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CAPÍTULO TREINTA Y SIETE " RELAJÁNDOME. PENSANDO. "
DEBAJO DE LAS GRADAS HABÍA UN MAR VERDE, no por la hierba fresca, sino por el conjunto de birretes de graduación que acababan de ser arrojados al aire. Dylan miró a Steve, quien le guiñó un ojo. Sus compañeros de clase se apresuraron a recuperar su gorra. Dylan se quedó en su lugar por un momento, asimilando todo. Ella no se quedaría aquí de nuevo, ni siquiera por un estúpido partido de fútbol.
Ella bajó cuando la multitud se dispersó un poco, agarrando la gorra que pensó que era de ella. El campo estaba lleno de entusiasmo y charla. La gente tomó fotos sin descanso y hubo algunos sollozos, la mayoría de la gente hablaba de la fiesta posterior. Que Steve tan gentilmente se ofreció a acoger. Y a pesar de los sentimientos encontrados sobre Steve que surgieron durante los últimos dos años, todos estaban de acuerdo. Probablemente porque sabían que tenía una piscina y que sus padres le proporcionarían alcohol gratis.
Steve la siguió de cerca, apretándole los hombros cuando estaban en terreno plano. —Lo hicimos, ¿eh?
—Sí —sonrió, un poco triste—. Lo hicimos.
La besó, solo por el momento para ser interrumpido por sus padres con una cámara flash. Dylan gimió, ahuyentando la mano de su madre que sostenía la cámara. Pero esto hizo poco para evitar que tomara fotos.
—Será mejor que nos vayamos a casa —le dijo la señora Harrington a Steve—. Todavía tenemos algunos arreglos para esta noche. Un par de recados que hacer.
Steve asintió con la cabeza, y rápidamente le dio a Dylan otro beso rápido antes de ser arrastrado por sus padres. Miró hacia atrás cuando se iba, con su habitual sonrisa descuidada en el rostro.
—¡Oh, estoy tan orgullosa de ti! —Su madre vitoreó, agarrando a Dylan en un abrazo demasiado fuerte. Dylan contuvo sus quejas, sabiendo que su madre no tendría muchas otras oportunidades como esta. Su papá sonrió, dándole un abrazo también y un beso en la parte superior de su cabeza.
—Deberíamos apresurarnos a casa también —les dijo Dylan, poniendo fin al momento—. Tengo que cambiarme para la fiesta.
Sus padres estuvieron de acuerdo y los tres se abrieron paso entre la bulliciosa multitud de graduados hasta su automóvil en el estacionamiento abarrotado. Dylan se apresuró a entrar una vez que llegaron a casa, ansioso por prepararse. '¡Felicidades Grad!' la decoración estaba esparcida al azar por la casa, una sorpresa de su madre cuando se despertó esta mañana.
Su padre entró después de ellas, algunas cartas en la mano, obviamente deteniéndose para revisar el correo antes de entrar. Agitó un pequeño sobre marrón para llamar su atención. —Dyl, este es para ti.
