Forehead Kiss

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Koko solía ser el primero en despertarse todas las mañanas, Inupi era de sueño pesado por lo que una vez la noche llegaba y se disponía a dormir, la tarea de despertarlo al día siguiente recaía en él. Poner alarmas era inútil, podían sonar múltiples veces y el rubio seguía durmiendo como si nada, casi como si hubieran puesto música especial para que él descanse.

Koko apagaba la alarma con rapidez, odiaba el molesto sonido así que se tomaba unos minutos para despejarse de aquella sensación y luego estirar un poco sus hombros y cuello.

A continuación, la obligación de cumplir su responsabilidad.

¿Cómo despertar a Inupi?

Le gustaría decir que con solo susurrar en su oído y darle una cuantas caricias el chico se despertaría mágicamente y le saludaría con cariño.

Pero la cruda verdad es que no había otra forma más que zarandearlo con toda la fuerza que podía.

Y eso podía tener dos reacciones: Inupi despertándose con pésimo humor, dejándolo con la desgracia de ver al chico toda la mañana con el ceño fruncido; o verlo apenas reaccionar y andar como un zombie. Prefería la segunda, pero tampoco es como si fuera su favorita.

Tomó un par de respiraciones para darse ánimos.

También le gustaría decir que su ejercicio físico de las mañanas era hacer el amor y no zamarrear a su novio hasta que ya no sintiera los brazos de tanto hacer fuerza.

Estaba de rodillas sobre la cama acercándose ya preparado cuando Inupi se giró de súbito.

— Oh, hola.

No supo cómo reaccionar.

— Me desperté un poco antes de lo normal. — Sonrió Seishu al verlo sentado en silencio.

Sonrió.

Dios, Inupi sonriendo por la mañana era tan bonito.

¿Aquello era un sueño? ¿Todavía estaba durmiendo?

— Es sábado, no sé por qué alguien saldría a cortar el pasto tan temprano. — Continuó el rubio acurrucándose sobre sí mismo. — Sentí la máquina y me desperté, no sé cuánto rato llevo así, he intentado dormirme de nuevo pero no puedo.

Koko seguía sin aire, no podía creerlo, su Inupi conversando de buen ánimo.

El rubio lo miraba fijamente sin entender muy bien que pasaba por su mente, así que con preocupación se sentó también en la cama.

— ¿Te pasa algo?

Entonces Hajime reaccionó y se le abalanzó encima riendo a carcajadas ante la mirada confusa del rubio. Luego, empezó a besar todo su rostro: la sien, mejillas, mentón, labios, la punta de la nariz y por último la frente, justo por encima de la cicatriz.

Inupi frunció un poco el ceño, no le gustaba mucho recordar aquella marca en su piel.

Sin embargo, Koko la amaba como a cada parte de él y estaba 100% convencido de que aquella cicatriz solo le añadía más atractivo.

Además era la prueba que marcaba el principio de todo lo que llevaría su relación hasta lo que era ahora.

Era valiosa porque estaba en Inupi, e Inupi era todo para él.

— Te amo mucho. — Hajime lo decía con toda certeza, sintiéndolo desde el fondo de su corazón.

Seishu se veía algo cohibido, aún sin entender del todo aquel repentino ataque de besos.

— Yo también... Te amo. — Habló en voz baja, perdiéndose en los rasgados ojos obsidiana que brillaban expectantes.

Koko lo abrazó con fuerza, deleitándose con la sensación de sus tibios cuerpos unidos durante largos minutos.

— Solo me desperté por casualidad. — De repente interrumpió Inupi quien comenzaba a entender un poco qué había sido lo diferente a cualquier otro día y que había detonado esa situación. — Me gusta dormir.

— ¿Podrías intentar despertar antes de vez en cuando? — Suspiró Koko. — Es una linda sorpresa para mí...

Seishu pareció pensarlo con seriedad.

— Lo intentaré.

Y ambos rieron hasta besarse otra vez. 

Love Test - [Kokonui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora