dieciocho

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Llegué al auto, dejé la chaqueta de Angie en el techo y me recargué en la puerta ya que no le había quitado las llaves y tenía seguro.

-¿Brisa?- volteó al escuchar mi nombre... Micaela.

-Hey- dije seria y regresé mi mirada hacia la puerta. Como si mirarla fijamente hiciera que Angie apareciera por ahí.

-¿Qué haces afuera?- buscó entre las llaves el control de la alarma de su auto y lo presionó, seguido de eso el auto chilló dos veces.

-Ya nos vamos- hablé en plural haciéndole entender que Angie estaba aquí.

-¿Tan temprano?- miró el reloj en su muñeca.

-Si- hice una mueca -Estoy algo cansada.-

-Que lástima- subió los hombros.

-Nos vemos herm...- su teléfono comenzó a sonar, me sonrió antes de darse la media vuelta para responder.

Ya habían pasado más de cinco minutos y Angie no llegaba. Tomé la chaqueta y la colgué en mi brazo, entraría a buscarla. Tal vez se había perdido la casa de Martina, era lo bastante grande como para hacerlo.

Subí las escaleras para ir hacia el baño, llegué a este y miré hacia arriba, la luz estaba apagada. Señal de que estaba desocupado.

Abrí la puerta y encendí la luz. Al hacerlo me encontré con un par en una situación para nada cómoda, al menos para mí no. Rápido baje la cabeza.

-Lo siento, lo siento- repetí y cubrí mis ojos -La luz estaba apagada y pensé que...- finalmente reaccioné, finalmente mi cerebro procesó las imágenes que había visto, deseé no haberlo hecho, deseé no darme cuenta pero ya era muy tarde. Cerré los ojos con todas mis fuerzas, rogando abrirlos y encontrarme con un baño vacío, o encontrarme a Bárbara Martínez sobre otra chica que no fuera mi novia... De nada sirvió.

-Debiste tocar la puerta.-

-...Y tu mama debió haber abortado- cruel... Lo sé.

-¡Brisa! Yo...- negué con la cabeza antes de darme la media vuelta para salir corriendo de la casa.

Las lágrimas claramente no se hicieron esperar. No, no y no ¿Qué se supone que haría ahora? No podía ir a casa de Martina porque ahí seguía Angie, no podía ir a casa de Angie porque ahí vive Angie y simplemente no podía ir a casa de mi madre a escuchar un 'Te lo dije'... Y lo principal ¿En qué mierda me iría?. Salí de la casa y cuando quise limpiar mis lágrimas recordé que aun traía su chaqueta, la cual no dudé tirar en el suelo.

Con brusquedad limpié las lágrimas pero estas en segundos eran remplazadas por nuevas. No ponía atención por donde caminaba cuando choque con alguien quien casi me tira al piso.

-Lo siento...- le dije al momento de que me atrapó librándome de un fuerte golpe.

-No te preoc... ¿qué te sucede?- vio mis lágrimas.

-Nada- intenté liberarme de sus brazos pero no me dejó.

-¿Estás bien?-

-¿Lo parezco?- pregunté irónica -Suéltame ya-

-Espera, ¿puedo ayudarte en algo?-

-No- me solté -Espera... sí puedes.-

me, myself and her | brangie #2 (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora