Sentado en el pequeño banquillo dió un par de resoplidos mientras paseaba la esponja enjabonada a través de su abdomen, cada pequeño movimiento era una tortura, trabajando en el taller había hecho una mala maniobra y ahora cada vez que movía el cuello lo recorría una corriente eléctrica de dolor puro. Le habría gustado poder quedarse tranquilo y no tener que ducharse, simplemente acostarse a descansar y ya, pero el sudor era asqueroso y no podía darse el lujo de dejarlo así.
Escuchó la puerta de la entrada abrirse y la voz de Koko anunciando su llegada; no le hacía especial gracia tener que pedir ayuda, pero supone que es hora de dejar el orgullo de lado ya que le sería imposible seguir solo.
— ¡Koko, ven! — Alzó la voz un poco avergonzado.
El sonido de pasos acercándose fue claro.
— ¿Estás en el baño? — Preguntó el otro chico.
— Sí, pasa.
La puerta corrediza se deslizó con suavidad dejando ver a Koko en su habitual traje para ir a trabajar.
— Hey ¿Qué tal?
— Estoy hecho papilla. — Suspiró. — Me duele todo ¿Puedes ayudarme un poco? Al menos la espalda estaría bien.
Hajime asintió de inmediato con energía.
— Déjame cambiarme de ropa y vengo de inmediato.
— Solo quítatela y ya. — Rodó los ojos el rubio. — De todas formas vas a bañarte más tarde ¿no?
El pelinegro se cubrió el rostro fingiendo vergüenza.
— Inupi por Dios, estás hecho un atrevido, ve más lento que soy un chico tímido. — El rubio le tiró la esponja en su mano. — ¡Oye, cuidado!
Koko se carcajeó divertido mientras se apartaba un minuto para desvestirse y dejar su ropa impecablemente colgada en una percha cercana. Cuando apareció de nuevo ante la vista de Inupi, éste lo examinó de pies a cabeza sin disimulo alguno y esta vez la vergüenza en Koko fue real.
— Inupi ya no me mires. — Dijo mientras buscaba otro banquito para sentarse tras el chico.
— Como si hubiera alguna novedad.
— ¿Andamos de buen ánimo, eh? — Le dió una pequeña palmada en el hombro que hizo al rubio quejarse.
— Idiota, con cuidado.
Koko simplemente sonrió buscando y tomando la esponja para empezar a pasearla a través de la espalda del chico. Le gustaba mucho admirar la piel de Inupi, tan lisa y uniforme en color, apenas un pequeño lunar asomaba por el costado derecho y eso no podía llamarse por nada del mundo como una imperfección, a él le encantaba darle un beso ahí de vez en cuando, haciendo a su novio retorcerse y quejarse por las cosquillas que le daba. Siguió con los brazos en apariencia relativamente finos, pero en realidad bastante musculosos, en ellos asomaban algunas manchitas cerca del hombro, Inupi solía decir que su madre tenía algunas pecas y eso le hacía pensar que de exponerse más al sol quizá el chico también las tendría.
Tomó el cabezal de la ducha para enjuagar, regulando la temperatura antes de lanzar el chorro de agua contra la piel del chico.
— Las piernas ya están listas. — Habló Inupi cuando terminó. — Solo necesitaba ayuda con eso, puedes bañarte tranquilo.
— ¿Y el cabello?
— Puedo hacerlo solo.
— No seas obstinado Inupi. — Suspiró Koko. — Te duele el cuello de nuevo ¿no es así? Mejor te ayudo. — Tomó una pausa para buscar el shampoo cuando recordó algo. — ¿Llenaste el ofuro?
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Love Test - [Kokonui]
Hayran KurguTantas líneas de tiempo y en cada una de ellas una inmensa cantidad de probabilidades de estar juntos: disfrutando, riendo, amando. Serie de one shots y drabbles de Koko e Inupi inspirada por el reto FluffTober (organizado por la página EsdeFanfics...