Capítulo 20: Un Halloween de espanto

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Como las cosas ya se habían suavizado respecto al extenuante tema del cortejo (al menos por parte de Luca y Alberto, porque Giulia seguía teorizado al respecto), la familia decidió terminar la decoración Halloweenesca del hogar para poder enfocarse en sus disfraces.

Todos sabían que ya estaban mayores como para salir a pedir caramelos (algo que le dolía demasiado a Alberto). Pero eso no significaba que no pudieran disfrazarse y hacer de su hogar la casa embrujada más tenebrosa de todas.

El plan de Giulia era sencillo: preparar la casa para la gran noche y asustar a cuantos niños pudieran. Aunque ahora que nadie en el pueblo temía a los monstruos marinos, Luca y Alberto quedaban cortos de ideas para los grandes espantos.

El gran árbol que resguardaba la guarida de Giulia ya había perdido todas y cada una de sus hojas, y éstas yacían regadas en el césped del patio para dar un ambiente aún más otoñal.

— ¿Por qué no solo les damos caramelos a los niños y ya? — Preguntó Alberto y recibió a cambio la mirada más severa jamás vista en el rostro de Giulia, por lo que decidió no hacer más preguntas al respecto.

— El punto de esto es darles a esos niños unos buenos sustos — Repitió Giulia por milésima vez. —, ¡tenemos que asustarlos en grande!

— Lo único terrorífico que me viene a la mente es mi tío... — Murmuró Luca y al parecer tanto Giulia como Alberto se habían percatado de aquellas palabras.

Santa mozzarella! — Exclamó Giulia con la emoción siguiendo dentro de ella. —, ¡esa es una excelente idea. ¡Invitemos a tu tío para que asuste a los niños!

Luca sacudió la cabeza un par de veces ante lo dicho.

¿Había escuchado mal?

— Pero mi tío se irá mañana a las profundidades. — Dijo Luca.

— ¡Entonces no hay tiempo que perder! — Sentenció Giulia y subió corriendo a su habitación dejando ahí a Luca y Alberto quienes solo se miraron el uno al otro, desconcertados.

Cinco minutos después. Giulia bajó a la sala de la casa ya con su traje de baño puesto, a lo que ambos chicos interpretaron como una señal para entrar al agua.

Y ahí estaban, a la orilla del mar, listos para entrar, aunque Luca seguía sin estar del todo de acuerdo con ese alocado plan.

Sin más, los tres entraron al agua y comenzaron a nadar hacia la casa de Luca, llegando casi tan pronto como de costumbre.

— ¡Muchachos! — Exclamó Daniela cuando vio llegar al trío, invitándolos a pasar.

Afortunadamente, ahí en casa se encontraban los cuatro miembros de la familia sentados en la mesa.

Alberto y Giulia quedaron petrificados cuando, al mirar al fondo, notaron la presencia de lo que, quizá, era la criatura más horripilante que jamás habían visto. Y les costaba procesar que aquel mismo individuo en tierra lucia como una persona común y corriente.

Con una piel transparente, ojos enorme y saltones, y una protuberancia similar a una antena sobre su cabeza. El tío de Luca se convirtió justo en lo que los Relegados buscaban para su casa embrujada.

No obstante, no tocaron el tema hasta después de la comida (la cual Giulia negó con cortesía).

— Sabemos que es un viaje largo y cansado para usted — Decía la pelirroja con la voz distorsionada por la burbuja de aire que le cubría la boca y la nariz. —, pero estaríamos muy agradecidos si pudiera estar ahí solo una noche.

El tío Ugo no sabía a ciencia cierta si debía sentirse halagado u ofendido por los comentarios de los tres muchachos. ¿De verdad era tan horrible?

Amore Mio ᭥ ᭄ LubertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora