9

173 13 0
                                    

Todos vamos a morir.


-Bienvenidos a todos los sobrevivientes, al tercer juego. Esta vez, jugarán a la cuerda.

Todos en el equipo sentían como la presión se les bajaba, y el corazón de cada uno se aceleraba. Todos sabían que iban a morir. El equipo estaba conformado por cuatro mujeres, y una de ellas estaba herida, y un anciano que a penas podía sostenerse de pie.

Olivia sabía que su fuerza no iba a ser la misma, pero que, por más que le doliera, no podía morir, no ahora que tenía un equipo.

No necesitó escuchar las instrucciones para saber que era un juego de fuerza. Vio como Sang-woo empezaba a temblar y a sudar, y todavía no empezaban el juego.

Era un juego simple: si ganas, diez mueren. Diez pájaros de un tiro. Fácil y rápido para los trabajadores.

Se iban a sortear los turnos para jugar, y se sentaron en el piso.

-Podemos ganar -le dijo a Sang-woo dándole esperanzas, que sabían que eran mentira-. Con que no nos toque con el equipo uno, tenemos posibilidad.

-¿Y si sí nos toca con ellos? -soltó más como un reclamo que como una pregunta.

-Pues nos iremos a la mierda, pero no pienses en eso ahora.

Cuando círculo sacó el equipó uno, Olivia empezó a rezar a cualquier persona que estuviera arriba, de que no fueran ellos los que salieran después.

Sea quien sea la persona a la que le rezó, pareció escucharla.

El equipo siete se levantó, y ella pensó que nunca había visto a unas personas temblar tanto como el primer hombre en la fila.

Van a morir.

-El equipo uno y el siete, van a jugar primero.

-Una preocupación menos -le susurró a Sang-woo, pero no dejo de estar tenso-. Escucha, no vamos a morir.

-¿Y cómo estás tan segura? Este puede ser el equipo más débil de aquí.

-No van a morir porque me tienen a mí.

-¿Y eso en qué ayuda? Estás herida, y...

-Donde digas que soy mujer juro que te agarro del cabello y te aviento al precipicio antes de empezar a jugar -Sang-woo guardó silencio-. No vamos a morir.

Cuando menos se dió cuenta, los equipos ya estaban en las plataformas. Cuadrado hizo sonar un disparo, y empezaron a jalar la cuerda.

Como Olivia supo desde el principio, simio ganó. Pero eso no fue lo que más le interesó, sino la forma de morir de esas personas.

-¿Aún piensas que podemos ganar? -preguntó Sang-woo, y aunque varias personas lo hubieran hecho con descaro, él lo pregunto como si quisiera una pequeña esperanza, aunque fuera la más mínima.

-Vamos a ganar, Sang-woo. Ten eso por hecho.

Lo que en verdad quería decir era: No voy a morir sin decirle lo que siento a Sae-Byeok. Jamás me iría con eso a la tumba.

Pero en lugar de eso dijo:

-Jamás moriría de una forma tan estúpida como caer a un precipicio.

Volvieron a poner la cuerda en su lugar.

-Volveré a sortear los números para la próxima ronda -dijo cuadrado, y círculo volvió a sacar un número-. Equipo cuatro.

Olivia sintió ganas de vomitar. Cuando se levantó, le temblaban las piernas y las manos. Sentía que no podía estar de pie. Le dolía el abdomen y su brazo. Sentía que no podía respirar. Tenía miedo, y no precisamente por ella.

Nunca tendremos nuestro final feliz (Sae-Byeok) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora