28. ᴇsᴛᴏ ᴇs ɴᴜᴇᴠᴏ

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—Buenos días director —saludó formalmente Renjun por la mañana.

—Buenos días—dijo Jaemin yendo más rápido de lo normal hacia su despacho.

Abrió la puerta asomándose y luego miró a Renjun.

—Ven aquí, tengo que enseñarte algo —dijo.

—Oh no, no pienso volver a caer en eso, hoy tenemos mucho trabajo, dentro de unos minutos llegará el jefe de marketing para...

—No es eeeeso, hazme caso entra.

Jaemin se metió en el despacho pero dejó la puerta abierta para que Renjun fuera detrás. A éste le pareció extraño, así que lo siguió. Se sorprendió cuando nada más entrar encontró a Jaemin sentado detrás de una mesa completamente diferente.

—Has... ¿has cambiado el escritorio?

—Sip, me he comprado uno nuevo. ¿Te gusta? — Jaemin lo repasaba con las manos. Era un escritorio de madera oscura muy elegante, no combinaba para nada con el despacho de estilo moderno que tenía.

—Sí, es muy bonito.

—Y discreto.

—¿Discreto? ¿A qué te refieres?

—Pues a que ahora nadie puede verme los pies.

—Ah, no sabía que tenías complejo con tus pies —se burló Renjun.

—Creo que no me has entendido, por qué no te acercas y te lo enseño.

El joven ayudante (inocente de él), se puso al lado de Jaemin y observó sus piernas estiradas bajo el escritorio.

—Acércate un poco más.

Renjun se agachó algo más, pero no veía nada extraño. Jaemin calzaba sus zapatos negros de traje y el pantalón a medida hacía que no le pudiera ver los calcetines.

—Deberías ponerte de rodillas, así tendremos una mejor vista.

—¿Tendremos?

—Ponte de rodillas.

Renjun entendió lo que quería hacer Jaemin, pero no entendió qué tenía que ver eso con el nuevo escritorio. Seguro que solo había sido una excusa más para hacerle algo pervertido. Era capaz de comprar un helicóptero si con eso conseguía que Renjun se bajara los pantalones.

Renjun se puso de rodillas, incapaz de resistirse a la voz autoritaria y firme del director, que le señaló vagamente que debía ponerse más abajo. Renjun agachó la cabeza hasta encontrarse metido por completo en el hueco entre las piernas de Jaemin, debajo del escritorio.

Ahora la cosa empezaba a tener más sentido.

Jaemin se la sacó sin bajarse los pantalones y se la restregó por la cara mientras Renjun sacaba la lengua para empezar a degustarla. Ya no se resistía tanto como antes, esa posición le gustaba, ser mangoneado por su pervertido y sensual jefe le ponía demasiado.

Le acariciaba los muslos mientras Jaemin le acariciaba el pelo y de vez en cuando le presionaba hacia abajo. Renjun lo había pillado masturbándose demasiadas veces, y ahora lo estaba haciendo por él. ¿Y por qué eso lo calentaba tanto?

La tenía grande, gruesa y con cada lamida se le ponía más y más dura. Jaemin no desaprovechaba oportunidad para sacarla de vez en cuando de su boca y darle algún toque por la cara y restregársela por fuera de los labios. La cara de su joven ayudante era muy erótica en estas situaciones.

—¿Lo ves? Así los dos tenemos una buena vista.

Toc, toc.

—Adelante —dijo Jaemin.

Odio A Mi Jefe (JaeJun) [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora