6. Irregularidades

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Capítulo corregido

Ada Lancaster

—Bien Ada, me alegra que estemos progresando,— dijo Steve mirando la hoja en sus manos —tus signos han estado bien, no has tenido alteraciones en tus niveles de ansiedad y lo más importante, pudiste pasar tiempo con más personas— una diminuta sonrisa se asomó por mis labios —Felicidades.

— "Gracias"— respondí, pero me encontraba impaciente —"¿puedo irme ya?"

—¿Estás impaciente?— me sonrojé, me miró fijamente —está bien, puedes irte.

Agradecí nuevamente y salí apresurada con rumbo a la banca en donde estuve el día anterior, había quedado con Hades y por alguna razón, no quería fallar.

Llegué mirando la hora en mi pantalla, eran justo las 4:45, había llegado a tiempo. Me senté en la banca y me dediqué a esperar, tenía un pequeño tic con la puntualidad, por lo que no esperaba encontrar a Hades aún.

Quince minutos después, seguía en el mismo lugar, con las manos en mi regazo sosteniendo mi pequeño aparato de comunicación.

La sonrisa con la que había llegado se fue desvaneciendo poco a poco los siguientes treinta minutos y, una hora después, miraba esperanzada alrededor para tratar de encontrarlo. ¿Por qué no había asistido?

Seguramente una situación difícil.

A las 6:00 decidí regresar a mi habitación, sentía una ligera sensación de decepción y no entendía por qué.

Justo cuando giré por un pasillo rumbo a mi edificio, pude ver a Hades salir de una de las habitaciones del edificio cero. Lo miré caminar apresurado y mirando con frenesí hacia los lados. Poco después comenzó a caminar en mi dirección, aún sin verme.

Cuando estuvo a unos metros de distancia elevó la mirada, sonreí cuando vi que caminaba hacia mi edificio, le dediqué una leve sonrisa cuando me miró, pero se limitó a pasar por mi lado ignorándome, incluso chocó nuestros hombros en un acto que me tambaleó.

Lo miré sin entender qué le sucedía. Caminé lo más rápido que pude para intentar alcanzarlo, se dirigía a los arbustos de donde había salido el día que lo vi por primera vez.

Al estar junto a él, toqué su mano, ignorando lo que aquello me produjo.

— "¿Estás bien?, no llegaste hace rato, supuse que algo iba mal"— escribí, he ahí uno de mis mayores defectos, preocuparme demasiado por personas que me demostraban el mínimo interés.

Hades leyó mi mensaje, pero nuevamente me ignoró. Entonces tomé su antebrazo, comenzaba a verse pálido.

— "¿Necesitas ayuda?, puedo apoyarte, o llamar a alguien".

—Déjame tranquilo— ordenó, más no solté su brazo. Le señalé mi tableta nuevamente y suspiró frustrado. —Regresa a tu habitación, Adabelle— dijo mi nombre con una frialdad que me hizo sentir como si fuera la culpable de algo. Solté su brazo.

— "Puedo ayudarte. Sé que no nos conocemos, pero puedes contar conmigo si algo va mal"— me ignoró nuevamente y frustrada por su comportamiento jalé su brazo en un arrebato.

—¡Que me dejes en paz, maldita sea!— su grito me hizo retroceder —entiende que no necesito tu estúpida ayuda, lo acabas de decir, no me conoces. Así que no seas tan ilusa de creer que vas a significar algo por el simple hecho de haber cruzado un par de palabras.

Sus palabras me golpearon con fuerza, él tenía razón. Ni siquiera yo pude entender por qué había hecho aquello.

Sin dirigirle una mirada regresé rápidamente a mi edificio y al entrar en mi habitación cerré con pestillo.

Cuando dejes de amarme ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora