6. Lo siento pt.1

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─ Gracias. ─ Sonreí amablemente cuando el chico rubio me tendió un helado para luego caminar lejos del puesto en el parque de diversiones. 

No podía mentir, toda la noche ese sentimiento de culpa se apoderó de mi ser y se iba intensificando cada vez que lo miraba a los ojos, recordándome el principal motivo por el cual hacía todo esto: buscar otra oportunidad. Aunque también, me pareció algo extraño que aceptara sin dudar mi propuesta. Es decir, nos hemos cruzado un par de veces, ha tenido sus participaciones en mi clase, pero nunca me había llamado la atención ni yo era tan destacable como para él notarme. Pero estaba segura de que no lo hizo por obligación o por no querer negar mi propuestas, es más, parecía como una cita normal. He de destacar que nunca tuve una, estar con alguien que nunca formó parte de mis planes, pero Mirio hacía parecer todo tan fácil, tan fluido. Tenía muchas cosas que contar y me sorprendía, no podía mentir. Yo no era una de las personas que hablaban mucho, siempre se me hizo difícil poder entablar conversaciones, por lo que agradecía que no dejara de hablar en ningún momento o sino sería muy incómodo para ambos. 

Desde los primeros minutos juntos supe que Mirio era alguien especial, no era difícil de leer, estaba segura de que si lo conocía desde antes podía haber una gran posibilidad de que cautivara mi atención. Era atento, caballeroso, me hizo reír en varias ocasiones y era alguien que apreciaba los pequeños detalles. Pero, más allá de todo eso, aún faltaba algo. No lograba abrir la puerta para dejarlo entrar, siquiera poner un pie dentro de mí; como si internamente me negara en contra de mi voluntad a cederle el espacio para darle una oportunidad. Aunque también entendía que era nuestra primera salida. No logramos hablar más que lo básico para conocernos y Mirio parecía ser alguien que solía aceptar citas o las proponía con frecuencia. Así que no me quedaba otra opción que esmerarme para tratar no sólo de abrir la posibilidad de que sienta algo por Mirio, sino de cautivarlo para hacer que funcione más rápido y también evitar que, si llega a funcionar, no vuelva a estancarme en el mismo lugar en el que estaba en ese momento, siendo la única con sentimientos entremedio.

─ No sabía que te gustaban este tipo de cosas. ─ Parpadeé para dirigir la mirada hacia Mirio, haciendo que vuelva a la realidad.

─ ¿A qué te refieres? ─ Fruncí el ceño, tomando de mi helado.

─ Bueno, ─ Se encogió de hombros, como si tratara de buscar las palabras correctas. ─ En la clase no parecías ser muy... De las personas que les gustan mucho éste tipo de cosas. Ya sabes, estar entre mucha gente.

─ ¿Me conocías? ─ Pregunté sorprendida, abriendo lo ojos en grande. Nunca, siquiera en simulacros, lo vi poniendo un ojo encima mío. De hecho él se centraba siempre en los alumnos que más destacaban o los que se iban con ánimos de pelear, yo siempre me sumaba a los equipos de rescate.

─ Por supuesto. Un buen héroe se fija en todos sus oponentes. O bueno, un villano en esos casos. ─ Reí por lo bajo, entendiendo su referencia. Siempre lo mandaban a él y a sus otros dos compañeros a atacar la clase sin previo aviso para aprender a estar listos en cualquier momento. ─ También te veía en la cafetería, en los pasillos, el entrenamiento... Pasé mucho tiempo con tu clase. No parecías ser alguien que se esmere en llamar la atención, ¿sabes a lo que me refiero?

─ Bueno, tienes razón, no es que me guste mucho relacionarme con otras personas. ─ Estuve de acuerdo con él, asintiendo lentamente con la cabeza. ─ A veces es bueno salir un poco de la zona de confort, probar cosas nuevas. ─ Sólo lo hago por ti... y por mí

─ Narumi.

─ ¿Sí? ─ Levanté la cabeza, volviendo a fijar la vista en sus ojos azules. No fue hasta ese momento en que noté la profundidad que tenían.

─ ¿Por qué decidiste salir conmigo? ¿Hay algo de lo que quieras hablar? Puedo ayudarte si lo necesitas.

Y ahí estaba otra vez. Ese sentimiento de culpa. No es que yo sea muy obvia ante mis necesidades, pero tal vez sí me equivoqué en pedirle ayuda indirectamente a alguien con quien en ningún momento tuve una interacción. Alguien de mi clase hubiera sido más fiable y tal vez más creíble.

─ Estoy interesada en ti. ─ Dije sin rodeos. Hubiera sido un poco más apenada ante la situación, pero tal vez si me rechazaba en ese momento podría darle oportunidad a alguien más cercano. ─ Eres muy atento, Mirio. También te estuve mirando cuando estabas en la UA. Tienes algo que cautiva a todos. Apuesto que ya lo escuchaste muchas veces.

─ Bueno, ─ Sonrió de costado, con un notorio sonrojo en sus mejillas. Pasó una mano por su nuca y entrecerré los ojos de inmediato. ¿Estaba avergonzado? ─ No esperé que lo dijeras de esa manera.

─ ¿No era lo que querías escuchar? Lo siento, no fue mi intención incomodarte...

─ No, en absoluto. ─ Me cortó rápidamente, negando algo exaltado. ─ Es sólo que... Nunca llegué a esto.

─ ¿A qué te refieres?

─ Siempre tuve cosas... Casuales, ¿me entiendes? Nunca antes nadie me había dicho que quería intentar algo conmigo.

─ Lo entenderé si no es lo que quieres. ─ Podré no sentir que le abro las puertas en mi interior a Mirio, pero no quitaba el hecho de que realmente me sentía mal por en realidad ser parte de esas 'cosas casuales'. No quería que piense que lo estaba usando para mi propio beneficio más allá de que en realidad sí lo hacía. Él anhelaba algo más profundo a lo que acostumbraba, lo notaba en su forma de hablar y sus reacciones luego de escucharme. No seré la persona indicada, estoy segura de eso, pero... Podría funcionar.

─ Quiero. ─ Respondió luego de unos segundos, con algo de inseguridad en su tono.

─ Bien. ─ Mi mano libre buscó la suya, teniendo el descaro de entrelazar nuestros dedos y regalarle una sonrisa. ─ Aún quedan más juegos por subir. ─ Dije antes de volver a llevar el helado a mis labios.









Lo siento, Mirio.

𝙷𝚊𝚗𝚊𝚑𝚊𝚔𝚒 // Aizawa S. X LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora