Watching the Sunset & Moving House

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Cargar cajas todo el día estaba haciendo que su espalda doliera a horrores y ni siquiera es capaz de entender de donde salieron tantas cosas, quizá porque estaba acostumbrado a ver todo ordenado en su lugar no era capaz de notar la alta cantidad de objetos que poseían.

El apartamento en el que solían vivir era más que suficiente para ambos o al menos eso creía Inupi hasta que Koko llegó un día con una revista inmobiliaria y una gran sonrisa pintada en la cara.

— Estas son totalmente nuevas. — Señaló una fotografía con una casa bastante moderna. — El barrio queda en un lugar más alejado de la ciudad así que estaríamos más cerca de la naturaleza, además tienen un patio trasero enorme y los ventanales son amplios.

Seishu alzó una ceja un poco escéptico, no podía negar que todo eso sonaba bastante bien, pero tampoco es que tuviera ganas de mudarse.

— ¿Y por qué de repente quieres irte de aquí? Estamos más cerca de tu trabajo y el espacio es suficiente para nosotros, si quisiéramos ir a la naturaleza podemos caminar al parque.

— ¡Pero Inupi ¡¿La estás viendo?! — Koko estampó su revista sobre la mesa y luego volvió a tomarla para acercársela al rostro. — Esta casa es hermosa, nueva, grande y es perfecta para ambos ¡Podríamos tener un perro gigante que corra por todo el patio!

— ¿Quieres irte ahí solo para tener un perro? — Seishu estaba sin palabras, no era primera vez que su novio insinuaba algo similar. — A Tako ni siquiera le agradan. — Agregó apuntando al gato.

— Porque no ha convivido con ellos, si conoce a uno podrían hacerse amigos, sobre todo si adoptamos a un cachorro. — Defendió el pelinegro. — Y no es solo por el perro, toda la idea de esta casa es espectacular. Dale una oportunidad Inupi, no te vas a arrepentir.

El rubio seguía sin estar convencido, pero accedió a hablar con Pah-chin y Peh-yan de quienes ya había escuchado con anterioridad que administraban una agencia inmobiliaria y eran expertos en ello. Y aquellos rumores eran todo verdades pues a pesar de autodenominarse "tontos" y "descerebrados" en realidad eran unos malditos genios intentando persuadirlo contándole mil maravillas sobre las propiedades hasta lograr que aceptase agendar una visita a la casa.

Desde que iban camino al nuevo vecindario sus esperanzas de seguir siendo un terco comenzaron a flaquear. El paisaje de la ciudad cambiaba drásticamente de los altos edificios a árboles frondosos y agradables casitas. Los sonidos de los autos y bocinas se reemplazaban por los armoniosos cantos de pajaritos y las hojas agitándose por la brisa.

Entrar a la casa como tal terminó por emocionarlo más de lo que le gustaría admitir, la claridad del espacio era fantástico, el olor a nuevo en todos lados, la cocina y los baños brillantes, las habitaciones amplias, el garaje le pedía a gritos que metiera su moto allí y lo transformase en su propio taller.

— Mira, aquí puedes meter toda tu colección de tacones. — Koko rió mostrándole el clóset junto a la habitación principal.

Seishu asintió encantado con la idea de dejarlos perfectamente ordenados y a la vista, en lugar de dentro de sus cajas apiladas como los tenía en ese entonces.

Al final del día no pudo ocultar lo feliz que se veía con la idea de hacer que aquella casa fuera su hogar, debía admitir que tenían razón en todo y que él ya no podía discutir eso.

— ¿Y el precio? Se ve que con todas las ventajas que tiene será muy costosa... — Le dijo a Koko quien agitó su mano como si estuviera espantando una mosca.

— No te preocupes por eso Inupi, no tiene importancia.

— Claro que la tiene, mi sueldo no da para tanto.

Love Test - [Kokonui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora