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No puedo morir, pero tú no lo mereces.


-Olivia -escuchó la voz Sae-Byeok en forma de susurró-. Liv, despierta.

Sabía que tenía que hacerlo, pero no quería encararla. Tenía miedo de aceptar la realidad. De decirlo, porque cuando lo haces, es como si lo estuvieras haciéndolo real. Cuando uno se lo guarda, no es real del todo, pero aceptarlo, es sacarlo a la luz, es exponerlo, es exponerse.

-¡Olivia! -empezaba a enojarse, así que decidió hablar.

-¿Qué pasa? -se hizo la tonta.

-Hay que hablar.

-¿No puede ser en otro momento?

-Aquí uno no puede perder el tiempo, levántate.

Resopló. Se sentó en la "cama" que no era del todo cama. Solo un colchón mal puesto y duro con una sábana vieja y una almohada que parecía que estabas durmiendo en el piso.

-¿De qué quieres hablar? -fue lo primero que dijo.

-¿Lo preguntas enserio?

No, pero no quiero hablar de eso.

-No quiero hablar de eso -decidió ser sincera, a lo que pecas suspiró con frustración.

-¿Es una broma? -su enojo empezó a notarse-. Te digo lo que siento, lo que me estuviste insistiendo tanto tiempo ¿para un solo "no quiero hablar de eso"?

Olivia no contestó. No sabía que decir, y sabía que, de hacerlo, algo malo iba a pasar.

Sae-Byeok se cansó del silencio. Tomó una respiración profunda, y volvió a hablar:

-Bien, así serán las cosas, pues, déjame decirte una cosa: No vamos a salir las dos de aquí, y si prefieres guardarte la realidad hasta morir, será tu problema, pero, piénsalo realmente. ¿Quieres morir sin decirme lo que sientes?

Se miraron por unos segundos.

No, no quería morir sin decirlo, eso era un hecho, pero algo en ella hacia que no pudiera hablar, que no pudiera decir lo que se había guardado por años.

-No.

-Entonces, ¿Por qué no me lo dices? -sonó desesperada, como si realmente quisiera saberlo, quisiera escucharlo.

-¡Porque no sé cómo hacerlo! -a pesar de soltarlo con exclamación, lo susurró para que los demás no la escucharan-. No sé cómo decírtelo.

-¿Decirme qué?

-¡Que te he amado desde el primer momento en que te vi!

Lo soltó sin siquiera pensarlo, y supo lo que había dicho, cuando ya lo había soltado. Ya lo había sacado, ya era real. La quería, no...ella la amaba, y ese amor, ya era aún más real.

Las dos se quedaron en silencio por unos momentos. Olivia esperaba el momento en el que pecas se fuera, o le dijera que estaba loca, pero no pasó.

-¿No que no sabías cómo? -le reclamó con burla.

-Ay cállate -fue lo único que dijo. Se volvió a acostar, y se tapó con la sábana por la vergüenza.

Esperó en el momento en el que Sae-Byeok se fuera, pero aún sentía su peso en el colchón.

-Es gracioso, el cómo tuvimos toda una vida para decirnos esto, y elegimos el lugar en el que vamos a morir para decirlo.

-Sí, es una estupidez.

Nunca tendremos nuestro final feliz (Sae-Byeok) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora