Hand Holding

1.8K 239 6
                                    

Tras una larga jornada en la que recorrieron distintos puntos de la ciudad buscando a múltiples personas y resolviendo asuntos diversos, por fin ya era momento de volver a su guarida. Probablemente beberían y comerían algo rápido mientras jugaban un poco a las cartas hasta que los venciera el sueño.

Seishu parecía estar en su propio mundo, de seguro preocupado en todo lo que reestablecer a los Black Dragons se refería. Un rato atrás había discutido con Taiju y era evidente que aún estaba de mal humor por ello.

A Hajime le hubiera gustado distraerlo aunque sea un poco, pero la verdad es que no lograría nada con intentarlo. Inupi era muy obstinado cuando quería y él estaba demasiado cansado.

Mientras caminaban miró al chico de reojo, el uniforme impecable a pesar de todo, el cabello rubio reflejando el brillo de las luces nocturnas y los ojos claros perdidos hacia el infinito.

Bonito, muy bonito.

Las pisadas del chico de cabello azabache prácticamente imperceptibles, en tanto que los tacones de Inupi quebraban el silencio presente en la tranquila calle con determinación. Aquel tipo de calzado se había vuelto un sello del rubio, el sonido tan característico anunciaba su presencia y si a Koko le preguntaban sin duda a nadie le lucirían tan bien como a Inupi.

El chico los usaba con tanta habilidad que lo hacía parecer fácil, Koko estaba acostumbrado a verlo caminando así y a mirar un poco hacia arriba para compensar la diferencia de altura.

Por eso fue una sorpresa cuando vió al chico trastabillar.

Agradeció tener reflejos rápidos que le permitieron sujetarlo de la cintura antes de que el rubio cayera de bruces al suelo.

— Mierda. — Susurró Inupi.

— ¿Estás bien?

— Sí, gracias. Fue más el susto que nada.

Koko rió, sus manos aun fuertemente sujetas en el cuerpo contrario.

— Eso pasa por ir pensando en estupideces en lugar de prestar atención al camino. — Lo molestó un poco.

El rubio frunció el ceño y sus mejillas se colorearon de una súbita vergüenza que fue incapaz de controlar. Sus manos se dirigieron a las del otro chico para quitarlas y seguir avanzando.

Sin embargo, un arranque de valentía invadió a Koko, quien se apresuró en entrelazar sus dedos.

— Mejor vayamos de la mano, así te sujetas de mí. — Dijo volteando el rostro para que Inupi no viera que su propio rostro también enrojecía. — Ya sabes, por si vuelves a tropezar.

Seishu hubiera querido responder, pero sinceramente estaba sin palabras y caminó en automático cuando Koko dio un pequeño tirón para que siguieran su trayecto.

Hajime tenía el pulso acelerado, la sensación de la mano cálida de Inupi contra la suya iba a matarlo de un infarto.

¿En qué momento se atrevió a tanto?

No tenía idea qué rayos estaba haciendo, pero toda la situación era simplemente increíble. Un sueño hecho realidad que Koko ni siquiera sabía que necesitaba.

El rubio también emocionado, la piel del contrario era mucho más suave que la suya acostumbrada a dar golpes y eso estaba poniéndolo nervioso.

Oh no.

Podía sentir su mano empezar a sudar.

Seguro a Koko le resultaría asqueroso así que con prisa se soltó.

Lástima que con tanta inquietud volvió a tropezar y el contrario nuevamente lo sujetó.

— ¿Qué haces? — Se carcajeó Koko.

— N-Nada.

— No voy a dejarte ir.

El pelinegro apretó con fuerza su mano.

— Estás hecho un torpe hoy.

Seishu prefirió no responder, en su lugar siguieron caminando el resto que les quedaba, cada uno abrumado por las mariposas revoloteando felices en su estómago ante la cercanía del otro.



Love Test - [Kokonui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora