—te ves hermosa, al igual que siempre.
halagó sanzu al verla salir de la casa utilizando un vestido color negro.
ya habían salido en otras oportunidades, siendo testigo de verla usar prendas de diferentes colores; pasteles, oscuros y una mezcla de ambos. a él se le hacía más atractiva cuando utilizaba colores oscuros.—gracias, tú te ves precioso, igual que siempre.
devolvió el halago, tomando asiento en el lugar del copiloto. antes de abandonar su hogar se encargó de dejarle bastante comida, agua y juguetes a haru, le daba lástima dejar al felino solo pero cuando ya estaba a punto de salir lo vio cómodamente durmiendo en su cama.
después de unos treinta y cinco minutos se encontraban bajando del vehículo, dirigiéndose a la entrada del bar. fuera del mismo había una gran fila de gente esperando entrar, y el hombre de seguridad al ver a sanzu automáticamente se movió de su lugar, permitiéndole el acceso.
—ventajas de ser amiga del dueño.
agregó en broma. si hubiera ido con sus amigas entonces tendría que comerse la gran fila para ingresar recién dentro de dos horas.
haruchiyo se rió en respuesta y la tomó de la mano para llevarla hasta la barra, allí tomaron asiento.—estaba pensando en llevarte a mi departamento luego.
mencionó el pelirosa tras pedir dos tragos. (n) se sorprendió, nunca, en los meses que llevaban conociéndose, el contrario hizo mención alguna sobre el lugar donde vivía.
recién en ese momento se enteraba que lo hacía en un departamento y no en una casa.—¿por qué la invitación repentina?, ¿piensas matarme y vender mis órganos al mercado negro?
él soltó una carcajada, negando con la cabeza mientras agarraba el vaso con su trago y daba varios sorbos.
—creo que ya es hora de que me vayas conociendo mejor, ¿verdad?, estoy seguro de que sientes curiosidad acerca de toda mi vida. conocer donde vivo puede ser un gran avance, pues dicen que la casa de uno habla bastante sobre el dueño.
ella estuvo de acuerdo, dependiendo de cómo era el estado de tu hogar fácilmente podía definirte como persona.
por ejemplo la suya era ordenada y sencilla, como ella.—me parece perfecto, pero si intentas hacerme algo no dudaré en clavarte uno de estos.
señaló con el dedo índice sus tacones, no eran altos porque no sabía caminar con tanta altura, recordaba que una vez, intentando impresionar al chico que le gustaba, los usó y se terminó cayendo de boca al suelo, pasando una de sus vergüenzas más grandes hasta hoy en día.
—con esa amenaza mejor me lo pienso dos veces.
se sonrieron y siguieron tomando hasta acabar con la bebida, entonces sanzu pidió otros dos tragos más.
y así avanzó de a poco la noche, parte de la madrugada también. prácticamente como la salida que tuvieron cuando conoció a baji.creyó que todo sería normal, que nada extraño ocurriría, pero se equivocó.
—¡sanzu!
la exclamación de una mujer que no era (n) interrumpió la charla agradable que ambos mantenían. estaban discutiendo sobre una película que habían visto en común.
tanto la fémina como el pelirosa miraron a la mujer acercarse. haruchiyo hizo una mueca cuando la reconoció.
—hannah, tanto tiempo.
fingir amabilidad no era lo suyo, su voz se notaba disgustada, pero eso (n) no lo notó, estaba más concentrada viendo cómo aquella chica envolvía en un abrazo apretado a sanzu.
tomó de golpe lo que restaba de su trago y el bartender enseguida le sirvió más.
—es un gusto verte de nuevo, cariño.
casi se atraganta al escuchar ese apodo.
¿cariño?, miró la mano de la chica y luego la mano del pelirosa, verificando que no hubiera ningún anillo de compromiso que de casualidad anteriormente no haya visto.lo único que le faltaba es que sanzu fuese casado y ella se venía a enterar recién ahora.
—ajá.
—¿y ella quién es?
—hannah, ella es (n).
—un gusto, linda. ¿eres mi reemplazo?
—¿reemplazo?
alzó una ceja, ¿reemplazo de qué?, ella no era la segunda opción ni sobras de nadie.
—oh, ¿no le haz contado sobre nosotros?
¿nosotros? se repitió mentalmente. le sonrió a la pelirroja falsamente y continuó bebiendo, queriendo embriagarse para no estar consciente y olvidar la imágen mental de hannah aún pegada a sanzu.
¿estaba celosa?, definitivamente.
ahora entendía el comportamiento de haruchiyo cuando la vio con baji.
sin embargo ella no repetiría esas mismas acciones.—no importa, tienes tiempo de sobra para contarle eso. me enteré de que eres dueño de este bar junto a los haitani, ¿me equivoco?
—no.
—perfecto, vine porque te quiero hablar sobre un negocio que probablemente tanto a ti como a mikey les interese. (n), ¿te molesta si me lo llevo un rato?
iba a contestar que hiciera lo que quisiera pero la otra no le dio ni tiempo, arrastró a sanzu de la mano consigo.
¿mikey?, ¿los haitani?, ¿un negocio?, miles de preguntas rondaban por su cabeza. tenía dos nombres desbloqueados, nunca antes los escuchó.
soltó un suspiro, si llegaba a visitar el departamento de sanzu entonces aprovecharía para ver si podía resolver sus dudas, después de todo aquél dijo que se dejaría ir conociendo, ¿no?—otro, por favor.
le pidió al bartender, alzando su vaso en señal de que necesitaba beber más.
en lo que el otro preparaba la bebida, ella miraba a lo lejos al de cicatrices sentado en una mesa junto a la pelirroja. estaba sonriendo, pegado a la mujer, charlando.¿cuándo fue la última vez que sintió unos celos tan infernales?
—gracias.
agradeció al hombre por el trago, agarró el vaso, atinando a beber, pero una mano impidió que lo hiciera.
—creo que la chica de sanzu ya ha bebido suficiente, ¿verdad?
—creo que sí.
el sujeto que le arrebató el vaso se posicionó a su izquierda, el dueño de la segunda voz a su derecha.
uno tenía el cabello largo, el otro corto, ambos compartían el color lila y un tatuaje de un símbolo extraño en el cuello.—no soy la chica de nadie.
dijo, un poco enfadada.
¿cómo sanzu podía ser tan posesivo y luego ser un maldito arrastrado con la primer mujer que se le acercara?—¿no?
—no, y no les incumbe si tomé suficiente o no.
sentenció, arrancándole el vaso al de cabello corto para beber el alcohol de un sólo trago. ambos chicos silbaron al mismo tiempo.
ahora que los veía un poco mejor se parecían, ¿serán hermanos?, ¿parientes?—ahora noto por qué sanzu está tan interesado por ti.
—como no es la chica de él, eres libre de meterte con quien quieras, ¿verdad?, ¿quieres jugar un rato, bonita?
el de cabello largo le sonrió y apoyó una mano en su espalda baja, iba a apartarse pero los otros volvieron a hablar.
—ran haitani.
—rindou haitani.