Dato: Takemichi sabes usar armas, pero no sabe luchar cuerpo a cuerpo.
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Abrió los ojos sobre exaltado, sintiendo fuertes golpes contra la puerta principal.
Agudizo su oído lo mas que pudo mientras se paraba lentamente intentando hacer el mínimo ruido posible.
Escucho los mordiscos al aire de los zombies, como si intentaran saborear un poco mas el aroma a carne fresca, lastima que la que saborearan lo seria la suya.
Tomo con fuerza el bate con clavos que reposaba a un lado de la puerta de su habitación, saco los cerrojos y camino con tranquilidad por los pasillos de la casa, los mismos estaban desolados, y se veían opacos.
Lo que antes era una casa acogedora, ahora solo era una triste imagen de lo que antes fue, parecía una foto vieja, nada se movía de su lugar, todo era silencio, parecía pintado en blanco y negro.
Se paro frente a la puerta principal mientras contaba los sonidos, "dos...no, tres zombies".
Camino por el largo pasillo de la planta baja mientras salia al patio trasero, el cual estaba rodeado por una gran valla de madera, nada podía entrar a menos que tuviera la fuerza suficiente para derribar la.
Su respiración era entrecortada, sintiendo la adrenalina correr por sus venas, cuando recién había comenzado el apocalipsis hace un año se había encerrado en su casa con miedo de que una de esas cosas lo mordiera, con el pasar del tiempo se dio cuenta de que la humanidad se estaba yendo a la mierda. Los científicos no podían encontrar una cura, las personas se tuvieron que acostumbrar, por que ahora esta era su nueva realidad.
Abrió con cuidado el portón, dejando delicadamente los miles de cerrojo que tenia el mismo sobre unas tablas, por mas que lo intento las bisagras hicieron un ruido en ensordecedor, chasqueo la lengua y reunió fuerzas, avanzando con paso rápido a esos dos zombies. Golpeo lo mas fuerte que pudo sus cráneos, el ruido de este chocar contra el pavimento, y el salpicar de la sangre en su rostro le genero un poco de asco.
Las alarmas sonaron en su cuerpo de forma inmediata.
"dos zombies! Eran tres! Maldita sea!!!".
Se dio vuelta con rapidez, pero no la suficiente, el zombie se tiro encima de el, alcanzo a colocar el bate en la mandíbula del muerto, logrando que no alcanzara a morderlo.
La rabia y el enojo quemaban como fuego su interior, su respiración se volvió agitada mientras intentaba quitarse al peso muerto de encima, lo cual logro después de unos segundos que se le habían echo eternos. Golpeo una y otra y otra vez asta que el cráneo quedo destrozado, mechones negros caían por su cara, bañados en sangre y sudor, las lagrimas se formaban en sus ojos.
