12

176 16 3
                                    

Uno tiene que morir, pero ninguno lo merece.

Ambos estaban inmóviles frente a frente.

Olivia solo podía pensar en lo que había dicho hace unos segundos.

Quería conocer a la familia de Ali. Quería salir y disfrutar lo que pudiera. Pero no podía. Y ahora que uno de ellos debía morir, no podía dejar de lamentarse por la muerte de Ali, aunque todavía no pasara.

Él miraba al piso, como si mirar al frente fuera su perdición para ese juego, o como si, al mirar al piso, pudiera evitar todo eso. Pudiera viajar en el tiempo, y elegir a alguien más desconocido como pareja.

Olivia sabía que Ali jamás aceptaría jugar eso, y que nunca lo diría, pero Olivia no perdería el tiempo lamentandose.

-Hay que jugar.

-Uno de nosotros morirá -dijo aún con la cabeza gacha sin mirarla.

-¿Quieres quedarte aquí hasta de acabe el tiempo y nos maten a los dos?

No contestó. No la volteaba a ver, y eso empezó a estresarla.

-Ali, si no hacemos nada, ninguno de los dos podrá salir de aquí.

Volvió a quedarse en silencio. Olivia suspiró pesadamente.

Sacó cinco canicas, y las puso en su mano.

-¿Nunca lo has jugado? -le preguntó.

Él negó con la cabeza. En su cara había preocupación y angustia. Tenía miedo a morir, pero no quería que Olivia muriera.

-Vamos.

Se sentaron frente a una casa con puerta verde. Todo estaba muy tenso, y más por lo que habían dicho antes. Todo lo que habíam prometido antes. Se dieron cuenta que solo era una pasantía, un sueño, una visión a futuro imposible. Y eso le dolía a ambos.

Olivia, con las manos frías y sudorosas, sacó unas canicas, y las encerró en su mano.

-Solo tienes que adivinar si las canicas que tengo aquí, son número par o número impar.

Ali la miró.

-¿Par o impar? ¿Cómo se juega eso?

Olivia suspiró. Si hubiera sido otra persona, le hubiera dicho que era un idiota por no saber eso, pero no lo hizo.

-Los impares son uno, tres y cinco. Los pares son dos, cuatro y seis. ¿Entiendes?

Él asintió.

-Y tienes que apostar el número de canicas que quieres.

-¿Las que yo quiera?

Solo no apuestes todas a la vez que voy a perder muy rápido.

-Si, las que quieras.

(...)

Ya habían empezado a jugar, y no habían avanzado demasiado. Cuando Ali le quitaba tres a Olivia, ella apostaba las mismas y terminaba devolviendoselas. Parecían que lo hacían a propósito. Ambos tenían la misma cantidad que al principio. Diez y diez.

Nunca tendremos nuestro final feliz (Sae-Byeok) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora