Una semana después de la competencia con Adam, Kaoru se tuvo qué mover al departamento de Kojiro para estar más cómodo. Es más sencillo así. Puedo estar al pendiente de ti y atenderte como te mereces; habían sido sus palabras textuales. Kaoru no tuvo corazón para negarle aquella petición. Eso y, sinceramente, ya había tenido un par de incidentes en casa que provocaban que su recuperación fuese lenta y tortuosa, como levantarse de la silla para alcanzar cosas de las repisas de la cocina, o mojar por accidente sus yesos cuando se bañaba, o esa vez que intentó cambiarse los vendajes superficiales de algunas heridas y terminó con un desastre de tela blanca que no cumplían con su función.
Así que aquí estaba, siendo atendido por Kojiro como si fuera su enfermero personal. Aún cuando Kojiro atendía sus responsabilidades en el restaurante, en cuando Kaoru le mandaba mensaje o le hacía una llamada de emergencia, él dejaba lo que sea que estuviera haciendo y corría a su casa a atender cualquier problema que tenía. Kaoru disfrutaba mucho de la atención, al principio se había sentido extraño, la mayor parte del tiempo quería hacer las cosas por su propia cuenta, pero cuando Kojiro se enteró de eso, puso el grito en el cielo y le regaño como si fuese el hombre maduro de la relación. Debía admitir que muchas veces los papeles de madurez se invierten, y tal vez, sólo tal vez, él era quien la mayor parte del tiempo se comportaba como un chiquillo caprichoso y testarudo.
—Está listo el baño —avisa Kojiro desde la habitación.
Kaoru entra en Carla hecha silla de ruedas. El vapor le golpea el rostro y el ambiente es relajante pero demasiado caliente para su gusto.
—¿Tomaste la temperatura? Carla...
—La temperatura actual es...
—¡No, no! ¡Carla, no hables! —Le interrumpe Kojiro, odiaba cuando esa máquina le corregía, que Kaoru no confiara en él, como si no supiera hacer las cosas.
La mayor parte discutían por estas situaciones, Kaoru quería saber con exactitud las cosas y si Carla le decía que algo no estaba a la temperatura correcta, si no era la hora indicada o si no algo no estaba preparado como ella decía, Kaoru se ponía caprichoso y no tomaba cualquiera de las cosas que Kojiro había hecho con tanto esfuerzo, y como Kojiro estaba siempre interrumpiendo a Carla o diciéndole a Kaoru que no le hiera caso a esa máquina del demonio, Kaoru se indignaba y amenazaba con irse de casa si no aprendía a respetar a su amada Carla. Ugh, los golpes invisibles que aquellas palabras le daban directo al hígado.
—El agua está a buena temperatura. Es buena para tu recuperación
Kaoru mira la bruma que se eleva perezosa y el espejo empañado. Aquello le indicaba que el agua estaría más caliente de lo que su delicada piel soportaría. Muchas veces le recordó a Kojiro que la resistencia de sus pieles no era la misma y que él necesitaba una temperatura más templada para aguantar el baño, pero parecía que nunca le escuchaba.
—Eso parece estar demasiado caliente. Vas a irritar mi piel
—Ni siquiera la has tocado como para llegar a esa conclusión. Deja de poner excusas y entra a la bañera
—Ni loco. Si entro la piel se me va a derretir
—Kaoru...
—Deja que Carla arregle el agua y después me bañaré —ordena a Carla que le lleve hasta la sala pero es detenido por Kojiro.
—Ah, no. Eso sí que no. Dijiste eso mismo la última vez y no te bañaste. Esta vez no haré lo que tú quieras. Entrarás a esa bañera aunque tenga qué obligarte
—Tú...
Como sabe que Kaoru hará hasta lo imposible, lo carga antes de que ordene a Carla seguir avanzando. Lo sienta en la tapa bajada del retrete y comienza a proteger con plástico especial los yesos de Kaoru.
—El agua está bien. Confía en mi
Kaoru sigue quejándose, sí no le preocupara el que le deje caer se estaría removiendo para zafarse, pero eso sería perjudicial para sus heridas.
—Aquí vamos
Avisa. Se inclina para que la punta de los dedos de los pies tanteen el agua. Kaoru se encoge un poco antes de darse cuenta que eso realmente no es tan malo como pensaba. La calidez del agua era soportable y no quemaba su delicada piel como había imaginado. El vapor era una exageración. Kojiro sigue metiéndole poco a poco hasta dejarle sentado correctamente, con el agua cubriéndole por arriba del pecho, dejando sus hombros descubiertos.
Cuando Kojiro comienza a lavarle, lo hace tarareando. Esta era una de las tareas que más vergüenza le daban a Kaoru, aún cuando han sido pareja durante tanto tiempo, aún cuando se han visto desnudos de todas las maneras posibles, dejarle que pase sus manos por su cuerpo de una forma no sexual, tan delicadamente y con tanto cariño era un acto del que aún no se acostumbraba, y en vez de disfrutarlo se preocupaba más por no dejar que su cuerpo reaccione por sí solo.
—Sabes que no estoy hecho de cristal, ¿cierto?
—Estás herido —le recuerda, pasando cuidadosamente la esponja por los hombros.
Los utensilios que utilizaba para bañarle los había comprado exclusivamente para Kaoru, cosas suaves que evitaban que su piel se pusiera roja e irritada. Aunado a eso, realizaba la tarea de una forma tan calmada que a Kaoru le desesperaba, pero también entendía que no quería lastimarle.
—No todo mi cuerpo lo está. Eres un exagerado —pone los ojos en blanco.
—Siempre me dices que soy un gorila tosco y descuidado —le masajea el cuero cabelludo, esparciendo el acondicionador.
Kojiro aprecia la piel rosada que se va oscureciendo más conforme Kaoru se mantiene en el agua cálida. No puede soportar el picor de sus labios y se inclina para besar uno de sus hombros. Aún se le encogía el corazón al pensar que ese maldito golpe pudo haberle arrebatado al amor de su vida. Por esa razón, todas las noches se aferraba al cuerpo de Kaoru, teniendo cuidado de no lastimarle, le mimaba en todo lo que podía y le llenaba de besos; sentirlo real apaciguaba las pesadillas y esas ganas asesinas que tenía contra Adam.
—¿Estás teniendo pensamientos malos o pensamientos cochinos?
—Mmm... ahora que lo mencionas —sus manos bajan hasta sumergirse en el agua, tantea la cadera de Kaoru y siguen descendiendo hasta encontrar sus muslos y apretarlos, provocando un pequeño brinco en su pareja.
—¡No me manosees, idiota! ¡Estoy herido!
Kojiro deja salir una estruendosa carcajada, se abraza a su mojado novio y le besa la mejilla, feliz de poder seguir teniéndole aquí, peleando y disfrutando de su compañía.
ESTÁS LEYENDO
FluffTober 2021 - Matchablossom Version
FanficPorque me gusta sufrir. Un mes entero (o no) de escritos bonitos dirigidos hacia uno de los matrimonios más bonitos del anime, el MATCHABLOSSOM (de SK8: The Infinity). Colaboración con una de mis prometidas para no caer en la locura C,: DÍAS Y TEMAS...