q u i n z e.

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cuando abrió los ojos ya era de día, lo notó por la luz del sol que ingresaba mediante la ventana.
no reconoció el techo, ni la habitación donde se encontraba.

el aroma que la envolvía no era el suyo, sino uno más varonil.
no recordaba nada de lo que pasó, así que se puso a pensar, intentando recuperar las memorias perdidas.

recordaba haber pasado el día con baji, luego llegar a su casa, atender a sanzu, escuchar sus disculpas y su justificación un tanto estúpida pero que decidió creer, perdonar y darle una oportunidad.

—te invito a comer sushi, vamos.

esas palabras resonaron en su cabeza.
¿habían ido a comer al final?, el otro prometió que volverían a su casa antes de las doce para que pudiera pasar tiempo con haru.

fragmentos empezaron a aparecer, ella leyendo el menú, luego haruchiyo diciendo que se dejaría conocer, finalmente se besaron. un sabor amargo y extraño sintió en ese beso, después de aquello todo se tornó negro.

cerró los ojos, forzando a que su cabeza siguiera pensando. nuevamente le cayeron fragmentos.
salían del restaurante entre risas y tropezones, sanzu se había caído al suelo y ella no paraba de reír, no pudiendo ayudarlo debido a que sus carcajadas no cesaban. viajaban a una velocidad alta, a (n) parecía no importarle, estaba demasiado ida.
un ascensor borroso, los dos se metieron y subieron a un piso que no lograba distinguir.

cuando entraron al departamento se besaron, la ropa fue desapareciendo a medida que caminaban de forma torpe a la habitación, y ahí acabaron teniendo sexo.

al llegar a esa última escena nuevamente abrió los ojos de golpes, sentándose en la cama, notando que lo único que llevaba encima era una camisa cuyo dueño supuso sería sanzu, pues era poco más grande que su cuerpo y más larga.

miró completamente la habitación, no habían fotografías ni ningún tipo de cosa donde se mostrara a sanzu o su familia. el cuarto sólo era decorado por la cama matrimonial, unos cuantos muebles, una televisión, lámparas y un ventanal que daba directo a un balcón.

era una habitación común y aburrida, ¿debía pensar que estaban en un hotel de pasada o realmente allí vivía sanzu?

se levantó de la cama, y casi al instante sus fosas nasales inhalaron el olor de café recién hecho. se dejó llevar por dicho aroma, llegando a la cocina.

la imágen que tuvo a continuación era digna de fotografiar; sanzu utilizando unos pantalones de pijama, sin prenda superior alguna, no lo tenía de frente, por ende podía admirar a la perfección su espalda desnuda. estaba intentando hacer algo que supuso sería hotcakes, no logró adivinar del todo bien ya que había un ligero olor a quemado también.

—¿qué estás haciendo?

le preguntó con tranquilidad.
recién despertaba, no quería empezar a discutir sobre qué cosa le dio anoche y por qué no recordaba nada de lo sucedido.

el contrario se asustó por un segundo, creyó que seguiría dormida. volteó el rostro brevemente, regalándole una sonrisa.

si no la hubiera golpeado entonces estaría cayendo cada vez más enamorada del chico.

—estoy intentando cocinar. creí que podría sorprenderte con el desayuno pero ya te haz despertado.

—¿intentando?, ¿eso quiere decir que no sabes?

—la verdad es que no.

no necesitaba cocinar, podía contratar a veinte personas para que le prepararan el desayuno, almuerzo y la cena. sin embargo si quería que la otra olvidara totalmente lo ocurrido entonces debía empezar a portarse dulce otra vez.
mientras (n) se mantuviera alejada de los hombres, él podía seguir siendo un "caballero".

yandere boy. ┊ w/ sanzu haruchiyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora