Birthday & Hug

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Hacer regalos a Inupi era una maldita pesadilla para Koko, le sobraba dinero para escoger alguna opción, pero lo complicado era saber qué quería el chico ya que nunca expresaba deseo explícito por algo. Y las ideas revoloteaban por su cabeza, pero ninguna parecía ser lo suficientemente digna de todo lo que él quería darle.

Masajeó su sien, detectando el comienzo de una cefalea ante tanta tensión.

Mientras buscaba un par de pastillas reflexionaba en los cumpleaños pasados del chico, llevarlo a comer y comprarle algo de ropa era lo de siempre y Seishu cada vez se veía feliz por ello.

Sin embargo, él sentía que ya no era suficiente.

Todo eso podía hacerlo simplemente con sus amigos y ya está, se supone que ellos eran pareja y las cosas debían ser diferentes entre ellos, era lo lógico ¿no? Pero era incapaz de pensar en algo.

De hecho, aquella tarde celebrarían con los amigos de Inupi quienes habían organizado una fiesta sorpresa y le había encargado a Koko la tarea de que el chico no se enterase de nada mientras lo llevaba al lugar. No es que le resultase particularmente agradable convivir con toda esa gente, pero ya que es por la felicidad de Inupi no hay de otra que dejar a un lado sus diferencias y unir fuerzas.

Al ir en auto el rubio parecía convencido de que lo llevaría a cenar como era habitual y Koko apretó lo dientes con disgusto ante el pensamiento de que quizá para Inupi sus acciones eran predecibles.

Apartó las malas emociones un rato para enfocarse en la cara de sorpresa que seguramente pondría su novio cuando llegaran.

Excepto que no fue así.

Las luces encendidas de súbito y las serpentinas volando por el aire gracias a la emoción de todos que gritaban al unísono no cambiaron el rostro inexpresivo de Seishu.

Más que sorprenderlo, los sorprendidos fueron ellos.

Todos aún pasmados aplaudieron y el chico los imitó aunque sin demasiada exaltación.

— Espera, espera. — De entre el montón, Yuzuha fue la primera en saltar a decir algo. — Si sabes que organizamos todo esto para ti ¿verdad?

— Sí, muchas gracias. — Inupi dió una pequeña reverencia que no terminó de contentar a los presentes.

— ¿No te asombra? Digo nos esforzamos por tu cumpleaños y todo eso. — Chifuyu fue el siguiente. — ¿O es que ya lo sabías?

Varios parecieron entrar en razón al escuchar aquello y un par de miradas molestas se fijaron en Koko, quien solo se encogió de hombros, él no había dicho nada.

— Sí, cuando estaba hablando con Takemichi hace unos días vi algunos de los mensajes que llegaron a su celular. Fue sin querer aunque no esperaba que Koko también estaba incluido.

Inupi se explicó con calma y todos soltaron un suspiro fastidiado. Takemichi se ganó algunos manotazos y patadas por lo bajo, aun cuando intentó defenderse la verdad es que no podía hacer mucho, siempre arruinaba las cosas sin darse cuenta y ante su torpeza los demás debían resignarse pues Seishu tampoco era del tipo que fingía emociones que no sentía. Ya mucho había hecho con no avisarles con anterioridad que ya se había enterado de todo.

A pesar de la situación debieron tomarse el tema con humor y todo terminó convirtiéndose en un cúmulo de risas y nuevos motivos para molestar a Takemichi que no dejaba de disculparse avergonzado.

La fiesta continuó bastante animada, disfrutando de la buena comida y música en el ambiente. Inupi recibía palmadas en la espalda que lo hacían sonreír, al menos aquellas demostraciones de cariño sí que cambiaban su estado anímico. Las conversaciones eran ruidosas y cuando se instaló el karaoke todo fue un espectáculo, Hakkai se apoderó del micrófono una buena parte del tiempo, cantando con muy poca gracia, pero sí con mucho sentimiento algunas de las más románticas y dramáticas canciones dedicadas especialmente a Mitsuya quien ya no sabía dónde esconderse ante las burlas de todos. La última melodía, un poco más normal, se la dedicó al cumpleañero que aplaudió como si hubiera escuchado ángeles.

Así era Inupi, las cosas que para cualquiera serían impresionantes a él no le inmutaban, pero los pequeños gestos alegraban su corazón con creces.

Koko lo sabía y aún así a veces luchaba por intentar entender aquello sin mucho éxito.

Quizá porque no debería entenderlo, solamente aceptarlo.

Ante la ocurrencia de Hakkai, al momento de su turno Takemichi también le dedicó su canto a Inupi y puso tanto sentimiento que terminó llorando a mares como un padre sensible al ver a su hijo crecer. Koko no pudo evitar burlarse de eso y acabó olvidando sus anteriores preocupaciones para empezar a disfrutar tanto como todos.

La tarde pasó rápido y llena de entretención para los presentes. En un momento determinado Koko perdió de vista a Inupi y decidió ir en su búsqueda, conociéndolo estaría tomándose un momento de descanso.

Y así fue, el rubio estaba en la azotea del edificio en el que estaban, recostado sobre una barandilla mirando el atardecer mientras tomaba un par de respiraciones profundas.

— ¿No debería el cumpleañero estar en su fiesta? — Koko sacó la lengua e Inupi se volteó a verlo.

— Ya voy. — Esbozó una pequeña sonrisa. — Solo estaba reponiendo un poco mis energías, a veces siento que tengo una batería puesta y los chicos son tan animados que hacen que la gaste toda.

Hajime rió ante sus palabras, divertido por su comparación.

— ¿Te quedará energía para compartir con tu novio? — Se acercó y envolvió al rubio por la cintura, recostando su cabeza sobre el hombro contrario.

— Para ti siempre.

Kokonoi sintió su rostro enrojecer de forma inevitable, Inupi continuamente hacía su corazón conmoverse y él no podía hacer nada contra ese hecho.

El rubio acarició su cabello oscuro, deslizando sus dedos a través de las hebras con delicadeza antes de hablar.

— Me alegra que estés pasándola bien.

— Eso debería decirlo yo. — La risa del pelinegro vibró en el pecho del contrario.

— Pues sí. — Inupi sonrío. — Pero sabes, no solamente me dí cuenta de la fiesta sorpresa, también noté lo estresado que has estado todos estos días, no deberías estar así.

— Quisiera no estarlo. — Koko suspiró. — Me frustra la idea de no poder darte todo lo que yo quiero. — Se apartó un poco para buscar en uno de sus bolsillos, sacando una fina pulsera de plata con detalles en zafiro. A continuación, tomó con suavidad la mano de Seishu y rodeó su muñeca con el accesorio. — Es más simple de lo que quería, pero se me hizo muy de tu estilo.

— Lo es, me encanta. Gracias. — Seishu lo abrazó de vuelta, estrechándolo con fuerza y deseando transmitir todas aquellas emociones que le costaba expresar en palabras, pero que sentía de todo corazón. — Koko.

— ¿Mm? — El pelinegro respondió a su llamado.

— ¿Eres mío?

El chico se atragantó un poco, totalmente estupefacto.

— Claro que sí, soy todo tuyo Inupi. — Contestó sin siquiera pensarlo demasiado haciendo que el corazón del rubio se hinchara de alegría.

— Entonces no te preocupes de darme nada, teniéndote no necesito nada más.

Y soltó una de aquellas risas tan inusuales en él, pero que encantaban profundamente a Hajime.

...


¿Se acuerdan que dije que había empezado a leer un fanfic y me absorbí mucho con la historia? Terminé de leerlo recién hace unos minutos porque era bastante largo pero estaba buenísimo sdjsf  Así que ahora que ya lo terminé supongo que no tengo distracciones para seguir avanzando en escribir kfsh 

Muchas gracias por seguir apoyando todo esto <3 Se merecen el cielo

Love Test - [Kokonui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora