𝙷𝚊𝚗𝚊𝚑𝚊𝚔𝚒 // Aizawa S. X Lectora

4. ¿Podría?

Mis ojos observaban atentamente la punta de la carpeta que me dio el doctor sobresaliendo de mi mochila claramente no apta para su tamaño. Tenía intriga, sí, pero también miedo. Miedo de que haya algo dentro que me haga cambiar de opinión, algo que me hiciera pensar dos veces si en verdad quería hacerlo, si quería seguir con el procedimiento para vivir una larga vida sin sentido. 

Mientras más lo analizaba, más estúpida me parecía la situación. ¿Desde cuándo el 'amor' era algo significante en mí? Nunca me importó, de hecho me disgustaba escuchar los fallidos relatos de mis compañeras y sus malas experiencias hasta el punto en donde me parecía suficiente estar sola, sin sufrir esas cosas a las cuales no les veía sentido. Tener un buen futuro me parecía más importante que tener una pareja. Pero no me di cuenta de cuánto en realidad lo anhelaba hasta que finalmente lo conocí, creando pequeñas falsas expectativas en el fondo de mi cabeza que me hacían crear un mundo en el que realmente podríamos estar juntos. ¿Acaso eso era amor? ¿Ese sentimiento en mi estomago que me hacía querer vomitar de tanto que se movía y me llenaba el pecho con ganas de gritar y tomar aire más rápido? Entonces, ¿Qué eran esas ganas de llorar incontrolablemente? Esa necesidad de no verlo pero a su vez la desesperación de hacerlo sabiendo que me hacía sentir mal por ser algo imposible, algo que tenía cien porciento asegurado que no podría llegar a tener. Al menos no en ésta vida. ¿Eso también era amor?

─ Oh, lo siento. ─ Se disculpó quien distraídamente tropezó con mi bolso interrumpiendo el camino, haciéndome desviar la vista de éste con un pequeño sobresalto hasta la persona que habló. 

─ Disculpa. ─ Negué con la cabeza de inmediato, tomando las correa de mi mochila para ponerla sobre mis piernas. ─ No debí dejarlo ahí.

─ Descuida. ─ Sonrió amablemente. Le devolví el gesto, pero claramente sin ánimos de ser real, apretando los labios y levantando las comisuras tan sólo uno segundos. 

─ Narumi, ¿verdad? ─ Preguntó llevando una mano a su nuca algo nervioso, esperando una respuesta de mi parte.

Lo conocía. Se graduó hace tres años con grandes y respetables honores por ser uno de los mejores estudiantes con muchas exceptivas en su futuro. Regularmente lo veía en la escuela, como si trabajara en ese lugar, pero lo dudaba porque sabía que era el dueño de una de las agencias de Héroes más conocidas de la ciudad, llamada 'The Big three', liderada por los mismísimos tres mejores estudiantes y representantes de la UA en la última generación. Así que suponía que en su tiempo libre era ayudante en la escuela ante la melancolía que le traía.

─ Así es. ─ Respondí luego de unos segundos, levantándome de mi asiento y colgando mi bolso en uno de mis hombros.

─ Bien. El profesor Aizawa te está buscando. No me dijo por qué, pero parecía importante. Está en la sala de profesores.

Mi corazón literalmente se paró al escuchar su nombre, olvidándome de cómo respirar por unos segundos. Inconscientemente mi reacción no fue la esperada ante los ojos del chico rubio parado frente a mí ya que su expresión inmediatamente se transformó en una sumamente preocupada hasta el punto que sentí sus manos en mis brazos para sostenerme en caso de que mis piernas fallaran.

─ ¿Estás bien? ¿Quieres tomar asiento? ─ Preguntó con su mirada yendo de arriba hacia abajo y de lado a lado para chequearme. ─ Espera aquí, traeré agua. 

─ No. ─ Respondí tomando de su muñeca antes de que se diera la vuelta. ─ Estoy bien, lo siento. ─ Tragué saliva, disimulando mi respiración algo agitada y mis muecas de dolor por los agudos pinchazos que comenzaron a amenazar en mis adentros. Mis mejillas tomaron un claro color rosa al no poder esconder mi sorpresa luego de lo que dijo. ─ Iré enseguida, tengo que hacer algo rápido antes. Gracias por avisar. ─ Sonreí ésta vez alegre para tranquilizarlo. 

─ Bien. ─ Asintió algo confundido, pero al final accediendo a dejarme. 

Tosí por lo bajo, dispuesta a abandonar el lugar lo antes posible... Hasta que una pequeña lamparita se encendió sobre mi cabeza.

─ Mirio. ─ Llamé al chico que ya me estaba dando la espalda para irse también. Él se giró, atento a lo que tenía por decirle. ¿Será posible? De tanto que leí, de tantas preguntas que tenía, pocas eran las que logré responder. No hay muchos casos hasta hoy en día, es algo que proporcionaba escasa información y hasta yo era parte de estudios y experimentos para avanzar. ¿Podría alterarlo de alguna u otra manera? ¿Podría lograrlo si hacía mi mayor esfuerzo? De todos modos, Mirio en ningún momento saldría lastimado, cosa que me confortaba en caso de que algo salga mal, pero... ─ ¿Estás libre más tarde?