30. Si tan sólo supiera

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Sus dedos suavemente peinaban mi cabello, su respiración golpeaba con mi rostro y mi cuerpo se movía a la par de su pecho subiendo y bajado. El cuarto estaba oscuro, no sabía qué hora era pero no se escuchaba ruido afuera y la ventana mostraba un cielo apagado al que estuve mirando por quién sabe cuánto tiempo.

─ ¿En qué piensas? ─ La voz de Mirio vibró en su pecho debajo de mí.

─ Muchas cosas. ─ Respondí en su susurro. 

─ Espero que no sea en cómo volver a escapar porque no te dejaré ir. ─ Sus palabras resoplaron con cansancio, como si estuviera haciendo lo posible para no dormirse y sus brazos rodeándome me dieron un pequeño apretón. 

No recuerdo bien lo que pasó luego de que Aizawa me encontrara hace dos noches. Según mi doctor, mi cuerpo no resistió tantas cosas a la vez en mi pobre estado que terminé desmayándome y Eraserhead se encargó de trasladarme devuelta hasta el hospital. Era una visión muy borrosa, de alguna manera me obligaba a recordarlo. La presión de su brazo sujetando por debajo de mis piernas y el otro en mi espalda, sin dejar que mi cuello cayera hacia atrás y descansando en su pecho.  Estoy casi segura de haber hecho lo posible para no cerrar mis ojos y apreciarlo desde tan cerca pero no lo resistí. Cuando desperté éramos sólo mi doctor, yo y el intenso dolor en mi brazo al tener más intravenosas inyectadas de las que creí un humano podría tener a la vez y que gracias a estas ya no sentía tanta debilidad en mi cuerpo. El Doctor Jinsei se encargó de reprocharme lo suficiente para que no levante la mirada en todo su discurso y no lo culpaba. El Hanahaki avanzó más de lo que debía en ese transcurso pero lograron deshacerse de los extremos que podían perjudicar mi movilidad en las próximas semanas. Jinsei acordó con Aizawa mantenerlo en secreto pero no sabía cómo sentirme al respecto. Estaba aliviada por reconocer que Aizawa no lo divulgaría pero a su vez era tan vergonzoso y frustrante las miradas de pena hacia mí no sólo de él, sino también de Hizashi.

 ─ Es hora. ─ La voz de Present Mic se hizo escuchar luego de dos golpes suaves en la puerta. 

Mirio suspiró sin ganas antes de dejar un suave beso en mi frente, moviéndose debajo de mí para salir de la camilla. De alguna manera los demás doctores pensaron que sería buena idea permitir a alguien conmigo. Una especie de "apoyo emocional". Mirio fue quien se oreció primero y en cierta parte lo agradezco. Me forcé tanto todo este tiempo por sentir algo más que aprecio por él que ya me había acostumbrado a su presencia, su esencia, su tacto y su voz. Era reconfortante y era lo que necesitaba.

─ Volveré cuando termine mi hora de patrulla. ─ Susurró dejando otro beso pero esta vez sobre mis labios. No respondí, también aprendí que discutir con él era imposible porque nada podía hacerlo cambiar de opinión cuando decía que iba a hacer algo.

La puerta se abrió al momento que se separó y rodé los ojos en blanco cuando vi a Hizashi, quien no levantó la cabeza de sus zapatos y Aizawa mirando a Mirio con nada más que una pizca de lástima en sus ojos. Odiaba el hecho de que supieran mi secreto y no sólo eso, sino también que supieran que Mirio estaba en un lugar donde no debería.

La puerta estuvo a puno de cerrarse, pero se volvió a abrir de golpe, dejando entrar a un para nada amigable Katsuki casi haciendo la puerta girar al cerrarla. Me tapé hasta la cabeza con la fina sábana de la cama del hospital pero el acto fue en vano porque todo fue arrebatado de mí en un tirón.

─ ¿En qué piensas? ¿O no piensas?─ Gritó en susurro, acercándose a mí dando zancadas. Las luces no estaban encendidas, pero el blanco brillo de la luna en el gran ventanal lo alumbraba lo suficiente para marcar sus facciones fruncidas. ─ ¿Piensas que dejándole a tus padres una carta diciendo que estás bien y que no te busquen los dejaría tranquilos? Ahora se los llevan a quién sabe dónde lejos de aquí para que estén a salvo de algo que no sabemos qué es y de igual manera decides escaparte, ¿con qué? ¿Un estúpido libro de flores y los medicamentos suficientes para sobrevivir un solo día? ¿Tienes un jardín botánico ahí arriba o qué? ─ Su mano golpeó mi cabeza con la suficiente fuerza para que esta ladeara a un costado y fue lo último que necesitaba para saltar de la camilla.

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⏰ Última actualización: May 09 ⏰

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𝙷𝚊𝚗𝚊𝚑𝚊𝚔𝚒 // Aizawa S. X LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora