Kaoru estaba teniendo otra de sus crisis nerviosas, se sentía tan presionado por la mierda que tenía qué hacer para el concurso de caligrafía, por el proyecto de tecnologías innovadoras que debía construir, con sus padres sobre su espalda presionándole con dejar el skate. Marca por quinta vez el número de la persona que siempre le hace sentir a salvo bajo su mirada rubí comprensiva. Era sábado por la noche y más o menos sabía dónde estaba. En el último año se había hecho extremadamente popular con las chicas; en toda la escuela, de hecho. Estaban cursando su último año y los músculos comenzaban a marcársele, se veía más maduro, más atractivo, aunque él había notado eso desde hace algunos años atrás. Estaba tan jodidamente enamorado de ese estúpido gorila descerebrado, tanto que sentía que explotaría en cualquier momento.
Al no recibir respuesta en esta última llamada, siente el peso de la brecha de su amistad hundirle el pecho. Si Kojiro se alejaba de él, no le quedaría nada. No tendría dónde resguardarse de la lluvia de indiferencia y presión que lo sometían sus padres. Se acurruca en una de las esquina de su habitación, se abraza las piernas y apoya la frente en las rodillas. Se traga un sollozo y las lágrimas que le arañan la garganta. No sabía qué sería de él cuando Kojiro se fuera, cada uno se iría a una universidad diferente, tal vez Kojiro se fuera de intercambio a otro país, "Italia", había dicho un día, con el rostro arrebolado y los ojos brillantes de emoción. Conocer la cultura de su familia paterna era el sueño de su vida, y por nada del mundo él quería arrebatarle eso.
El celular suena en su mano, con ese tono especial que le ha otorgado exclusivamente para cuando él le llama. Responde casi enseguida. La bocina le vomita música y gritos, un desastre de sonidos que le hacen doler la cabeza.
—¡¿Kaoru?! —Preguntan de otro lado.
La voz de Kojiro se interpone por encima del ruido que le taladra los oídos. Grita su nombre un par de veces más. Lo imagina caminando para alejarse de la música, la cual mengua un tanto.
"—¿Kaoru? ¿Estás bien? ¿Kaoru?"
—S-sí —la voz le tiembla y se maldice por eso —. Lo siento... yo...
"—¿Estás teniendo otro de tus ataques? Espérame, llego en cinco"
—No, no. E-estoy bien
"—Si estuvieras bien no me habrías llamado cinco veces"
—Y-yo...
"—Espérame"
—¡No, no! Dame la dirección de la fiesta yo... quiero ir —pronuncia en voz baja.
"—¿Estás seguro? No creo que te grade"
—Sólo quiero salir de mi casa
"—Bien —"suelta un suspiro resignado, sabe que se está sobando el cuello "—. Estoy en casa de Ayumi, ¿sabes dónde queda?"
—Sí, sí. No te vayas, llegaré lo más pronto que pueda
Cuelga, se levanta de un salto y aleja la bruma de pesimismo que le ciega y asfixia. Se viste con la ropa que una vez Kojiro le regaló diciendo: "Basta de usar esas ridículas yukatas. ¿Eres un adolescente o un viejo?". Trata de no pensar en sus inseguridades, en la ansiedad que le provoca temblores en todo el cuerpo, en el nerviosismo que le da estar rodeado de tantas personas, compañeros y compañeras que todo el tiempo estuvieron hablando a sus espaldas.
La puerta de la residencia está abierta cuando llega, aún si no sabía dónde vivía Ayumi, el ruido de la música, que se escucha fácilmente a tres cuadras de la casa, lo hubiera guiado. Entra con cautela, todo el lugar está a reventar y Kaoru trata de pasar desapercibido, quería encontrar a Kojiro, tomarlo de la mano y salir de ese lugar, irse a casa de los Nanjo y cenar esa pasta tan deliciosa que la señora Nanjo preparaba, escucharles reír y ser abrazado por la calidez de ese hogar, dormir entre los brazos de Kojiro y despertar con el olor de los panqueques recién hechos. Quería tanto pertenecer a esa familia.
Da vueltas por la casa durante quince minutos hasta dar con Kojiro, riendo mientras es rodeado por chicas risueñas y encantadoras. Se aleja dos pasos hacia atrás, no quería arruinar ese ambiente tan maravilloso en el que Kojiro se encontraba. Él merecía ser feliz, ser amado, darle a sus padres nietos a quiénes consentir. Kojiro no debería ser contagiado de su enfermedad.
—¡Sakurayashiki, amigo mío!
Sus hombros son rodeados, le arrastran hasta un grupo de chicos dentro de una sala. Todos son ruidosos y eso le marea. Se siente tan perdido.
—Nos falta un tipo para jugar. ¿Quiere? ¡Anda, anímate! ¡Diviértete un poco y deja de ser un robot!
—¡Bebe! ¡Bebe! —Manos de desconocidos le pasan chupitos, haciéndole bebérselos de una. Estaba tan mareado por el ruido, las personas y el calor que no ha podido resistirse
El alcohol le quema la garganta, no sabe lo que estaba bebiendo. Lo único que había bebido en su vida había sido ese vino tinto que los Nanjo le invitaban cuando se quedaba a cenar. No entendía el juego en el que le habían obligado a participar, sólo sabía que le pasaban trago tras trago. El mareo se había transformado en algo mucho peor, las imágenes se distorsionan a su alrededor y el ruido le taladraba los oídos. Los latidos del corazón le retumbaban en todo el cuerpo, el estómago lo sentía revuelto y tenía tantas ganas de llorar. ¿Dónde mierda estaba? ¿Qué estaba haciendo aquí? Kojiro... necesitaba encontrar a Kojiro
Alguien le toma y le lleva lejos, se siente flotar.
—...rou... Kaoru... ¡Kaoru! ¿Estás bien? Oye... oye...
Kojiro le sostiene de la cintura, trata de apartarle el cabello del rostro. Se veía tan mal, y él no sabía qué hacer.
—Debes de vomitar. ¿Estás escuchándome? ¿Kaoru?
—Quiero... quiero a Kojiro...
—¿Qué? Estoy aquí, tranquilo
—¿Kojiro?
La claridad parece apoderarse de él. Se endereza, pero Kojiro sigue tomándole de la cintura pues Kaoru se sigue balanceando. Sus pálidas y huesudas manos le toman del rostro y su dorada mirada se topan con sus rubíes.
—Kojiro... te quiero... Kojiro... me gustas.... me gustas tanto —la voz se le quiebra y las lágrimas comienzan a lamerle las mejillas —. Pero él no... él no debe... él no puede... —las lágrimas se vuelven llanto, uno lastimero que rompe el corazón de Kojiro.
—Tranquilo, todo está bien. Vamos a casa, después hablaremos de esto
—Llévame... llévame con Kojiro... quiero estar... quiero estar con él. Por favor. Quiero pertenecer a su familia
—Está bien, está bien. Te llevaré a casa. Tranquilo
Kojiro carga a Kaoru en su espalda. Camina por las calles desiertas, escuchando los lamentos y confesiones de su mejor amigo. No sabía si preocuparse o estar feliz. Al día siguiente, cuando a Kaoru se le pasara la borrachera, sabía que estaría tan avergonzado. Se plantea el guardarse ese secreto, pero los "Amo la familia de Kojiro. Quiero pertenecer a la familia de Kojiro" le hacen difícil la tarea. ¿Qué pasaría si él también se confesaba? ¿Qué pasaría si quería que Kaoru se le confesará sin estar borracho?
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FluffTober 2021 - Matchablossom Version
FanficPorque me gusta sufrir. Un mes entero (o no) de escritos bonitos dirigidos hacia uno de los matrimonios más bonitos del anime, el MATCHABLOSSOM (de SK8: The Infinity). Colaboración con una de mis prometidas para no caer en la locura C,: DÍAS Y TEMAS...