Capítulo 16

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Capítulo 16: Larry el idiota.

Shayra

—¡Odio aquí! —grité a nadie en particular.

Tiré la mochila en el asiento con una fuerza exagerada.

—Es la última clase, ya nos iremos —me consoló Annie.

Seguido a eso, tomamos asiento y la vi jugar con sus dedos mientras suspiraba. La ignoré y me concentré en el profesor, quien acababa de llegar, acomodando su maletín en el escritorio.

—Muy bien, hoy quiero hablarles de... —empezó pero Annie volvió a suspirar.

—¿Qué tienes? —le susurré, irritada.

Suspiró.

—Es que Larry es un idiota —comentó con fingida indiferencia.

Fruncí mis labios irritada, llevaba con eso, ¿Desde cuando? ¡Ah sí! Desde que lo conoció en la fiesta, primero lo rechazó, ¿Quién diría que ahora se la pasaría acosándolo por Instagram?

—¿Por qué no le escribes y ya? —pregunté después de haber recordado nuestra conversación de hace unos días. Me dijo que intercambiaron números.

—No sé...

—¿Qué no sabes? Es un mensaje, no vas a perder más que eso —alcé mis hombros.

—Cierto —curvo su boca hacia abajo—, nada más que un mensaje, ¿verdad?, porque mi orgullo no cuenta.

Rodé los ojos. Tal vez, debería de hacer lo mismo que ella hizo conmigo. Arrebatarle su teléfono y escribirle de una vez por todas. Sonreí ante la idea. Escuchaba al profesor hablando y explicando algo, luego le pediría los apuntes a alguien, en ese momento, estaba demasiado distraída.

—Tienes razón. Mejor no lo hagas.

Me miró confundida, obviamente yo no me rendía tan fácil, pero también era obvio que ella no era la única que le gustaba hacer planes. La clase transcurrió tranquila y más aburrida que nunca. Al salir, nos dirigimos como siempre, a la parada del bus, esa vez, sin Asher, ya que efectivamente lo de su papá, solo fue un cabreo pasajero, lo que me llevó a pensar, ¿por qué Asher nunca nos llevaba? Fruncí el ceño, enojada, si seguía así, seguramente mi mejor amiga pensaría que era bipolar.

—¡¿Por qué?! —exclamé de repente, haciendo sobresaltar a Annie.

—¿Qué mierda? —se llevó una mano al pecho—. Casi me matas del susto.

—¿No te has puesto a pensar en eso? —elevé mis cejas, desacelerando el paso.

—¿En qué?

—¿Por qué Asher nunca nos lleva?

Entreabrió su boca, llevándose las manos a las caderas.

—Nunca había pensado en eso —detuvo el paso.

Estábamos a nada de llegar a la parada, cuando Annie se dio vuelta y comenzó a caminar de regreso a la universidad, hundí el entrecejo, siguiéndola. 

Renunciando a todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora