q u a t r e.

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—¿así que esa es la chica que acabas de mencionarle a rindou?

escuchó que alguien preguntaba a su lado y acto seguido le rodeaba los hombros con un brazo. giró para encontrarse con ran.

chasqueo la lengua, volviendo a ver a aquellos dos hablar de una forma animada. apretó los puños, pensando consecutivamente "lo mataré, borraré esa sonrisa suya a golpes".

—sé lo que estás pensando, sanzu. cálmate, no hagas una de tus escenas ridículas en nuestro bar.

—que te jodan, ran, es mi problema.

se apartó, decidido a meterle un golpe a ese chico de cabellera larga. pero ran lo tomó del brazo bruscamente para que detuviera su caminata.

—si causas un alboroto dentro o cerca del bar, es también nuestro problema. piensa un poco con la cabeza y no con tu ira, imbécil. a parte, ¿cómo crees que reaccionará la chica al verte siendo tan agresivo por nada?, es decir, míralos, él no la está forzando a nada, no se la ve incómoda, y ustedes dos no son nada como para que la celes.

mierda. tenía razón.
miró una vez más a (n) con el muchacho, ella realmente estaba interesada en lo que fuera que estuvieran conversando. ya la había visto disgustada una vez -cuando se conocieron esa noche- y se notaba a kilómetros de distancia que este no era el caso.

suspiró, soltando el agarre que el hermano mayor de los haitani mantenía en su brazo. el otro pareció entender que se puso a pensar la situación con calma así que le permitió apartarse.

—de todas formas, yo que tú ando atento a que no se descuide ni un segundo. no dudes que en donde la encontremos perdida, rindou y yo la ayudaremos a encontrar la salida con gusto.

añadió el chico, recibiendo por parte del pelirosado una muy mala mirada, porque sabía que no era una broma, eran capaces de arrastrar a la chica a sus juegos sucios y asquerosos.
ran le sonrió y después se fue, desapareciendo entre las personas. y por su parte se dirigió hasta la fémina, colocando una mano en la espalda de ella, causando que la otra diera un pequeño salto en su lugar, sorprendiéndose por el tacto repentino.

—lamento tardar, me entretuve hablando con un amigo.

se excusó, y ella le sonrió, contestando que no pasaba nada.

—¿son novios?

preguntó el pelinegro, mirando atentamente la mano del otro sujeto en la espalda de la chica que acababa de llamar demasiado su atención.

—no.
—sí.

respondieron los dos al mismo tiempo, sanzu afirmando, (n) negando. ella miró otra vez al de cicatrices con una cara de "¿acabas de fumarte algo o qué?". lo cual obviamente a él no le gustó para nada, ¿acaso quería que el otro supiera que era soltera?, ¿para qué?, ¿para acostarse?, quería golpear algo.

—uh, bueno, supongo que debe haber una relación confusa entre ustedes. como sea, me voy, (n), que tengas una buena noche. espero verte en otra ocasión.

—ha sido un placer, baji. pásala bien tú también.

y con una última sonrisa el pelinegro se fue, llevándose consigo la bebida que había ido a pedir únicamente para utilizarlo como excusa y acercarse a la chica que le interesó desde que la vio caminar entre las personas.

—¿qué ha sido eso?, ¿mh?

preguntó ella, mirándolo con diversión. no sabía si el impropio acababa de hacer una escena de celos muy disimulada y silenciosa o era cosa suya.

—lo siento, creí que te estaba incomodando y necesitabas una excusa para que se largara.

—para nada, es más, intercambiamos números.

no tendría que haberlo dicho, pero siempre le pasaba que primero hablaba y después pensaba, era un defecto que nunca pudo cambiar.

"vaya, eso sí será un problema", pensó sanzu, forzando una sonrisa y cambiando rápidamente el tema para evitar explotar.

[ . . . ]

las horas pasaron, ellos dos estuvieron bebiendo hasta apróximadamente las cuatro de la madrugada, hablando de diversos temas, riendo, incluso bailaron. sanzu no la presionó a que lo hicieran cerca, pero ella de todas formas se terminó pegando al cuerpo del pelirosado al estar un tanto tomada y no tan consciente de sus acciones.

la (n) ebria era más divertida y suelta, arrastraba las palabras, se reía por nada, era realmente adorable ante los ojos de sanzu. se aseguró de acompañarla para todas partes, incluso al baño -aunque en ese caso se quedó afuera, esperando-,  ya que la chica en más de  una oportunidad se tropezó, pero nunca llegó a caerse.

—¿quieres que te lleve a tu casa?

le preguntó, esperanzado en que le diría que sí y que por fin sabría legalmente la dirección de ella.
(n) asintió, tenía los ojos entrecerrados, ya que no estaba más en el entorno de música alta y personas a su alrededor se relajó, causando que empezara a sentir cansancio.

caminó junto al pelirosa hacia el vehículo de este. él la ayudó a subir y la acomodó en su asiento para después rodear el auto y subirse en el asiento de piloto.
con dificultad la fémina dijo la dirección, sanzu se puso en marcha.

media hora después se encontraba estacionando frente a la casa, la ayudó a bajarse y la dejó en la puerta.

—¿quieres pasar?, es muy tarde, puedes dormir conmigo.

no iba a mentir, se sorprendió cuando le ofreció semejante cosa, si bien sabía las posibilidades de que algo ocurriera entre ellos dos esa noche eran nulas debido a la ebriedad y cansancio de ella, la sola idea de dormir abrazado al cuerpo femenino o en la misma cama, le emocionaba.

—me encantaría, linda, pero no quiero que mañana despiertes y lo hagas incómoda ante la idea de que nos acostamos.

le emocionaba, pero no podía. la que le ofrecía dormir a su lado era la (n) ebria, no sobria, y él quería que ella estuviera completamente consciente al momento de ofrecerle eso, incluso si sólo era para realmente dormir. quería que estuviera consciente para que se acordara de la sensación que le brindaría su cuerpo al abrazarla.

a parte, no quería verse como un aprovechado, debía ser paciente, igual forma sabía que tarde o temprano ella sería suya.

estaba destinada a serlo, quisiera o no.

—está bien, buenas noches sanzu, gracias por traerme, eres muy lindo.

se sintió bien ante el cumplido, se decía que los borrachos decían la verdad. tal vez (n) pensaba que él era lindo pero no lo admitía sobria por vergüenza.

ella se acercó para saludarlo con un beso en la mejilla, aunque terminó haciendo un movimiento raro, la cuestión es que el beso fue a parar en la comisura de sus labios, justo en una de sus cicatrices. se estremeció ante el tacto.

(n) metió las llaves en la cerradura, abrió la puerta y la cerró, dejando a un sanzu muriéndose internamente.

bien, la salida había sido muchísimo mejor de lo esperado, quitando la parte del pelinegro. como dijo, eso sí era un problema, tendría que haber aprovechado que estaba ebria para fijarse dónde tenía el número anotado o revisar su celular... aunque no sabía el nombre del chico, así que hubiera sido difícil borrar el contacto intruso.

tendría que esforzarse, no quería competencia, no quería compartirla. y si tenía que matar al otro para quitarlo de su camino, lo haría sin titubear.

yandere boy. ┊ w/ sanzu haruchiyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora