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¿Amor y dinero, o dinero o amor?

Cuando aventaron a Olivia de una camioneta hacia la calle junto con Sae-Byeok y Gi-hun, ella no esperó a que terminaran su pequeña peleita para saber si pecas lo soltaba o no. Empezó a caminar sin un destino en especial.

La noche era demasiado oscura. El aire frio le pegaba en la cara, y lo único que escuchaba eran los claxons de los carros que pasaban desde la otra calle.

Al menos, en la camioneta le pusieron una venda en su herida. Era lo mínimo que podían hacer, así que ya no sangraba.

Sin saber a dónde ir, escuchó pasos a sus espaldas.

–Se reconocer tus pasos, pecas. No puedes hacerte la interesante conmigo.

No contestó, pero era Sae-Byeok. Su silencio lo confirmaba. Cualquier otra persona hubiera dicho algo, pero no ella. Ella era especial.

–¿Sigues mal con tus padres? –preguntó pecas con el mismo tono neutro y sin sentimientos.

–Si mal significa que no quieren verme a dos cuadras de ellos, sí, estoy en muy malos términos con la gente que me trajo al mundo.

No se detuvo a conversar. Siguió caminando, porque supo que, si Sae-Byeok quería irse, lo haría, y si no, le preguntaría cualquier otra cosa, y ¿Quién era Olivia para decirle qué hacer y qué no? La última vez que lo intentó no la vio por dos años.

Por alguna extraña razón, sabía lo que pecas le quería preguntar antes de que lo hiciera. Era como si leyera su mente.

–Si, debo mucho dinero.

–Ni siquiera sabes si eso era lo que te iba a preguntar.

–¿Era eso?

Sae-Byeok no contestó, lo que fue un sí. Olivia formó una sonrisa de suficiencia en su cara.

–¿Qué harás ahora? –preguntó Olivia después de unos segundos.

–Voy a visitar a mi hermano –contestó sin emociones–. ¿Y tú?

–No lo sé. Soy un alma en pena que no sabe que hacer con su vida. Pero ya veré.

Se detuvo cuando vió la calle por la que tenía que ir, porque sí, tenía un lugar, pero no estaba muy segura de si ir o no.

–¿Puedo preguntarte algo? –dijo Olivia, aún sabiendo que lo iba a hacer aunque le dijera que no.

–Aun así me dirás.

–Si te volvieran a ofrecer que volvieras, ¿Lo harías?

–¿Volver al juego donde puedo ganar millones de wones?

–¿Sabiendo que puedes morir y dejar solo a tu hermano? –preguntó con el mismo tono irónico que pecas.

–Es peligroso. Pero no tengo muchas opciones para hacer con mi vida. Y tengo que sacar a mi hermano de allí. Necesito algo, Liv.

Olivia sonrió.

–Hace años que no te escuchaba decirme Liv –miró hacia el piso, pero no de vergüenza, sino de tristeza, pero no quería demostrarla–. Lo extrañé.

–Yo no extrañé que me dijeras pecas.

Olivia giró los ojos.

–¿Y tú? ¿Volverías?

Lo consideró como lo había considerado todo el camino hacia ahí en la camioneta con los ojos vendados. Soltó un suspiro con pesadez.

–No tengo nada. Literalmente nada. Estoy sola. No tengo dinero, casa, ni siquiera ropa para poderme poner toda la semana. Debo hasta el aire que respiro, y hay mucha gente que quiere matarme. Creo que sería más seguro estar haya adentro que aquí fuera –miró el cielo, negro, lleno de estrellas–. Sí, volvería sin siquiera pensarlo.

Nunca tendremos nuestro final feliz (Sae-Byeok) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora