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CAPÍTULO TRECE " CHICA DEL AGUA "
DESPUÉS DEL FUNERAL DE BARB, TODA LA ESCUELA VOLVIÓ A COMPADECERSE DE DYLAN HOLLAND. Todos los que pasaban junto a ella en el pasillo de la escuela Hawkins seguramente le expresarían algún tipo de condolencia. Excepto Carol, por supuesto, que puso los ojos en blanco y chasqueó el chicle cada vez que alguien pronunciaba un 'lo siento' o 'estoy aquí para ti'. Fue casi refrescante saber que algunas personas son en realidad lo que se presentan, de alguna manera, y en general, Dylan estaba satisfecha de que su ex amiga todavía estuviera luciendo un buen ojo morado. Compensó mucho.
Dylan y sus compañeros salieron de la clase de química al sonar la campana y se apoderaron del pasillo. Como se predijo, muchos de ellos se detuvieron para simplemente poner una mano sobre ella o pedir perdón por algo que nunca fue su culpa.
—¡Señorita Holland! —Dylan se dio la vuelta para encontrar al entrenador de baloncesto que venía detrás de ella—. Justo la chica que estaba buscando. Hay un juego esta noche.
Ella le dio una mirada mordaz como diciendo: "¿Y?"
El entrenador se rio. —¿Recuerdas nuestra preposición? Te mantengo fuera de la detención, tú sé mi chico del agua.
Dylan se había olvidado por completo en el caos que era el mundo del revés. —Chica del agua —corrigió.
—Por supuesto, chica del agua —se rio entre dientes, ya alejándose—. ¡Ve al gimnasio a las 6! Siento lo de tu hermana, por cierto.
Ahí estaba. Típico.
Dylan estaba al margen de la cancha de baloncesto de la escuela Hawkins, colocando vasos en una mesa plegable. Había una jarra amarilla de gran tamaño a su lado, llena hasta el borde con agua helada. Tuvo que reírse de su situación - Dylan Holland en un evento deportivo y su principal objetivo de la noche no era comerse con los ojos a chicos sexys.
Steve, vestido con su uniforme: pantalones cortos verdes, una camiseta amarilla y calcetines hasta la pantorrilla; era feo por decir lo menos y le gustaría hablar con quién lo diseñó - se acercó a su mesa con una sonrisa descuidada en el rostro.
—Entonces, estabas diciendo la verdad —nunca trató de ocultar su diversión. Él la miró, ella también estaba usando una fea camiseta de la escuela Hawkins, el entrenador había tratado de obligarla a ponerse los pantalones cortos verdes también, tenía extras del equipo de voleibol de chicas, pero Dylan no estaba de acuerdo. Ella luchó contra él con uñas y dientes hasta que él abandonó esa idea—. Estás en el equipo. Nos das agua.
—Ríete —dijo con frialdad—. Pero como dijiste, les doy su agua. Puede que la tuya tenga saliva si sigues mirándome así.
—¿Cómo? —Steve reflexionó. Aparentemente había olvidado la última pelea que compartieron.
