El templo de Nishimura Aiko.
El viaje fue largo para los pilares y más con el clima que en este había, helado y para nada cálido.
Hicieron una parada a 5 pueblos antes donde tomaron lo necesario para abrigarse, Natsuki no llevó nada pues estaba más que acostumbrada a ese clima.
- hace mucho frío - se quejo Mitsuri temblando del frío.
- toma -
Natsuki le arrojó su manta a Mitsuri para que se la pusiera.
Todos estaban asombrados por ver que ella no tenia frío, incluso, la serpiente de Obanai tenía frío y estaba congelando.
Llegaron a un templo muy grande, Natsuki tocó 4 veces y las puertas se abrieron, dejando ver a varios asistentes que la recibieron con una reverencia.
- enciendan las chimeneas y mantengan a todos ellos calientes -
Iguro la vio alejarse pero no podía moverse apenas lograba sentir sus dedos.
- Maldita sea!!! - exclamó sanemi para quitarse el uniforme que tenía.
- idiota!!! - grito shinobu para lanzarle una manta.
- eres guapo - kanae sonrió tímidamente.
- ¿de donde? - pregunto Natsuki volviendo con más cobijas.
La mayoría soltó una carcajada ante ese comentario.
Sin embargo, Iguro estaba sorprendido por su reacción.
Apesar de estar enojada, triste, confundida seguía mostrando una sonrisa ante todo.
- ¿Natsuki? - habló para llamar su atención.
Natsuki sólo se giro a verlo y con una mirada se dispusieron a caminar por los largos pasadizos del templo.
- lo siento......-se disculpo primero Iguro.
No podía enojarse con ella, fue algo tonto hacerlo, ella tenía sus razones y aunque hizo mal en no contarle no tenía ninguna derecho a juzgarla y tampoco pensaba hacerlo.
- esta bien, yo también me disculpo, fue un error también mio -
Los dos se sonrieron un poco, no eran tanto de expresiones y les costaba pero cuando se tratan de ellos dos, eso no tenía importancia.
- te amo, Iguro.-
Aunque para Iguro era una frase linda, para ella era como una dulce despedida.
Natsuki tenía vagos recuerdos de su visita al árbol real y esos recuerdos se iban aclarando más pero algo que la dejó helada fue una visión.
Una visión que iba más allá de todos los límites, futuros para nada lindos y una guerra que se desatará en 1 semana como máxima.
Y todo por el poder que estaba en ella, sus "amigos" habían venido para acompañarla y ella los estaba conduciendo a su muerte.
- yo también te amo, Natsuki -
Lágrimas se empezaron a acumular en los ojos de Natsuki tanto así que la vista se le ponía borrosa. Nunca creyó conocer el amor o siquiera sentirlo no después de todo lo que vivió.
- ven -
Lo tomo de la mano para llevarlo hacia una puerta que daba a su habitación.
- no ha cambiado en nada - susurro para caminar por esta.
Su cama acolchonada, su mesa, la libreta donde escribía todo lo que le sucedía en el día y el collar.
Un collar que su abuelo le había dado con una imagen un poco dañada de su madre.
- esto no debería estar aquí......- lo tomo en sus manos y la imagen cambió.
Ya no era la de su madre si no de otra mujer, una mujer muy bella, esta mujer tenía un cabello más largo y liso, su cara era delgada y contaba con un lunar debajo de su ojo derecho.
Iguro la veía por detrás mientras se paseaba igualmente por la habitación que no era ni tan grande pero tampoco tan pequeña.
- ¿cariño? - trato de llamar su atención.
Natsuki seguía viendo la imagen y vio pasar su infancia frente a sus ojos.
El pilar de la serpiente y su serpiente quedaron sin habla, una aura brillante los rodeo.
Toda esa magia provenía de Natsuki se escuchaban voces y animales.
- siempre fuiste tú, mamá. - Natsuki veía hacia un punto en específico.
Iguro se sentía bien con esa calidez pero de repente se sintió abrumado y se convirtió en una aura asfixiante y pesada.
Tristeza, odio, rencor.
Eso era lo que el aire emanaba por Natsuki.
El templo tenía una aura muy poderosa pero maligna.
- mamá no te vayas - la joven empezaba a avanzar pero lo que no sabía era que debajo de ella había una puerta escurridiza que daba a otro lado.
Al hogar de la hija de la luna y el sol.
- nos veremos pronto, hija mía -
Un golpe en seco se escucho uno muy doloroso.
Natsuki había caído al suelo y sangre escurrió de su nariz.
Ella había despertado su poder pero era mayor al que todos conocen.
Igualaba el poder de Muzan, incluso.
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🔸Amor En La Guerra🔸Iguro Obanai.
Hayran KurguSe dice que por ser cazador de demonios no puede tener pareja ya que su vida siempre está en constante riesgo pero que pasaría si el amor surgiera entre ellos mismos. Está es la historia de Nishimura Natsuki e Iguro Obanai.