—¿qué tienes pensado hacer?
preguntó el pelinegro mientras le tendía un helado. cuando la fémina lo agarró, agradeciéndole a lo bajo, keisuke tomó asiento a su lado.
después de que (n) calmara su llanto, baji le dio la idea de salir a tomar aire y comer algo, ella aceptó, así que la tienda quedó a cargo de chifuyu, pues kazutora no había ido ese día porque tuvo que hacer unos trámites.
pasaron primero por un parque, él le dijo que se quedara sentada en lo que iba a comprar helado para los dos, le preguntó por su sabor favorito y después fue al puesto de helados que estaba a una cuadra de distancia.
—no volveré a hablarle. me duele hacerlo, pero tendré que ir cortando lazos definitivamente con él.
—yo diría que lo denuncies, (n). tienes el golpe en tu mejilla como evidencia y testigos en el bar, dijiste que los... ¿los cómo?
—haitani.
—eso mismo. que los haitani vieron la escena y que incluso uno fue golpeado por sanzu.
—son amigos, no sé si van a ayudarme con eso, no creo que les guste la idea de relacionarse con la policía. a parte de, primero, cuando haruchiyo me golpeó ninguno intervino para detenerlo, ¿qué te hace creer que tendrán la suficiente empatía como para testificar a mi favor?, y segundo, ran estaba sonriendo después de ser golpeado, eso me hace pensar que no se enojó por la acción de sanzu.
lamió un poco del helado, a la par miraba a los niños correr de aquí para allá. algunas madres estaban reunidas debajo de un árbol, charlando animadamente mientras que vigilaban que sus hijos no hicieran nada incorrecto.
—que gente tan rara, me frustra.
dijo el contrario, suspirando.
esperaba nunca encontrarse con sanzu porque sino se encargaría él mismo de romperle la cara a golpes. no importa si hoy en día ya no estaba metido en el tema de las pandillas y no fuera golpeando a la gente porque sí, mantenía su conocimiento y su fuerza.—gracias por apoyarme, kei. creí que te ibas a enojar conmigo. tú me advertiste y aun así yo fui-
—sh, no quiero seguir escuchando. te dije que no era tu culpa, mantengo mi palabra. si bien yo te advertí de que tuvieras cuidado, no es motivo para merecer ese golpe, ni ese trato.
la fémina asintió, entendiendo su punto.
de todas formas se seguía sintiendo culpable por haber permitido eso.una parte suya sabía que no se lo merecía, la otra le decía que eso pasó porque dejó que ran intentara besarla. si nunca se hubiera ido a bailar con él, entonces no habría desatado la ira de sanzu.
pero una persona violenta lo sigue siendo por más buena conducta que tengas.
[ . . . ]
haruchiyo no estaba arrepentido de lo que hizo.
si ella con palabras y un beso no pudo entender que sólo le pertenecía a él, entonces quizás con violencia lo haría.(n) quisiera o no, era suya, siempre lo sería, hasta que él se cansara de ella. cuando eso pasara entonces planeaba desecharla como si de un muñeco se tratase.
sin embargo notó que ante los ojos de ella, esa cachetada fue ir demasiado lejos, cruzó un límite que no debió, y ahora volvía a estar lejos de ella.
¿una disculpa falsa sería suficiente?, en el suceso de baji, haberse disculpado pareció ponerla contenta y bastó para que volvieran a hablar. pero una cosa era algo estúpido como contestar una llamada ajena y otra haberle puesto la mano encima.
lo intentaría, no perdía nada.
si no aceptaba sus disculpas, la obligaría a hacerlo.[ . . . ]
—cualquier cosa extraña que pase me llamas, (n), ¿entendido?, no importa si son las cinco de la madrugada, tendré el celular al lado y con el sonido bien alto para escuchar y atenderte. iré a donde sea que estés.
indicó keisuke.
eran las siete de la tarde, el día se le pasó volando. después del helado fueron a almorzar algo, luego a pasear; durante el trayecto baji le estuvo hablando de otros temas, haciéndola reír en más de una oportunidad.incluso le compró un peluche, ¿por qué?, porque a él le había gustado y ya. (n) lo aceptó, olvidándose de lo sucedido con haruchiyo, hace rato no tenía un día tan bueno como ese.
el pelinegro le había invitado a cenar a su apartamento, también a dormir ahí, diciendo que ella podía ocupar su cama mientras que él el sofá de su sala.
mencionó que chifuyu era su vecino, así que podían hacer noches de película, incluso invitar a kazutora si ella quería.le pareció una increíble idea, pero la rechazó amablemente, pues haru estaba en casa solo. no le gustaba que estuviera tanto tiempo en soledad.
baji entendió su motivo, no insistió más y por último agregó que mejor le cambiara ese nombre tan horrible al pobre gato.tal vez lo llamaría kei, después de todo el felino era dulce y cariñoso como baji, no violento y mentiroso como haruchiyo.
—está bien baji, ten cuidado y avísame cuando vuelvas, ¿bien?, gracias por absolutamente todo. te quiero.
lo envolvió en un abrazo, sintiéndose segura.
—también te quiero, linda. cierra la puerta con llave.
se separaron del abrazo y se despidieron con un beso en la mejilla.
ella ingresó a la casa, cerrando la puerta y encendiendo las luces, dejando el peluche sobre un mueble cercano. fue rápidamente recibida por el felino, quien venía corriendo a su dirección.lo alzó en brazos y se dedicó a llenarlo de besos, causando que el pequeño empezara a ronronear.
la puerta detrás suyo fue golpeada, hace menos de tres minutos que baji se había despedido de ella, sacó la conclusión de que se trataba de él y no de sanzu porque este último no le mandó un mensaje en todo el día para charlar sobre lo sucedido.imposible que apareciera de repente.
dejó al pequeño, cuyo nombre se debatía si cambiarlo a kei o dejarle haru, en el suelo y giró el picaporte de la puerta, abriendo.
—¿por qué acudes a baji cada vez que te peleas conmigo?