Coffee Shop

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Con extremo cuidado cortaba pedazos de pastel que luego acomodaba en elegantes bandejas y platos para finalmente posicionarlos en el mostrador. Era una tarea que requería concentración ya que los productos no eran precisamente baratos y con todas las cuentas que debía pagar (incluyendo los gastos de la universidad) cada centavo de su sueldo era esencial, no podía permitirse errores.

Al terminar lo que estaba haciendo retrocedió para deshacer el moño en su cabello rubio y volvió a armarlo, algunos pelos se habían salido de su sitio y era un peligro que uno de ellos tuviera contacto con la comida.

— Chifuyu ¿De casualidad tienes horquillas que te sobren?

Optó por preguntarle a su compañero, quien limpiaba con parsimonia la máquina de café, el chico tenía el cabello mucho más corto pero usualmente usaba accesorios para sostener su flequillo.

— En mi casillero hay algunas, pero creo que están desperdigadas por todos lados, el otro día le presté a Takemichi y ni siquiera se molestó en ordenarlas cuando las devolvió a su sitio. — Contestó Chifuyu recordando con enojo a su mejor amigo. — En fin, ten.

El chico rebuscó en uno de los bolsillos de su delantal para finalmente darle su llave.

— ¿Takemichi viene hoy? — Aprovechó de preguntar.

— Pidió el día, tiene un examen mañana y como es idiota no se acordaba. — Rió Chifuyu. — Tendrá que estudiar la materia de un mes entero en un solo día.

Seishu esbozó una sonrisa.

— Eso ya está perdido.

— Él se define como un optimista, cree que tiene oportunidad de aprobar, pero nosotros sabemos que tendremos que aguantarlo llorando por ello.

Inupi negó divertido, se apresuró en ir a la parte trasera de la tienda para buscar lo que necesitaba y... Efectivamente el casillero era un maldito desastre, lleno de papeles, envases vacíos de comida, un par de camisas de repuesto, etcétera.

Suspiró, aquello era lo que se obtenía cuando compartías algún espacio con Takemichi. A pesar de que el casillero era de Chifuyu, el chico casi no lo usaba y no tenía problemas en prestárselo a su amigo que era un desordenado por naturaleza.

Le tomó algunos minutos encontrar las horquillas y otros tantos el espejo para por fin acomodar su cabello, despejando su rostro y haciéndolo sentir mucho más cómodo.

Con rapidez volvió al mostrador, donde Chifuyu se le acercó corriendo.

— Date prisa, llegó tu hombre.

Seishu alzó una ceja, sabiendo perfectamente a quién se refería.

— ¿Por qué sería mi hombre?

— Oh vamos, no te hagas el tonto. — Chifuyu sonrió y le dió un codazo en las costillas que lo hizo saltar. — El tipo viene todos los días a verte y ni siquiera disimula, intenté tomar su orden, pero preguntó de inmediato por ti.

Seishu suspiró mientras tomaba su libreta y el bolígrafo más cercano. No podía mentir, sinceramente atender al hombre lo ponía nervioso.

Y no es que fuera en el mal sentido.

Su nombre era Kokonoi Hajime, hace algunas semanas se había presentado, trabajaba en una empresa cuyas oficinas estaban cerca de la cafetería y le gustaba aprovechar su tiempo de descanso para beber un buen espresso mientras se relajaba un poco.

Seishu no era precisamente un experto, pero sí era algo fan de la moda y podía identificar a la perfección lo caros que eran los trajes que el tipo vestía en su día a día, acompañados de lujosos relojes con piedras preciosas que relucían en su muñeca. Reía con ironía al pensar que con el dinero que valía todo eso podría pagar la universidad si tuviera oportunidad.

Love Test - [Kokonui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora