cuando abrió los ojos otra vez, se encontró con ran tirado en el suelo y sanzu enfrente suyo.
el pelirosa había golpeado al otro.
la gente dejó de estar metida en lo suyo para prestar atención a la escena que haruchiyo había montado. el mencionado ignoró las miradas sobre él y se dedicó a mirar a (n); en sus ojos se notaban el enojo, era la primera vez que lo veía tan furioso. ni siquiera cuando atendió la llamada de baji lo vio así.
ran se levantó con una sonrisa en su rostro y automáticamente recordó sus palabras «porque me divierte molestarlo». ¿era un sádico o qué?, ella después de un golpe así estaría o llorando o maldiciendo, no sonriendo.
rindou apareció, empujando a la gente para poder pasar y se colocó al lado de su hermano, dispuesto a defenderlo.—¿de verdad eres tan fácil?
sanzu se dirigió a ella, y (n) soltó una risa irónica, no le causaba nada de gracia la situación, se arrepentía de haber aceptado la ayuda de ran, si sabía que eso pasaría no la habría aceptado. es más, debía admitir que tenía miedo por la mirada y el tono con el que el pelirosa le habló, pero sus palabras la hicieron enfurecer.
—¿estás de broma?, ¿me dices fácil a mí cuando tú eres el perro arrastrado por otra mujer?
el contrario se acercó a ella de golpe, y tuvo que alzar el rostro para enfrentarlo.
—primero con baji, ahora con ran, ¿quién es el siguiente?, ¿rindou?
—bueno, no es una mala id-
intentó contestar, ella no se dejaría intimidar por palabras, era libre de acostarse y besarse con quien se le diera la gana mientras estuviera soltera, pero haruchiyo le dio una cachetada, haciéndola voltear el rostro y callarse.
la gente empezó a murmurar entre sí.
—que poco hombre, golpeando a una mujer.
—¿sabían que este es el dueño del bar?, ese tipo de acciones dice mucho de su persona.
alcanzó a oír entre los murmuros.
sintió que la mejilla le ardía y las lágrimas se asomaban en sus ojos. había dolido como el infierno.—quizás a los golpes entiendas que eres sólo mía.
la tomó de la muñeca y obligó a que lo siguiera fuera del bar, recibiendo por parte de las personas varios insultos que ni siquiera le importó.
el agarre en su muñeca era fuerte, no sabía si dolía más ese toque o el golpe que recibió en la cara.
cuando dijo que podía acostumbrarse a lo agresivo si se trataba de sanzu, no hablaba de ese tipo de agresividad.—me estás lastimando, suéltame.
exigió, tironeando su propio brazo para que la dejara en paz. después de esa acción lo veía capaz de golpearla a puño cerrado, pero de todas formas no se daría por vencida, no dejaría de insistir y definitivamente no se arrastraría.
haruchiyo la soltó, quiso salir corriendo pero el otro se lo impidió al tomarla de los hombros, ejerciendo la misma presión sobre los mismos.
—me das asco.
la miró con repulsión, y ella sintió ganas de vomitar. ¿cómo pasó de comportarse dulce a ser una auténtica basura?, no lo reconocía.
se preguntó a sí misma si a esa actitud es a la que se refería baji.el pelinegro le había advertido que no se confiara en haruchiyo, que algo malo tenía, y ella como idiota lo defendió, diciendo que no fuese tan rudo con el de cicatrices.
ahora entendía por qué le dijo tal cosa.