16. Él sabe

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El anhelo. Ese sentimiento que te mantiene en cierto punto con esperanzas. Las inexplicables ganas de obtener lo que tus ojos perciben en otros. El tacto, el sentimiento, la mirada... Hasta desesperadamente buscarlo en otras personas, tratando de satisfacer el deseo de la mano del egoísmo, pensando en uno mismo sin importar el otro. 

─ Buenos días. ─ Giré la mirada del gran ventanal en la habitación del hospital. Me encontraba sentada en la camilla, con mis piernas cubiertas por la fina sabana color celeste. Vi a mi doctor recibiéndome con una leve sonrisa, leyendo con rapidez unos papeles en sus manos antes de dejar todo sobre la mesa de luz a mi lado. ─ Veamos cómo sigues. ─ Levanté con suma delicadeza la cabeza hacia arriba, dejando expuesto mi cuello con una ahora gran cicatriz que comenzaba por debajo de mi mandíbula hasta llegar al principio del manubrio de esternón. Sus fríos dedos hicieron contacto con mi piel, analizando la zona con cuidado. Revocery girl había hecho un gran trabajo en hacer que la herida curara en cuestión de largos minutos. A decir verdad, no recordaba mucho sobre lo que había pasado después de sumergirme en recuerdos ajenos. Desperté luego de una larga operación para cortar la amenaza en mi tráquea, según leí en mis informes. ─ Todo parece bien. No olvides tu medicamento. ─ Dijo sacando del bolsillo de su larga bata blanca unas cápsulas, dejándolas junto al vaso de agua a mi lado. ─ Vendré más tarde, tienes visitas. Tampoco olvides no forzar tus cuerdas vocales hasta la próxima semana. 

Di un leve asentimiento, observando al hombre dar la media vuelta para abandonar la habitación, dejando la puerta abierta para dar paso a una cabellera rubia.

─ Buenos días. ─ Dijo, pero no con su característica voz alegre y casi a los gritos. Mic no parecía en el mejor estado de ánimo como la costumbre lo tenía ante mis ojos. Su cabello dorado caía de un solo lado por sobre su hombro, no traía su atuendo de héroe, sino sus prendas regulares, con sus ojos verdes detrás de los lentes de marco rojo. 

Volví a girar la cabeza hacia el ventanal. No quería que me viera en ese estado, no quería que preguntara sobre la cicatriz, y tenía la leve sospecha que tenía algo para decir, y bueno no era. Desde aquél incidente, mi doctor estrictamente ordenó alejar a aquellos involucrados en el caso para no aumentar mi estrés y poder obtener una recuperación inmediata ya que con el testimonio de Monoma sería suficiente.

─ Nos han dicho que ya te encuentras mejor, así que te traje algo. ─ Muchos alumnos tienen ciertas amistades con sus profesores, algunos tienen su preferido, aquel que le sube la nota, aquel que hace bromas, aquel que se quedaría contigo hablando por largas horas; a lo largo de mi trayectoria en la UA, la clase de Mic fue una de las más fáciles ya que contaba con la habilidad de dominar un segundo idioma desde nuestro primer encuentro, por lo que no me sorprendía cuando decía en voz alta tener un cierto favoritismo sobre la persona que nunca lo decepcionaba con las notas. Tampoco obviaba el hecho de que su personalidad me llamaba mucho la atención, siempre riendo y haciendo chistes que eran tan malos que me hacían reír. Los alumnos no tenían permitido comer en la clase de historia, uno de esos días la profesora me encontró a centímetros de meter un trozo de chocolate en la boca, por lo que me mandó a detención, y cuando entré para confesar mi castigo, él se estuvo riendo de mí por casi una semana y cuando tenía la oportunidad, me regalaba un chocolate. Así que al girar la cabeza nuevamente hacia su dirección, mis comisuras se levantaron de inmediato al ver el gran ramo de chocolates. Extendí un brazo hacia donde se encontraba y él no tardó a dejar su regalo sobre mis piernas. Miró por un segundo el borde de la cama, a lo que yo con un leve asentimiento le di a entender que tenía permiso de sentarse. ─ Monoma se encuentra bien, ya terminó con sus análisis. ─ Al despertar, me informaron que tuvo una recaída, pero no por mi quirk, sino el estrés que le causó estar bajo presión. Pudo darle información a las autoridades, pero no la suficiente, así que se tendrá que volver a poner a prueba, mientras tanto estuvo en práctica con mi peculiaridad para conocerla más a fondo. ─ Narumi... ─ Levanté la mirada hacia sus ojos al mimo tiempo que él los bajaba hasta sus manos jugueteando nerviosamente sobre su regazo. ─ Si necesitas algo, quiero que sepas que puedes confiar en mí. ─ Su voz de un momento a otro cambió, como si realmente no era eso lo que quería decir al fin y al cabo. Me miró con una sonrisa de costado, pero el hecho de que parecía una de lástima me revolvió el estómago. ─ Puedes hablarme de lo que sea e intentaré ayudarte en lo que pueda, ¿sí? ─ Volví a asentir levemente con inseguridad, tratando de descifrar lo que realmente querría decir. ─ Procura recuperarte rápido, pero por tu bien, no te preocupes por lo demás, Monoma está haciendo un gran trabajo. ─ Se levantó de la camilla, aclarándose la garganta. ─ Y lo digo en serio, estaré dispuesto a ayudarte con lo que necesites. ─ Sus pasos silenciosos se dirigieron hasta la salida, y, dándome la espalda lo escuché murmurar, ─ no por nada no te traje flores.

Un jadeo en voz alta se escapó por entre mis labios al ver la puerta cerrándose detrás de él. Mi estómago dio un vuelco y la pesadez en mi pecho se hizo notar. ¿No por nada no trajo flores? Mi vista cayó en el ramo de chocolates sobre mis piernas. ¿Acaso sabía? ¿A eso se refería? No. Eso no era posible. Mis padres no lo hablaban con nadie porque respetaban mi privacidad y decisión ante no hacerlo público, tampoco los médicos tienen el derecho de revelar eso y sólo los dedicados a tratar con el síndrome estaban autorizados a saberlo. Bakugo no lo haría. Entonces, si es que lo sabía, ¿Cómo era posible?

─ Me perdí tratando de buscar la habitación, no entiendo por qué estos lugares son tan complicados.

─ ¿Tú le has dicho a Present Mic? ─ Mi voz era apenas audible, no salía más sonido que las palabras siendo moduladas por aire, como si estuviera susurrando en voz alta. Mi garganta dolía por la sensación de todavía tener los pinches clavándose en lo más profundo de mi piel.

─ Hola. buenos días, me encuentro bien, gracias por preguntar. Te dijeron que no hables por una semana. No hables. ─ Bakugo entró a la habitación con su cabello hecho un desastre y su ropa holgada, robando un chocolate del ramo para proceder a abrirlo.

─ ¿Tú le contaste a Mic de mi enfermedad? ─ Me destapé las piernas, sacándolas por el costado de la camilla para levantarme. El repentino movimiento hizo que mi vista diera vueltas por un momento, tambaleándome. Sentí las manos de Bakugo sostener mis brazos para que no caiga al suelo. Una vez la mirada se ajustó a la realidad, lo vi frente a mí con el ceño fruncido y el chocolate entre sus dientes. 

─ ¿Qué estás diciendo?

─ Lo sabe. ─ Mis ojo se comenzaron a arder por las lagrimas amenazando con salir, y yo no las detuve ni las sequé cuando empezaron a trazar líneas húmedas sobre mis mejillas. ─ Bakugo, él lo sabe. Sabe del Hanahaki. ─ Miraba hacia todos lados pero no le prestaba atención a nada. Intentaba adivinar cómo fue que pasó. ¿Fue en los baños del instituto? Tal vez preocupado viéndome correr hacia el primer cubículo me siguió y me escuchó. No, tal vez la cicatriz. Pero mi doctor me dijo que les mintió diciendo fue sólo un efecto secundario por mi enfermedad de la cual no estaban al tanto, sólo sabían que no podía cursar con normalidad. No. Alguien le contó. O me vio. O lo escuchó por encima. 

Sentí que Bakugo estaba hablándome, sacudiéndome por los hombros para que reaccionara, pero estaba tan sumida en lo mío que simplemente dejé escapar sollozos apenas audibles, con las lagrimas inundando la habitación y sus cálidos brazos reconfortándome a mi alrededor.

Alguien tan cercano a él se enteró... Y es muy probable que se lo revelara ante la desesperación por salvar a su alumna.


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N/A: Definitivamente siento que estoy perdiendo el hilo de la escritura/lectura placentera/llevadera, pero no tuve tiempo de ponerme a leer para poder mejorar más la escritura. Aunque con esto me complace anunciar que desde aquí empieza el drama, y en los próximos capítulos empieza el verdadero angs porque todo lo anterior fue un experimento social. Así que prepárense y hasta la próximaaaaaaaaa. 


pd, realmente muchas gracias por estar acá esperando las actualizaciones y sus comentarios, en serio me motiva mucho a continuar con esta historia. Muack.

𝙷𝚊𝚗𝚊𝚑𝚊𝚔𝚒 // Aizawa S. X LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora