¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO VEINTICUATRO " VERANO DEL '83 "
ELLA SE SENTÓ EN UNA SILLA DE CÉSPED EN EL PATIO TRASERO DE CAROL, con las gafas de sol inclinadas en su rostro mientras miraba a Steve frente a ella. Se había estado bronceando, pero se estaba impacientando.
Se paró en medio de la hierba verde con un mazo en la mano, alineando cuidadosamente su próximo movimiento. Tommy H había ido anteriormente, golpeando su bola torcida, haciendo que el movimiento de Steve fuera mucho más difícil. Dylan puso los ojos en blanco ante lo tedioso de todo. Ella no provenía de una familia rica como lo hacían los tres amigos, por lo que los juegos de césped como el croquet parecían de mal gusto. No la agarrarían muerta con un mazo en la mano.
—Esto es aburrido —dijo ella arrastrando las palabras—. ¿Podemos ir a nadar o algo? Esta mierda es para gente mayor.
Carol se burló. —El hecho de que no lo aprecies no significa que sea para personas mayores.
Carol estaba detrás de Steve, apoyada en el extremo de su mazo. Dylan le lanzó una mirada fría. —Lo siento, Carol. Olvidé que eras una perra engreída y remilgada por un momento. Continúa con tu estúpido juego.
—¡Dylan!
Dylan se encogió de hombros y se reclinó en la silla, dejando que sus ojos se cerraran y se relajaran. Podía escuchar a Steve reírse y supo que Tommy probablemente estaba ahogando su propia risa.
—¿Qué te parece esto de emocionante? —Dijo Tommy, Dylan lo miró a través de un ojo—. Mi tía se va de la ciudad, así que mi primo nos invitó a Indianápolis el fin de semana para una fiesta de 72 horas sin parar.
—Está bien, estoy intrigada —Dylan se sentó con la espalda recta y se puso las gafas de sol sobre la cabeza—. Gracias por mejorar este verano aburrido.
—¡Oye! —Steve parecía ofendido—. ¿Qué hay de mí? He estado organizando fiestas todos los fines de semana y él recibe los elogios.
—Steve. Beber media caja de cerveza junto a tu piscina con otras seis personas no es una fiesta.
Steve se cruzó de brazos y dejó que el mazo cayera al suelo de forma espectacular. —No me di cuenta de que había una lista de reglas para una fiesta, Dyl.
—Bueno —frunció los labios—. La hay. Y tus pequeñas fiestas no califican.
Él frunció el ceño y Dylan sonrió, complacido de que ella se hubiera metido bajo su piel. Pero Steve no lo soltó, en su lugar se abalanzó sobre ella, envolviéndola en su brazo, haciéndole cosquillas erráticamente en todas partes. Ella se retorció, chillando bajo su toque.
Pronto se quedó sin aliento y Steve detuvo su ataque, dejando que sus pulmones se tomaran un descanso. Pero él se quedó encima de ella, cerniéndose sobre ella con los brazos apoyados en la silla de jardín. Ella sonrió y él correspondió la expresión, sus ojos se posaron en su boca por una fracción de segundo. Instintivamente ella hizo lo mismo, imaginando lo que sucedería si cerraba la distancia entre ellos en ese momento y allí. No había explorado a Steve como una opción antes, y probablemente nunca lo haría en serio, pero por un breve segundo las cosas se sintieron calientes entre ellos.
