Epílogo

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Shayra

Miami Florida está repleto de playas. El olor a mar llega a ser repugnante. Pero claro, no para nosotros que estamos de pasada.

El hotel en donde nos alojamos es hermoso y ciertamente, me gusta el libertinaje de la gente al ir por todos lados en paños menores. A diferencia de Manchester, este lugar es muy cálido.

Hay un fantástico arrebol en el cielo, y el color rojo que éste da se refleja en el agua de la playa en la que estoy.

Han pasado cinco años desde la despedida que me destrozó el corazón. Pero la despedida son eso, ¿no? Después de ellas no queda más que seguir con la vida y la mía estaba llena de cosas buenas que llegaron después de él.

El primer año fue el peor, lloré hasta quedarme sin lágrimas e incluso bajé de peso, el segundo, tuve una retrouvallies que me subió mucho el ánimo, comencé sacar mejores notas en la universidad y pasados los años me gradué con honores.

Confirmé que como lo había pensado hace años, él no era un mal recuerdo. Solo era un recuerdo.

El recuerdo de mi primer amor.

Aunque hayamos renunciando a todo lo que pudimos ser, no me arrepiento. Después de todo, soy fiel creyente del dicho que afirma que por algo pasan las cosas.

No voy a mentir, fue difícil. Dolió todo lo que no había sufrido en los diecisiete años que tenía.

Ahora ya no es parte de mi vida. La maqueta que me regaló en aquella navidad, la doné a un orfanato después de descubrir que el sol estaba hecho de oro. Las fotos de la cabina las tengo en mis manos y las rompo a la mitad, dejando que el viento se las lleve.

Mi parte irracional me grita que me pueden hacer brujería si botó cosas así. Supongo que aún guardo un poco de mi inmadurez.

Annie y Larry se separaron después de tres años, se reencontraron este año y resulta que él tiene una hija. Las cosas se pusieron feas en el paraíso.

Asher nunca tuvo una relación estable con Danis. Lo intentaron y estuvieron visitándose continuamente hasta que decidieron dejarlo.

Seguimos siendo los tres mosqueteros que en algún momento comenzamos a ser y hemos aprendido a derrotar cada obstáculo que nos impida seguir adelante.

El vestido que llevó vuela con la brisa que también hace batir mi cabello castaño y me siento libre y feliz.

Más que todo por recordar la verdadera razón de porque estoy aquí: mi luna de miel.

A mi corta edad he encontrado a alguien que me ha dado todo de lo que Dionis me privó. A pesar de las discusiones y todo lo que ello conlleve, ha sido una pareja que ha roto mis expectativas.

Notó que se acerca con una sonrisa de oreja a oreja. Esa felicidad característica de recién casado. Su cabello negro destaca más y sus ojos del mismo color me enfocan.

Me siento tan feliz, tan llena de vida y paz. No, yo no quería realmente mi vida de adolescente para toda la eternidad. Esta sí. Me siento plena y nada es mejor que eso.

Nada es mejor que tenerlo a mi lado incluso cuando nunca pensé que él sería el causante de un sentimiento tan grande.

Me tiende su mano y yo la tomo, levantándome del suelo arenoso.

—Te amo —le digo y él sonríe satisfecho.

—Y yo a ti, Fideíto.

***

Se acabó lo que se daba, nos leemos en otra historia ;)

 

Renunciando a todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora