"Abrazo"

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Abre los ojos con lentitud. La luz de la mañana se filtra lo suficiente para iluminar la habitación sin ser algo invasivo y molesto. Lo agradecía pues con el tremendo dolor de cabeza no cree poder aguantar la luminosidad excesiva. Se pasa las manos por el rostro para tratar de espantar el sueño. Las sienes le palpitan, los ojos le duelen y siente tanta sed que su boca se encuentra más pastosa de lo normal. Ugh. También su estómago estaba revuelto, sabe que si consumía algo, que si el agua pasaba por su garganta, vomitaría. ¿Qué demonios había pasado ayer?

El agradable y divertido ambiente le envuelve los oídos, conocía esas voces, ese ambiente, esa sensación que regocija su corazón. Los mareos, las náuseas y las punzadas de su cabeza disminuyen en cuanto reconoce el lugar en el que se encuentra. Se relaja notoriamente. Sale de la cama, mirando la vestimenta que lleva, no se sorprende al encontrarse con uno de los pijamas de Kojiro. Ha estado en esa casa tantas veces que ya no siente vergüenza, ese era su hogar, no donde vivía. Entra al baño, hace ambas necesidades, se echa agua en la cara para despertar completamente y sale siguiendo los ruidos de risas y conversación alegre.

La habladuría para de golpe en cuanto él entra al comedor. Se siente un poco cohibido, eso hasta que los tres de apellido Nanjo le regalan una sonrisa, invitándole con ese gesto a entrar.

—Buen día —sonríe apenado, retorciendo el dobladillo de la camisa del pijama.

—Ven, cariño. Siéntate. ¿Quieres un café? Kojiro, querido, sírvele café a Kaoru

Intenta protestar, pero sabe que es inútil. Cierra la boca antes de que se den cuenta que tuvo la intención de negarse. Toma el lugar al lado de la señora Nanjo, quien le acaricia la mano y le sonríe cálidamente.

—¿Te sientes bien? ¿Necesitas una pastilla? Kojiro nos dijo que ayer fueron a una fiesta y se divirtieron mucho —parece divertida y eso le avergüenza un poco más porque no sabía qué tanta implicación de información llevaban esas palabras.

—Sí, yo... me divertí —mira a Kojiro quien simplemente le sonríe sin hacer otro gesto como para disculparse o transmitirle alguna otra cosa —. Y estoy bien, no necesito de la pastilla

Las sonrisas de los Nanjo le encantaban, eran tan familiares, tan protectoras, tan cálidas. Le gustaba aquí, quería estar con ellos por el resto de su vida.

—Ayer hicimos esa pasta que te gusta tanto —menciona el señor Nanjo, con ese acento italiano que le pone los pelos de punta, y sabe que no es al único, cada vez que el señor Nanjo hablaba su esposa se le quedaba viendo con ojos de amor.

A veces, cuando Kojiro se frustraba, se le salía ese acento, y el corazón de Kaoru apenas podía soportar eso. Kojiro le pone la taza humeante enfrente, en esa taza que era especial para él. Sí, estaba tan metido en esta casa que tenía sus propios trastes, objetos de aseo y comida especial.

—Kojiro, caliéntale un poco

Su amigo asiente sin queja, sin fruncir el ceño o bufar con fastidio. Parecía tan complacido de atenderle.

—No, no, yo puedo... —trata de levantarse pero la mano elegante y cálida de la señora Nanjo lo detiene, devolviéndole a la silla.

—Tú eres un invitado. Deja que te consintamos un poco —le acaricia la mejilla con el pulgar y el gesto se siente tan bien que tiene ganas de llorar.

Platican un poco en lo que Kojiro calienta su desayuno. Siente que algo es diferente, el ambiente tiene algo extraño, no de mala manera, todo lo contrario, estaba obteniendo más atención de la que estaba acostumbrado, y no es como que le incomodara, sólo se sentía... raro.

Come, con las conversaciones de los Nanjo envolviéndole, protegiéndole, manteniéndole a salvo y espantando todos sus miedos e inseguridades. Así se siente un verdadero hogar. Al terminar, pide permiso para ir a bañarse, recibiendo regaños de parte de los Nanjo por ser demasiado formal. Al salir de la ducha, ya vestido, con las sensaciones de la resaca extintas y la mente más despejada, nota que los dos adultos no se encontraban.

—¿Y tus padres?

—Salieron —responde con simpleza, como si no le importara que estuvieran ellos dos solos.

Algo en su mente despejada pero aún confusa le decía que el día de ayer había sucedido un evento entre ellos, pero no lograba recordar el qué. ¿Era por esa razón que todos actuaban tan atentos con él? El ambiente se vuelve tenso entre ellos, y Kaoru quiere huir, pero no estaba listo para volver a casa.

—Entonces... —carraspea, removiéndose en el taburete de la isla —. Ayer... no recuerdo nada de lo que pasó. ¿Pasó algo?

Kojiro se encoge de hombro, con una sonrisa que le da escalofríos. Entrecierra los ojos, tratando de presionarle para hablar, pero ese gesto le dice que Kojiro no soltará la lengua. Pero él tenía métodos para hacerlo, joder, claro que tenía formas de haber hablar a ese maldito gorila.

—Tú no vas a contarme una mierda —acusa con cautela.

Kojiro sacude las manos en el fregadero para quitar el exceso de agua. Se acerca sin apartar la mirada de Kaoru, sonriendo extraño, más de lo que siempre lo hace. A cada paso, Kaoru se pone más y más tenso. No sabe si quiere enterarse de lo sucedido.

—¿No recuerdas nada? —Kaoru niega —. ¿Y te sientes parte de esta familia?

Levanta una ceja. ¿A qué venía eso de repente?

—¿Entonces?

—¿Por qué mierda preguntas? ¿Eso qué tiene qué ver...?

Una luz le ciega, como un ciervo al cruzar la carretera. Palabras arrastradas apenas entendibles, imágenes borrosas que no sabe si son un sueño o sucedió de verdad. Cuando vuelve en sí, Kojiro se encuentra frente a él. Esa mirada, esa maldita mirada que le revuelve el estómago, que le invita a lanzarse a sus brazos y resguardarse ahí hasta que se sienta a salvo.

—Me gustas —pronuncia, despacio, saboreando cada letra, dejando que Kojiro masque la frase —. Quiero pertenecer a tu familia

El calor le explota en el rostro. Estaba tan malditamente avergonzado. Kojiro lo sabe, Kojiro puede verlo. Para evitarle más sufrimiento envuelve sus brazos alrededor de su cuerpo para atraerlo hacia sí y dejar que oculte su rostro en su pecho. Ese abrazo era lo que más necesitaba. Se aferra a su espalda. Joder, quería tanto golpearse la cabeza contra la encimera.

FluffTober 2021 - Matchablossom VersionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora