Capítulo 23: Mamá

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Estar dentro de un tren en movimiento no se asemejaba para nada a navegar en bote, y Alberto estaba a punto se sentir todas y cada una de las diferencias de ambos transportes.

Los cuatro tomaron asiento en el mismo vagón. Giulia y su padre se sentaron juntos en los asientos de enfrente y Luca y Alberto detrás de ellos. Alberto exigió a Luca el asiento junto a la ventana, y Luca, deseoso le cedió el lugar.

Todo el trayecto se resumió en la emoción de Alberto junto a su angustia por causar una buena impresión a su nueva madre.

-... ¿y si no le caigo bien?

- No seas ridículo - Respondió Luca sin apartar la vista de su libro. -, le agradarás. De hecho, ya lo haces.

Mientras tanto, frente a ellos, Giulia y su padre parecían tener la misma discusión.

-... ¿me veo lo suficientemente bien?, ¿debería cambiarme antes de llegar a la estación?

- Estás bien, papá. - Repitió Giulia como por cuarta vez.

En un determinado momento. Luca sacó una hoja, un sobre y una pluma con tinta, y se puso a escribir la carta que dejaría en el primer buzón que viera al llegar a Génova, y que después sería entregada a Guido y Ciccio para confirmar su llegada sanos y salvos.

. . .


La tarde estaba bastante fresca y las nubes en el cielo daban el claro indicio de una próxima nevada.

El tren llegó traqueteando a la estación de Génova, y el maquinista dio un pitido para anunciar a los pasajeros bajar de los vagones.

Alberto se había quedado dormido, recargado en los hombros de Luca.

- Alberto, despierta, ya hemos llegado. - Murmuraba Luca, moviendo un poco al moreno para despertarlo.

- ¿Ah?... ¿qué? - Preguntó Alberto y se levantó de un salto al caer en cuenta de la situación.

¡Habían llegado!

- Vamos, ragazzi - Pidió Massimo. -, o el tren nos devolverá a Portorosso antes de siquiera bajar.

Dicho aquello, tomó su equipaje y el de su hija con el mismo brazo y caminó entre los pasillos para buscar la salida.

- ¡Finalmente! - Dijo Giulia, emocionada. -. Apresúrense, mamá nos está esperando abajo.

Alberto sintió como el corazón se le detenía y después se aceleraba. No estaba listo... no estaba nada listo.

Luca y él tomaron finalmente sus cosas y siguieron el paso a Giulia y su padre para buscar la salida del vagón. Sostenía la carta en una de sus manos mientras con la otra cargaba su equipaje, el cual había negado dejar en manos de Alberto.

Cuando los cuatro hubieron bajado del tren, Alberto llevó inmediatamente la vista al suelo. Sentía que si veía a la madre de Giulia sus ganas de huir se incrementarían.

El tren finamente se fue a su siguiente estación y dejó a todos los pasajeros en la estación de la gran ciudad.

Muchas familias finamente se reunían, amigos de la infancia celebraban sus reencuentros, incluso parejas que no se veían desde hacía años se abrazaban con añoranza.

- ¡Mamá, por aquí! - Gritó Giulia, alzando la mano para que su madre pudiera verlos.

Pero lo cierto era que ella ya los había visto desde el momento en que los cuatro bajaron del vagón. No obstante, se había quedado estática en su lugar, tratando de encontrar las palabras para acercarse a su marido después de tantos años.

Amore Mio ᭥ ᭄ LubertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora