"Anillos de Promesa"

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Dos pequeños niños corren tomados de la mano. Uno sólo es el que ríe, el otro le mira con fascinación. Sus cabellos ondean ante el viento otoñal, las hojas golpean sus rostros y se enredan en sus cabellos. Su madre dice que debería cortárselo, que lo tiene demasiado largo para un varón como él, su padre dice que se ve bien, que le gusta mucho cómo le queda. A su mejor amigo y a los padres de él también parece gustarles, siempre están pasándole los dedos por el cabello, peinándoselo con trenzas laboriosas o prendándole cosas en las hebras rosadas.

—¡Vamos, Kaoru! ¡Corre!

Él no entiende nada, simplemente se deja arrastrar, aún cuando la voz de su madre le grita en la cabeza que no debe tomar la mano de otros niños, que no debe ensuciarse, que correr le desarregla la ropa y ella se cansa mucho alisando las arrugas y desenredando su cabello. Cuando estaba con Kojiro, su mejor amigo del mundo, no le importaba lo que su madre decía.

—¡Mira esto! ¡Es tan genial! —Kojiro se lanza a la montaña de hojas secas, toma un puñado con ambas manos y lo arroja hacía arriba, creando una lluvia de colores cafés y naranjas.

Los dorados de Kaoru brillan con admiración, aún cuando el día estaba nublado, la risa de Kojiro creaba colores cálidos a su alrededor, parecía el mismísimo sol de verano, caliente y cegador. A Kaoru le gustaba, era agradable y hacía que su corazón latiera tranquilo.

—¡Ven, Kao! ¡Es divertido!

—M-mi mamá... —retuerce los dedos de su mano y juega con la punta del pie. La última vez que había jugado bajo las hojas secas se había ganado un castigo tremendo.

—¡No pasará nada! —Le jala de la manga del suéter hasta que ambos están tirados sobre la montaña de hojas, Kojiro ríe encantado y Kaoru no puede ponerse triste ni molesto ni preocupado, sólo quería divertirse al lado de su amigo.

—¿A dónde irás de vacaciones? —Pregunta Kojiro cuando ambos terminan exhaustos y sin aliento después de reír y jugar. Se han tumbado sobre las hojas, mirando hacia el cielo nublado, dejando que algunas hojas perezosas que se desprenden de las ramas torcidas y esqueléticas caigan sobre ellos.

—Con la abuela —responde simple y conciso.

—¡Mis padres me llevarán a Estados Unidos! Dicen que es fabuloso

—¿Estados Unidos? —Kaoru gira para mirar a Kojiro, interesado en la plática.

—¡Sí, sí! ¡Está a muuuuucho tiempo de distancia! Viajaremos en avión y cruzaremos el mar y volaremos entre las nubes. Dice papá que nos iremos por la noche y tal vez lleguemos por el día. ¡Será muy divertido!

Kaoru baja la mirada. De pronto se siente triste. Desde que se conocieron, Kojiro y Kaoru nunca se habían separado más de dos días, pero esta vez parecía que Kojiro se iría durante mucho tiempo. Le entran ganas de llorar.

—¿Eh? ¿Estas...? ¡N-no llores, Kao! ¡No me iré para siempre!

—Pe... pero... —el sollozo le corta la respiración. Si Kojiro se iba se sentiría tan sólo. Kojiro era su único amigo, entonces...

—Oye. Te prometo que volveré. Sólo son vacaciones, ¿de acuerdo? —Sonríe, mostrando la falta de dos de sus dientes, uno superior y el otro inferior. A Kaoru siempre le había gustado la sonrisa abierta de Kojiro y le daban gracia las ventanas entre su dentadura —. Mira, aquí

Kaoru obedece. Kojiro saca de su bolsillo un recipiente de plástico que parece un huevo, lo abre frente a sus ojos y aparecen un par de pequeños anillos de metal. En el centro tenían una piedra sintética de plástico, uno de color rosa pálido y el otro de color verde bandera. La mirada de Kaoru se ilumina, le gustaban los accesorios, su madre siempre utilizaba aretes, collares, pulseras y anillos que le quedaban muy bien. Una vez intentó usar esas cosas, pero fue descubierto por su madre, recibiendo un regaño de los mil demonios.

—Me salieron por suerte. Mamá dijo que podía compartir uno contigo. Con esto podemos prometer que siempre seremos amigos y que volveré. ¿Te gusta la idea?

Kojiro no parece avergonzado, al contrario, se veía tan emocionado. Kaoru mira a Kojiro, después vuelve su mirada a los anillos, después a Kojiro de nuevo.

—¿Puedo tener el anillo de la piedra verde?

Kojiro sonríe y asiente. Le pasa el pequeño aro, ambos deslizan el metal por sus dedos. Admiran la belleza de estos y se sienten tan seguros con esta promesa. Algunas horas después son llamados por la señora Nanjo para merendar antes de llevar a Kaoru a su casa. Kaoru sabe que tendrá qué ocultar ese anillo de promesa de su madre, lo cuidaría con su vida hasta que Kojiro volviera de sus vacaciones.

FluffTober 2021 - Matchablossom VersionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora