Love Letters

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Inupi trabajaba en el jardín delantero de su casa acomodando algunas macetas y regando flores cuando escuchó a Koko llamándolo. El chico estaba parado cerca del portón y lo miraba con atención.

— Hey ¿Puedo pasar?

Ni idea desde cuándo Koko pedía permiso para entrar, usualmente solo se tomaba la libertad de hacerlo y se paseaba por la casa como si fuera la suya.

— ¿Sí? — No pudo evitar el tono de duda en su voz, pero el contrario no le dió mucha importancia a ello.

Si lo pensaba mejor quizá ya entendía: Akane estaba en casa y Koko debía pretender ser un caballero educado.

Su sospecha se confirmó al verlo tan bien vestido y con un papel en la mano que tenía toda la pinta de ser una carta, seguramente de esas que servían para confesarse. Aquello era hasta un poco gracioso, se supone que las cartas de amor eran cosa de chicas emocionadas por la idea de ser correspondidas por el chico de sus sueños.

Al parecer Koko iba a romper los estereotipos.

El chico caminaba rumbo a él cuando optó por detenerlo.

— No sigas hasta aquí, está lleno de tierra y te vas a ensuciar. — Dijo mientras acomodaba el sombrero de paja en su cabeza y que lo protegía de los rayos del sol.

— Oh, ehm, tienes razón. — Kokonoi muy nervioso se quedó quieto en su sitio. — ¿C-cómo estás?

Seishu alzó una ceja, su mejor amigo estaba hecho un raro total.

— Bien, Akane me pidió que arreglara unas margaritas así que en eso he estado toda la tarde. — Se levantó y sacudió su ropa. — Iba a hacerlo ella misma, pero se torció la muñeca y le duele.

— ¡¿Qué?! ¡¿Se lastimó mucho?!

— No, fue solo un poco así que con hielo se le pasará pronto.

Koko asintió visiblemente aliviado.

— ¿Quieres que la llame?

Seishu ya se dirigía a la puerta de casa cuando el chico se apresuró en sujetarlo de una manga.

— N-no.

— ¿No? — Inupi no entendía nada.

— Vine a verte.

— Ajá.

Sí claro, como si no llevara años conociéndolo.

— ¡Es en serio!

— Llevas una carta de amor, veo el corazón en el sello desde aquí.

Seishu se veía imperturbable mientras señalaba la mano del contrario quien intentó esconder el papel tras su espalda y al segundo siguiente la sacó al frente en un extraño movimiento acelerado totalmente incomprensible.

— ¡N-no es lo que crees! Ah, ehm, yo...

El chico de ojos negros balbuceaba a duras penas cuando la puerta de entrada se abrió y por ella asomó una curiosa Akane.

— ¡Oh, pero si es Hajime-kun! — La chica sonrió antes de hablar a su hermano. — Escuché que conversabas con alguien y no pude evitar venir a ver quien era.

— ¡Hola Akane-san! — Koko se inclinó de inmediato en una reverencia de 90° grados exactos.

— Siempre tan enérgico. — Akane soltó una carcajada y Seishu admiró lo linda que se veía su hermana cuando estaba contenta.

— De hecho creo que quiere decirte algo. — El rubio tomó el pomo de la puerta para entrar y Koko perdió todo el color de la cara. — Voy a lavarme las manos así que los dejo solos.

Con toda la rapidez que pudo ingresó a la casa, yendo al baño y luego a su habitación. No quería escuchar ni siquiera de casualidad lo que Hajime iba a decirle a su hermana.

La sensación del nudo en su pecho se sentía real y él no podía estar más confundido por eso.

¿Por qué tenía tanto miedo de lo que pasara?

Sus manos temblaban de forma apenas perceptible y sus ojos estaban empezando a picar, pero procuró respirar con calma. No iba a permitirse sentir algo que ni siquiera entendía del todo.

No supo cuanto tiempo estuvo así, recostado sobre su escritorio, mas al escuchar el toque suave de la puerta se sobresaltó.

— ¿Seishu, estás ahí dentro?

Tragó con dificultad.

— Sí, pasa.

Akane dibujó una radiante sonrisa al verlo y se acercó dando saltitos.

— ¿Cómo te fue? — Dijo con voz rasposa el rubio.

— ¿Oh, debería haberme pasado algo en particular? — Akane lucía genuinamente confundida. Sin embargo con rapidez recuperó su emoción. — No sé, pero al parecer Hajime-kun hizo caso a mis consejos.

— ¿Consejos? — Era su turno para no entender a qué se refería.

— Sí ¡Pero eso no es lo importante! — La chica chilló feliz y tendió la carta que él había visto en las manos de Koko con anterioridad. — Supongo que aún es muy pequeño y está avergonzado para hacerlo directamente... ¡Tú tampoco deberías haber huido hermanito!

Akane tomó su mano con cuidado y en ella depositó el trozo de papel, Seishu solo sentía angustia al no comprender que sucedía y el pensamiento de que su hermana quería que leyera lo que Koko había escrito para ella.

— No creo que sea correcto que lo lea...

— ¡¿Qué dices?! — Akane frunció el ceño. — ¡Hajime-kun se esforzó mucho, sería una falta de respeto que no tomes en cuenta sus sentimientos!

Inupi ya ni siquiera sabía qué decir y su hermana se volteó para salir del cuarto.

— Hagas lo que hagas debes ser muy cuidadoso con tu respuesta. — Dijo con seriedad la chica. — Hajime-kun te quiere mucho.

Aquellas palabras lo dejaron estupefacto.

¿Estaba entendiendo mal?

Su corazón dió un salto al apretar el sobre entre sus manos revisándolo un poco por fuera: el sello perfectamente cerrado.

Sus dedos ansiosos lo rompieron con prisa y se cortó un poco al sacar el papel en su interior.

"Querido Inupi", rezaba el comienzo con la segunda palabra tachada y a continuación una serie de: "Seishu", "Inui", "Inui Seishu."

La caligrafía inconfundible de Koko esta vez un tanto más errática de lo común.

Tan errático como su propio corazón al leer cada palabra.

¿Koko estaba enamorado de él?

Se cayó de la silla en la que estaba sentado, sintiendo el calor pintar de rojo la usual palidez de su rostro.

— ¡¿Seishu estás bien?! — Escuchó con lejanía la voz preocupada de Akane.

Sí, estaba bien.

Más que bien.

...

Con este tema me bloqueé un montón, no sabía qué escribir ;A; Pero luego ya me dieron ganas de escribir sobre los chicos estando un poco más pequeños! Además se me hizo lindo el pensamiento de Akane siendo la consejera sentimental de Koko sdkfl  

Love Test - [Kokonui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora