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Los finales felices no son todo lo que la gente pide.

La culpa no es algo que exista mucho en Olivia.

Había hecho cosas muy malas. Había mentido a personas que no lo merecían y había pasado por etapas que ninguna otra persona podría superar. Hizo cosas para poder sobrevivir, y nunca se arrepintió de hacerlas.

Mató, engañó y estafó a mucha gente, y ni un solo arrepentimiento.

Hasta este día.

Ali era una persona increíble y bondadosa. Si Olivia no lo hubiera visto, jamás lo hubiera salvado, pero eso le recordó el peor engaño que había hecho. El engaño que aún existía. El engaño que le costó mucho mantener, y el que seguía carcomiendola por dentro.

Había arruinado la vida de Sae-Byeok sin que ella se enterara, y aún no lo hacía. Y hace poco, Olivia no tenía planes de decirle la verdad. De decile lo que había hecho hace algunos años. De decile la verdadera razón por la que se conocieron.

Pero, cuando llevaron a los sobrevivientes al mismo salón donde habían dormido por días, algo en ella supo que era hora de hacerlo.

El problema era que ella no quería hacerlo. Sabía lo que significaría para pecas. Sabía que la odiaría el resto de su vida, y que no habría ninguna cosa que ella pudiera hacer para devolverle la vida que Sae-Byeok tenía antes de lo que pasó.

Sabía que merecía su odio. Ella misma se odiaba. Pero no podría soportarlo.

La quería tanto, para ser tan egoísta y no decirle la realidad.

Entraron, y ahí estaba, justo la última persona que Olivia quería ver en ese momento.

La loca seguía viva. Y por un instante, Olivia supo que había sido demasiado estúpida al creer que la matarían solo por quedarse sin pareja. Las personas de ahí estaban locas, pero no discriminaban ni eran injustas con los participantes. Algo que a Olivia le gustaba y molestaba a la vez.

-Deok-su, al fin llegas -dijo ella burlonamente.

Olivia tenía migraña, y lo último que quería era que la loca repitiera la regla que ella se sabía de memoria.

Fue la primera en salir del grupo y dirigirse a la primera cama que encontró.

Entonces, dejó de escuchar.

Todo se volvió muy lejano para ella. Volvía a caer en ese precipicio en el que no escuchaba ni sentía. En el que parecía que el mundo estaba a miles de kilómetros de distancia, y las voces solo eran ecos que retumbaban en las paredes y se hacían nada en el aire, evitando que llegaran a sus oídos.

Y solo en ese momento, supo que salvar a Ali pudo haber sido el peor error que ella cometió. Pero ya no había marcha atrás.

Seguía cayendo, cayendo y cayendo. Ni siquiera sintió en momento en el que pecas se sentó junto a ella, y nunca supo que se estaba lamentando por la muerte de la nueva del piercing. De haberlo sabido, a Olivia se le hubiera olvidado todo, y estaría ahí para Sae-Byeok. Pero pecas no dijo nada.

Las dos empezaron a matarse mentalmente. Ambas por una persona, pero por razones diferentes.

Sae-Byeok sabía que pudo haber hecho algo para que ninguna de las dos muriera.

Olivia supo que lo que había hecho, había estado mal.

Pero, al final de todo, ambas hicieron lo de siempre: pensar a solas, y hundirse en su tristeza.

(...)

Casi nadie tocó la comida.

La mayoría seguían lamentandose por las muertes de sus compañeros, como pecas y Gi-hun.

Nunca tendremos nuestro final feliz (Sae-Byeok) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora