27. Enséñame

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─ Por aquí, apresúrate. ─ Jaló de mi brazo, pero confundida me quedé en mi lugar.

─ Shota, espera. ─ Traté de entender lo que había a mi alrededor, pero no lograba captar absolutamente nada. Todo era negro, casi como si no hubiera paredes y nos encontráramos dentro de un cuarto oscuro. ─ Ya he estado aquí. ─ Murmuré, casi como un susurro.

─ Por supuesto que lo has estado. He hecho lo imposible para encontrarte. Vamos antes de que sea tarde.

Fruncí el ceño con confusión. Intentó tirar de mi brazo una vez más, pero no me moví, cosa que lo hizo darse vuelta y mirarme con cansancio. Sus ojos se notaban aún más cansados que de costumbre, sus gafas amarillas descansando sobre su cabeza, llevándose su cabello fuera de su rostro lograron hacerme verlo con suma claridad. No lo recordaba tan pálido, para ser honesta, pero tampoco recordaba verlo tan cerca de esa manera. El ya comienzo visible de su barba entonaba todo su mentón y esa manera de mirarme tan melancólica hizo estrujar mi pecho y casi suspirar con anhelo en voz alta.

─ No sé cuánto tiempo tenemos, pero debemos apresurarnos. ─ Su mano, para mi sorpresa, se acomodó en mi mejilla, donde dejó sus dedos hacer pequeñas caricias y levantar un poco más la cabeza para poder mirarlo, instintivamente mis manos fueron a parar a su pecho cuando acortó aún más la distancia entre nosotros. ─ No voy a permitir que te quedes aquí, no quiero perderte una vez más. ─ Parpadeé repetidas veces, tratando de entender sus palabras hasta que volvió a tirar de mi después de entrelazar nuestros dedos, más sin esperarlo en absoluto, quien se movió no fui yo, sino Akio, siguiendo los pasos apresurados de Aizawa.

Me tomó unos segundos en tomar la primera bocanada de aire al darme cuenta de lo que había pasado. En ningún momento estuve yo frente a sus ojos, le estaba hablando a esa mujer.

Golpeé con brusquedad mi pecho, tratando de alguna manera mover lo que creía yo era un gran tallo obstruyendo mi respiración, haciéndome toser pero no lo suficiente como para que abriera la boca al hacerlo. A comparación de veces pasadas no me sentía triste, al contrario, miraba cómo ambos se desvanecían en la oscuridad tomados de la mano con expresión seria, casi como si estuviera enojada. Me sentí tan estúpida al pensar por un momento que él me estaba mirando de esa manera cuando era ella quien se reflejaba en sus ojos.

Un agudo dolor en mi brazo hizo que me despertara de inmediato de lo que parecía una horrible pesadilla y lo primero que encontré al sentarme de rápido en esa cama improvisada fue a Toga sosteniendo mi antebrazo, en el cual sujetaba una aguja conectada a un tubo que se dirigía a una cápsula similar a las que solía llevar en su traje de combate. Miraba con tanta fascinación cómo el liquido, el cual se notaba espeso y de color casi negro, era succionado con mucha rapidez desde mí hasta su artefacto que generaba desagrado. Sin pensarlo me la saqué de encima, empujándola por los hombros hasta hacerla caer de espaldas, pero a juzgar por su reacción de diversión de seguro se lo esperaba. Me levanté de la cama, quitamiento al paso la aguja de mi piel.

─ ¡¿Qué te pasa?! ─ Grité sintiéndome tan débil al ponerme de pie tan rápido que también terminé cayendo a mis espaldas. Si de por sí el Hanahaki de a poco me consumía por dentro, perder lo que se sentía más de un litro de sangre me dejaba a un paso del sueño eterno.

─ Aún falta. ─ Su sonrisa resplandeciente no abandonó su rostro en ningún momento. ─ Necesito un poco más para también copiar tu quirk. ─ Ni siquiera me dio tiempo para entender lo que estaba seduciendo que se puso de rodillas, gateando hacia mí, a lo cual intenté ir hacia el lado contrario pero fue más rápida que yo, tomándome del tobillo para tirarme hacia ella, subiéndose encima mío con ambas piernas a ambos costados de mi cintura y haciendo peso, inmovilizándome. Levantó con ambas manos sobre su cabeza la gran jeringa, sin borrar esa sonrisa y con sus ojos bien abiertos, apunto de clavar el filo en mi pecho con todas sus intenciones pero, antes de que fuera posible hacerlo, Dabi tomó del brazo de Toga, deteniéndola.

─ Suficiente. ─ Dijo, levantándola de mí con facilidad en su agarre. Toga parecía decepcionada, al igual que un niño cuando le dices que terminó la hora de jugar.

─ Pero, ¿por qué? ─ Estaba a punto de hacer rabieta. ─ Falta poco, déjame un poco más.

Me levanté como pude, con el único propósito de abalanzarme hacia ella pero antes de que pudiera hacerlo, Shigaraki con tan sólo tres dedos, los enredó en mi cabello para detenerme. 

─ No, no, no, no. ─ Chasqueó la lengua con superioridad junto a un tono de burla. Llevé mis manos a mi cabeza soltando un quejido, dándome la vuelta hacia él. 

─ ¡¿Qué mierda les pasa?! ─ Lo empujé por el pecho, haciendo que su espalda chocara contra la pared, pero más allá del dolor que seguro habrá sentido porque sonó como golpe seco, su sonrisa, al igual que Toga, no se borró de su rostro.

─ Comenzando el plan, ¿no es obvio?

─ ¡Pudieron haberme despertado, en lo mínimo!

─ Lo intentamos. ─ Himiko sacudió un poco su camiseta. ─ No despertabas así que ... ─ Se encogió de hombros, dándole obviedad al hecho. ─ Por un momento creímos que habías muerto pero seguías respirando.

─ Ah... ─ Jadeé en voz alta, volviendo a sentir el mareo de golpe. ─ Están enfermos... ─ antes de que mis rodillas tocaran el suelo, Shigaraki sujetó mi brazo con fuerza, empujándome levemente hacia atrás hasta la cama improvisada en donde me senté, sin quitar mi mano de mi cabeza dando vueltas.

─ Agradece que no la dejamos sola. ─ Murmuró Dabi, como si fuera de ayuda.

─ ¿Qué viste?

La pregunta de Tomura me desconcertó un poco. Giré la mirada hacia su dirección, estaba parado a mi costado. A juzgar por la apariencia de todos, no hace mucho se habían despertado. Antes de atreverme a cerrar un ojo en ese lugar me aseguré, en forma invisible, de que todos y cada una de las personas en ese lugar estén durmiendo para yo por fin poder descansar.

─ ¿A qué te refieres?

─ El sueño. Tu respiración se entrecortaba, te golpeaste el pecho, tosías, por poco sudas frío, ¿quién en su sano juicio actúa despierto estando dormido? Estuvimos aquí un buen rato, el suficiente. ─ Señaló con su cabeza el contenedor del tamaño de una cabeza, completa por un poco más de la mitad por lo que no hacía falta preguntar era mi sangre. ─ Intentamos despertarte pero no funcionó, no quería perder el tiempo. 

Sentí mis mejillas volver a tomar color. Estuve tan expuesta a tantas personas por largo rato que me di el lugar de sentirme avergonzada.

─ Lo dejó entrar. ─ Murmuré. Llevé mis dedos lentamente a mi mejilla, en donde minutos antes se sintió tan real su tacto en . Parpadeé varias veces, intentando sacar de mi mente la manera en la que me miraba antes de que mi estómago comience a enfermarme. ─ Dejó entrar a Eraserhead para rescatarla. Dijo algo de no saber cuánto tiempo tenía y se la llevó.

─ ¿Lo has visto?

─ ¿A eso? No, ─ Negué con la cabeza. ─ pero reconocí el lugar. Es decir, es sólo un cuarto oscuro. Eraserhead supuestamente sabía el camino para regresar y se la llevó.

─ Enséñame. 

Toga ahora parecía un poco más cuerda ya que no sonreía, sin más parecía interesada en lo que estaba escuchando.

─ ¿Qué? ─ Bufé incrédula. ─ ¿Apenas puedo caminar en línea recta y me pides que te muestre lo que vi?

─ No. ─ Se arrodilló frente a mí, sujetando mis dos manos entre las suyas. ─ Enséñame a usar tu quirk.


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N/A: Si bien perdí el hilo del manga (lo estoy por retomar) sí leí que Toga puede copiar el quirk de las personas que consume su sangre pero sólo si es en gran cantidad, contexto.

Ya van casi 30 capítulos, creo que debería acercarme un poquito más al final de la historia...

Hasta el próximo capitulo!¡

𝙷𝚊𝚗𝚊𝚑𝚊𝚔𝚒 // Aizawa S. X LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora