Bedsharing

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Aquella noche la lluvia caía con fuerza y el viento azotaba los árboles con violencia desmedida. En la televisión avisaron que aquello era un tifón acercándose a la ciudad. Akane miró con preocupación el informe meteorológico antes de hacerle señas para que se acercara.

— Es muy peligroso que Hajime-kun se vaya a casa ¿Crees que puedas dejarlo dormir en tu habitación? — Susurró con voz dulce, esperando convencerlo.

Koko había vuelto con él a casa después de la escuela, la tarea de matemáticas era mucho más fácil de hacer entre dos y también la conversación hacía las cosas menos aburridas.
Veían televisión a ratos, comentando los programas de variedades y luego recordaban seguir avanzando con los ejercicios; a Koko se le daban mejor, así que en múltiples ocasiones él simplemente terminaba copiando lo que el otro escribía en su cuaderno.

Se pasaron la tarde así, hasta que Akane llegó con una amiga y ambas prepararon la cena entre risas mientras ellos jugaban a las cartas un rato.

La tormenta había comenzado entre tanto comían y en apenas unos minutos sus padres llamaron avisando que no llegarían a casa por hoy y que tuvieran mucho cuidado.

— ¿No puede quedarse a dormir en la sala? — Dijo Seishu con cierto desagrado, conociendo a Koko él habría preferido quedarse con Akane.

— No seas maleducado. — Lo regañó su hermana. — A ti te dan miedo las tormentas y estoy segura que a él también, podrían hacerse compañía para no asustarse.

— ¡No digas eso! — Alzó la voz, temeroso de que alguien más haya escuchado que revelaban su debilidad.

— Entonces no seas así, Hajime-kun es tu amigo ¿no? Mei-chan se quedará conmigo porque somos amigas.

Terminó asintiendo a regañadientes y Akane dió un par de saltitos emocionada por la pijamada que había surgido inesperadamente.

— Arreglaré los futones, déjale tu cama a Hajime-kun.

No le dió tiempo para reclamar y cuando llegó la hora de ir a acostarse ni siquiera tuvo que decirle nada a Koko pues el chico apenas entró a su habitación fue directo a recostarse sobre su cama con toda la confianza del mundo.

— ¿Le avisaste a tus padres que te quedarás aquí? — Preguntó Inupi con una mueca al verlo.

— Sí, mamá estaba contenta. — El pelinegro se levantó de un salto súbito y empezó a hurguetear los cajones de su escritorio. — ¿A qué hora está preparado el baño?

— Ya está. — Contestó el rubio buscando una toalla y algo de ropa antes de lanzársela. — Ve primero.

— ¿En serio, Inupi? ¿Todavía pijamas de dinosaurios? — Rió Koko y se ganó un puñetazo en el hombro de parte del contrario.

— Son de cuando era niño. — Todavía lo es. — Si no quieres entonces no uses nada. — Dijo enojado.

Hajime prefirió no contestar y en cambio siguió carcajeándose camino al baño mientras se sobaba el hombro. Él también tenía pijamas así, solo quería molestarlo.

Un buen rato más tarde, ambos ya estaban bañados y vestidos, listos para dormir. Seishu abrió un poco las sábanas del futón antes de apagar la luz y volvió corriendo a acostarse como si un fantasma lo persiguiera.

— Mañana no habrá clases ¿Verdad? — Cuestionó Kokonoi desde la cama.

— Claro que no, a no ser que quieras ir en canoa. — Se burló en respuesta.

— Pff podría ir en barco si quisiera. — Aún en la oscuridad miró hacia abajo y sacó la lengua.

— Mentiroso.

— Dices eso porque eres un envidioso.

— No envidio algo que no tienes. — Seishu decidió que no valía la pena discutir con él, así que se volteó. — Me voy a dormir, no escucho nada.

— Si escuchas.

— No, ya me dormí.

— Si estuvieras dormido no contestarías.

Seishu apretó los labios para mantenerse en silencio.

Tras un momento así su cuerpo terminó por relajarse hasta quedarse profundamente dormido. En el exterior aumentaba el impacto del viento haciendo crujir ocasionalmente las paredes, y la lluvia golpeaba con fuerza creciente los cristales en la ventana.

Hajime había dormido un par de horas, pero pronto todo aquel ruido lo despertó de un sobresalto. Llevaba algunos minutos apretando las sábanas en busca de valor para volver a descansar, mas en su lugar optó por pedirle ayuda al chico que reposaba en el futón.

— Inupi. — Se movió a la orilla de la cama y estirando su brazo buscó al rubio abajo para remecerlo. — Inupi despierta.

El nombrado se volteó confuso.

— ¿Qué pasa? — Su voz somnolienta y sus ojos apenas abiertos.

— ¿Quieres dormir aquí arriba? Te ves incómodo ahí. — Intentó disimular Koko.

— Eres tonto, estaba durmiendo muy bien. — Frunció el ceño.

— Pues no parecía.

Seishu no respondió, simplemente se acomodó para seguir en su sueño. Sin embargo Koko volvió a zarandearlo minutos después.

— Está bien, es que tengo frío, ven aquí.

El rubio chasqueó la lengua mientras se levantaba de mala gana.

— Haz espacio. — Indicó y el pelinegro rápidamente se movió hacia el rincón dejando que se acueste a su lado. — Mejor di que tienes miedo y ya.

— No es así.

— Como sea.

Seishu se tapó y le dió la espalda, sintiendo pronto a Koko acurrucarse contra ella, aferrando una de sus manos a su pijama de astronautas y envolviéndolo con una de sus piernas.

— A ti también te da miedo el tifón, lo escuché de Akane-san.

— Esa mujer no sabe lo que dice. — Inupi fingió demencia. — Y ya cállate o me devuelvo al futón.

— No puedes. — Koko apretó su agarre y soltó una risita.

Seishu simplemente se calló, disfrutando del calorcito ajeno contra su cuerpo, las respiraciones ya más tranquilas hasta que el aliento de Koko golpeó su nuca con suavidad indicando que por fin había logrado conciliar el sueño.

Pensó en lo agradable que era estar así hasta que se durmió cómodamente.

...


Ay les prometo que se me hace tan lindo imaginar a Inupi y Koko chikitos ;A; <3 Mis niños preciosos!

Pido perdón por no subir nada ayer, me puse a leer un fanfic y me absorbí tanto con la historia que me olvidé que yo también tenía que escribir SHFSK

Love Test - [Kokonui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora