14. ᴀᴜᴛᴏᴄᴏɴᴛʀᴏʟ

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Su jefe se había portado, tenía que admitirlo. Tomarse un día de descanso le había sentado como la seda. Que Jaemin se lo hubiera permitido le desconcertó. ¿Por qué a veces era tan bueno y otras tan imbecil? ¿Cuál era el verdadero Jaemin? ¿No podía tener un término medio?

Para compensarlo, a la mañana siguiente fue mucho más temprano de lo habitual. Se pasó por una panadería y compró un bollo relleno de chocolate y un café. Su jefe lo había tratado muy mal muchas veces, pero ayer la culpa fue suya y necesitaba enmendarse, ya que sino Jaemin tendría algo que echarle en cara el resto de su vida.

La oficina estaba desierta, aun no había llegado nadie. Renjun pensaba dejar el café y el bollo sobre el escritorio de su jefe a modo de disculpa. Pero cuando entró descubrió que allí sí había alguien.

Un hombre con los pantalones por los tobillos y el pelo negro estaba de espaldas a él moviendo las caderas bruscamente contra alguien que estaba apoyado en la ventana. A Renjun se le cayó la mandíbula y casi se le cae el café y el bollo.

—¡Joder! —exclamó el hombre al darse cuenta de que habían sido descubiertos.

Se subió los pantalones rápidamente ocultando sus partes de la mirada de Renjun.

—¡Dijiste que a estas horas no venía nadie! —dijo furioso el hombre, que no parecía mucho mayor que Renjun.

— Y nunca viene nadie... ¿Quién...?  — Jaemin se dio la vuelta y las miradas de ambos chocaron en el aire. Renjun se lo estaba viendo todo, no llevaba pantalones, ni ropa interior.

—¿Te gusta mirar? —le dijo en tono burlón.

Renjun aún estaba en shock y no se había movido ni un centímetro.

—No será que eres tú al que le gusta que le miren, maldito pervertido —dijo el hombre ajustándose el cinturón.

—Nah, esas cosas no me van.

—Ya... Seguro que tenías planeado todo esto. Yo paso de que se nos una un desconocido, ahí te has pasado —el hombre cogió su chaqueta y se dirigió a la puerta—. Y no vuelvas a llamarme, estúpido degenerado, nunca debí volver a hacerte caso.

El hombre se marchó dando un portazo y dejó a Renjun dentro en una situación muy incómoda.

—Y-yo... Y-yo no pretendía...

—Tranquilo, no te cortes, di lo que quieras.

Jaemin había apoyado la espalda en la ventana y su erección levantaba la tela de la camisa que aún llevaba puesta.

—L-lo siento... Solo quería dejarte esto y... Pensé que aún no habías llegado... Y...

Jaemin se acercó a él.

—Lo siento mucho, me iré enseguida.

Renjun quiso abrir la puerta pero Jaemin ya estaba a su lado y apoyó la mano en ella para que no pudiera escaparse.

—¿Por qué te quedaste mirando?

—Y-yo... No quería mirar... Es solo que... Me sorprendí y...

—Claaaaro... Te sorprendió ver cómo le daban por culo a tu jefe, ¿no es así?

—N-no... Yo no...

—Venga, total ya lo has visto todo, puedes decir lo que piensas. Al igual que puedes llegar tarde al trabajo o entrar a mi despacho sin llamar. Tómate todas las libertades que quieras.

Renjun estaba contra la espada y la pared. Literalmente, porque el pene de su jefe seguía erecto a escasos centímetros de su ropa y le apuntaba directamente.

Odio A Mi Jefe (JaeJun) [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora