Capítulo 15: El dueto bajo la luna

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— ¡¿Solo te dijo eso?! — Exclamó Giulia, indignada.

— Ya te he dicho que es una «sorpresa».

— Sorpresa o no, no puede solamente decirte que tiene algo planeado para ti y después dejarte con la duda.

Luca negó con la cabeza. Ya estaba cansado de tener la misma conversación tres veces durante aquella mañana.

La noche anterior regresaron a casa pasada la medianoche. Se habían divertido tanto que el tiempo fue lo único que no tuvieron en cuenta durante la cena.

Esa mañana tanto Massimo como Alberto habían salido juntos, como de costumbre, y Luca y Giulia se habían quedado preparando el pescado para las entregas de la semana.

. . .

Limpiar la isla fue, quizá, la tarea más difícil de todas.

La maleza había crecido descontroladamente, parecía un laberinto tan solo al desembarcar, y les llevó más de una semana el podar los arbustos y el enorme césped.

Lo que hicieron después fue abrir la entrada principal de la torre (que había quedado sellada con una enorme cantidad de rocas durante su primer derrumbe), aquello les tomó otros cuatro días, días que también aprovecharon para desempolvar y limpiar el interior de la torre, tirando a la basura las cosas viejas que solamente estorbaban en las esquinas.

Guido y Ciccio se les habían unido ocasionalmente a la causa a petición de su amigo, jurando por sus vidas mantener el secreto si en algún momento Luca se les acercaba a preguntarles. Partiendo y desembarcando en rutas diferentes a las que Alberto y Massimo utilizaban para que Luca no sospechara el verlos juntos.

Pasar tan frecuentemente por aquellos rumbos hizo que la familia de Luca se acercara a curiosear y Alberto no tuvo más remedio que contarles acerca de la sorpresa que quería darle a Luca, cosa que Daniela interpretó como la tan famosa «Pedida de mano» y no dudó ni un segundo en aceptar a Alberto como su yerno. Alberto se sintió agradecido por ello, pero aclaró el asunto y les hizo jurar que no dirían una palabra a Luca.

Finalmente, y después de varios días y viajes en bote y nado por parte de la familia de Luca, cambiaron, reconstruyeron y remodelaron todo el lugar; los pisos, las ventanas, la cocina, las alcobas, todas estaban limpias y organizadas.

La torre, pese a que aparentaba lo contrario, era bastante amplia por dentro, siendo la base la sala de estar junto con la cocina la parte más amplia. Subiendo al segundo nivel, una puerta frente a ellas daba a la primera alcoba y la más grande (la que alguna vez perteneció al padre de Alberto), y más arriba estaba la segunda habitación (el antiguo cuarto de Alberto). La siguiente planta se trataba del almacén que tanto Luca como Alberto conocían y llegaron a usar de taller para armar su primera Vespa. Finalizando con la planta más alta de la torre, que brindaba una vista increíble al océano y, a lo lejos, Portorosso.

El patio ahora contaba con una mesa de picnic de madera bajo la inmensa sombra de aquel gran árbol junto a la torre, un jardín decorado con diversas flores de varios colores y un pequeño arenero que la madre y abuela de Luca se habían encargado de adecuar. Massimo, junto a Lorenzo y Alberto, se habían encargado de crear un camino de piedras blancas desde la orilla del mar hasta el patio de la propiedad.

Alberto había decidido que, para poder ingresar a su hogar, se tenía que llegar por el mismo lugar en el que Luca cobraría su apariencia humana por primera vez.

No harían otra forma de llegar.

Tenía que ser por ahí.

El lugar ya estaba listo, lo único que faltaba era al invitado de honor.

Amore Mio ᭥ ᭄ LubertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora