16. Matices

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Capítulo corregido.

Adabelle Lancaster.

—¿Entonces ya terminaste el dibujo?— le pregunté, me miró. Sus bonitos ojos hazel me estudiaron.

—Creo que sí. Puedo dártelo hoy.

—¡Sí!— rodé sobre mi espalda para encontrarlo sentado en la banca. Yo disfrutaba recostada en el pasto fresco.

—Bien, te lo daré en la noche— sonreí —pero, tienes que venir conmigo al acantilado— me incorporé con una mueca.

—Sabes que me encanta nuestro lugar, pero no quiero que alguien nos descubra— me miró con una sonrisa ladeada.

—¿Qué te había dicho? cuando estés conmigo, no te preocupes por nada, mi doncella. Mucho menos si vamos a nuestro lugar— me sonrojé al darme cuenta de lo que había dicho.

—No es..., no quise decir eso— arranqué trocitos de pasto con mis dedos evadiendo su mirada, escuché su risita burlona.

Poco después sentí dos de sus dedos levantando mi barbilla haciéndome mirarlo.

—Me encanta cómo suena. Nuestro lugar. Lo es, al fin y al cabo. Nadie más que nosotros sabe de la existencia del acantilado y ahí hemos pasado tantas cosas que me encanta que sea nuestro— sonreí cuando besó mi mejilla con dulzura.

—Hades— la voz de Steve nos interrumpió —buenas tardes.— Asentí en su dirección —Tienes llamada de tu padre— el rubio frente a mí rodó los ojos.

—Nos vemos en la noche, meine fräulein— le hice una seña de silencio, si Steve se enteraba, nos iban a encerrar a ambos, Hades me guiñó un ojo en su lugar —al parecer esto será largo— suspiró y se agachó a la altura de mi oído —nos vemos en la noche en nuestro lugar, bonita. Lleva un suéter.

Y sin más, se alejó junto a Steve.

Más tarde me encontraba en el comedor con Clarisse, Shawn y Laurel. Esta última había tomado confianza poco a poco y ya la considerábamos parte del grupo.

—No, no, lo más importante en una pareja es la comunicación y el respeto— discutió Clarisse continuando nuestra conversación.

—Pues yo creo que es la confianza, ¿de qué sirve que te comuniques con tu pareja y la respetes si no confías en ella?— le siguió Laurel.

—Pues yo digo que el amor lo puede todo— dijo Shawn peinando su cabello —si amas con todo tu corazón a una persona, todo lo demás llega solito. ¿Verdad, Ada?— lo miré, hasta cierto punto compartía su opinión —vamos, ponte de mi lado, siempre se ponen las tres en mi contra— hizo un puchero.

—¡Qué mentira!— gritó Clarisse a mi lado.

—Oh, claro que no. En cualquier otra circunstancia usaría la frase de todas ustedes contra mí solito, pero en esto no se vale. Nadie les gana discutiendo— a su lado, Laurel soltó una risita.

—Yo siempre me pongo de tu lado, no seas exagerado— se acercó y tocó juguetonamente su nariz. Gesto con el cuál, Shawn quedó anonadado y sonrió como bobo.

—¡Ay los odio!— refunfuñó Clarisse al mirarlos —todos tienen una bonita vida amorosa menos yo, eso no se vale.

—¡Claro que no!— habló Laurel riendo.

—Claro que sí, Ada con el baboso de Hades y tú y Shawn. O sea, ¡hasta Shawn tiene pareja y yo no!— habló falsamente indignada, el mencionado jadeó ofendido más no la corrigió.

Estaba feliz por él, merecía a alguien que lo quisiera por quien era. En el fondo todos sabíamos que ellos terminarían juntos.

—Pues si a esas vamos, estás igual de solterona que Ada— contraatacó el castaño, lanzándole una uva a Clarisse.

Cuando dejes de amarme ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora