hora.

—Tengo un poco de money —dijo Annie, acostada en mi cama— ¿Y tú?

—Obvio, ¿quién te crees que soy?

Me levanté en un movimiento rápido, tomé el pequeño banco de mi peinadora y lo sitúe frente al armario. Me subí y después de rebuscar en lo alto de éste, encontré lo que buscaba.
Se lo mostré a mi amiga con una gran sonrisa y ella se incorporó sobre sus codos.

—¿Sabes lo que es una billetera o un bolsito de mano?

—Sí, pero eso no quiere decir que me vaya a deshacer de esto —respondí.

Hizo un gesto de horror divertido y se sentó, mientras yo agitaba de arriba a abajo mi alcancía en forma de gatito amarillo. Cuándo tuvimos todo el dinero reunido, lo contamos para asegurarnos de que era suficiente, por suerte, alcanzaba para algunas prendas.

—¿Nos vamos ya? —lanzó mi alcancía al otro lado de la cama, como si fuera basura— tengo en mente lo que me voy a comprar.

Tomé al gatito amarillo, guardándolo en su lugar.

—Vamos, pues.

Se bajó de la cama de un saltito y bajó las escaleras cantando una canción sobre tener mucho money. Abajo la estancia estaba vacía porque mamá aún trabajaba, así que solo le dejé un mensaje y me fui con Annie a la primera tienda que encontramos.

Era la tienda en la que entré la primera vez que vi a Adonis, quien no me había respondido desde que le envié la foto.

La vió, pero no dijo nada, aunque varias veces lo había visto en línea.

La primera vez que entré ahí, no pude ver absolutamente nada por el ajetreo, pero era una tienda grande, con pasillos llenos de ropa en específico. Uno para los pantalones, uno para las camisas, unos para los vestidos, etcétera.

—Lo importante, es buscar algo en descuento —le dije a mi amiga.

—Sí, tú busca algo en descuento y yo voy a ver los vestidos de allá —se giró hacia un pasillo lleno de vestidos de gala.

—Déjate de estupideces —la regresé, dándome la vuelta hacía otro lugar—. Esos trapos cuestan un ojo de la cara, esta gente se quiere volver ric...

Una voz masculina me interrumpió:

—¿En qué puedo ayudarles? —era un hombre un poco mas bajo que yo, con sonrisa amable pero gesto de fastidio.

Renunciando a todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora