"Baile Lento"

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Cuando la campana del descanso sonó en la escuela Kaoru suspiró audiblemente, estirándose en su asiento, al echar la cabeza hacia atrás su cabello se esparció por el pupitre de Kojiro, quien lo miraba tratando de no parecer nervioso.

—Oye, el sábado será la recepción de la boda de la hermana de mi madre, ¿quieres ir conmigo? —miraba por la ventana para evitar ver el rostro de su amigo, quien se había dado la vuelta para verle.

—¿Yo? ¿No invitaras a una de las chicas con las que siempre estás coqueteando? —Tuvo que ser muy cuidadoso con su tono de voz para no dejar salir los celos que cargaba aquella pregunta.

—Ninguna de ellas puede, es por eso que te lo pido a ti, no te creas tan especial —Tenía que tratar de sonar cool, no podía dejar que su amigo supiera que nunca hubo otra opción si no era él.

—Hmm, bueno, pero tendrás que invitarme el almuerzo mañana —El peli rosa le sonrió de lado como un niño que sale con la suya, sabiendo que Kojiro no podría decir que no, Kojiro nunca podía decirle que no.

Los dos días que faltaban para el fin de semana fueron un martirio para Kojiro, durante ese tiempo cambió su outfit más veces de las que podía recordar, combinando un pantalón con ésta camisa, con esa camisa, con aquella camisa, ¿que tipo de corbata sería mejor? ¿un moño, una lisa? ¿debía usar corbata siquiera? Kaoru seguro se burlaría de él, y le diría que parecía un pingüino enorme o un mesero desaliñado.

El día por fin llegó, si su amigo se burlaba de su ropa ya no importaba, ya estaba en la entrada de su casa, ya no había tiempo para cambiarse, llevaba un pantalón de vestir blanco y una camisa de un azul claro, con un saco azul oscuro, la corbata le había parecido demasiado, además llevaba la camisa abierta dos botones, de otra forma se sentía asfixiarse. Cuando Kaoru por fin atendió a la puerta tuvo que tragarse un suspiro, llevaba un pantalón y camisa negros que resaltaban su tez pálida y el saco gris iba perfecto con el color de su cabello, el cual llevaba en un tocado alto que hacia ver su rostro anguloso y perfecto, Kojiro noto que se había quitado sus piercings, se había tomado incluso más en serio que él la tarea, o quizá era solo que cualquier cosa que Kaoru usara a él le parecía magnífica.

La recepción había sido realmente bella, la hermana de la madre de Kojiro llevaba un shiromaku con toques dorados al igual que su pareja, al principio Kaoru se sorprendió un poco al descubrir que ambas eran mujeres, pero fue también entonces que entendió porque los padres de Kojiro no quisieron asistir a pesar de ser la familia inmediata. A pesar de llevar la ropa tradicional japonesa el oficio de la boda fue al estilo occidental, y durante toda la ceremonia Kojiro pensaba cómo se vería él en el día de su boda, ¿llevaría su pareja un shiromaku igual de hermoso? La imagen de Kaoru ataviado en uno de esos se cruzó por su mente y se atragantó con su saliva de la impresión, trató de sofocar su tos pero la risa ahogada de Kaoru no ayudaba en nada.

La ceremonia había terminado, la recepción era en un salón con un jardín enorme y precioso, con arcos llenos de enredaderas y luces que guiaban el camino a un pequeño estanque donde flotaban farolillos entre nenúfares.

La comida estaba deliciosa; esa noche escuchó a Kaoru reír tantas veces, que no importaba que la causa de su risa fuera su cara avergonzada cada que sus tías lo hacían bailar con ellas, haciendo comentarios acerca de lo alto que se estaba poniendo y lo grande que estaba.

Cuando el momento del brindis llegó la música se hizo más tenue, y fue entonces que Kojiro recordó que no había preparado un discurso, había estado tan ocupado pensando en verse bien para Kaoru que olvidó el bendito discurso; un poco en pánico tomó la mano de Kaoru y lo hizo seguirle lejos de la gente, hacia el pequeño estanque por el camino trasero, lejos del arco principal, fuera de la vista de todos. Su amigo le miraba con el ceño fruncido sin entender qué pasaba.

—Sabía que la ibas a cagar en algo —Dijo entre risas cuando su amigo le explicó lo que pasaba.

—No soy un hombre tan sensible como tú ¿ok? Además no se me dan bien esas cosas.

—Pudiste pedirme ayuda.

—Ya te debo demasiados almuerzos, no gracias —lo miro de reojo y pudo ver la sonrisa afirmativa de Kaoru.

Ahí, a la luz de los farolillos se veía aún más hermoso de lo que siempre hacía, y Kojiro tuvo que tragar con tanta fuerza que le dio miedo que se hubiera escuchado, a lo lejos se escuchó el tintineo de las copas al chocar, anunciando el fin de los brindis y el peli verde pudo volver a respirar tranquilo, la música volvió a escucharse fuerte y al volver la mirada pudo ver a su amigo mecerse en su lugar; armándose de valor extendió su mano hacia la suya, invitándolo a bailar, a lo que Kaoru le miró con los ojos bien abiertos y un poco en pánico.

—No, no sé bailar... Además, sería raro si nos ven bailando juntos —Escuchar aquello de sus propios labios le dolió más de lo que esperaba.

Pero Nanjo no se daría por vencido así de fácil, tomó su mano y lo acercó a él, a pesar de la pequeña resistencia que puso el peli rosa.

—Tranquilo, podemos bailar aquí, nadie nos verá, así solo yo puedo reírme de que seas un mal bailarín —Una sonrisa tan amplia cubrió su rostro que Kaoru sintió ganas de meterle un cabezazo, ¿cómo se atrevía a burlarse de él?

La música era lenta y melosa, las mejillas de Kaoru ardían al pensar que su mano estaba posada en la de Kojiro y que bailaban tan cerca, tan lento, rezó porque no se diera cuenta, era demasiado íntimo, suspiro, era su turno de armarse de valor, no podía perder nada cuando Kojiro había sido quien lo había arrastrado a esa situación tan ridícula y vergonzosa, al diablo si las cosas salían mal, por alguna razón, el haber visto a la pareja prometerse amor eterno en la ceremonia le había hecho pensar que si no era ahora, no sería nunca.

—Kojiro... —Su voz sonó tan lastimosa por la vergüenza que tuvo que carraspear, no era propio de él ser tan penoso, pero esto era importante, un suspiro— ...Me gustas...Por favor sal conmigo... —Nanjo se detuvo, a lo lejos, se escucharon unos aplausos al terminar el vals de las recién casadas.

¿La había cagado? Lo había arruinado todo, los segundos que el peli verde tardaba en reaccionar parecían años, avergonzado trató de soltarse del agarre del moreno para huir de ahí, pero cuando empujo para alejarse de él, éste le sostuvo de la cadera, acercándolo hasta eliminar toda distancia entre ellos, cuando sus miradas se encontraron Kaoru pudo sentir toda su sangre subírsele a la cara, entonces los brazos fuertes del otro lo apretaban y escucho un suave pero firme cerca de su cuello, donde Kojiro enterraba el rostro tratando de no estallar de felicidad. No sabía si era él o su ahora novio quién temblaba, pero a lo lejos la música seguía sonando y cuando reanudaron su penoso baile, otro coro de aplausos resonó al fondo.

FluffTober 2021 - Matchablossom VersionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora