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No llegaremos a nada.


Música clásica volvía a resonar por todo el salón, y todos despertaron.

Olivia nunca supo en qué momento de la noche, ella se había recargado en el hombro de pecas, pero se levantó tan rápido como se dió cuenta.

Todos empezaron a levantarse, y Olivia escuchó a barba de vagabundo hablar.

–Señor, disculpe –le habló al anciano.

–¿Si?

–¿Se quedó despierto toda la noche?

–Tenía miedo de que volvieran a atacar -respondió el anciano, y todos lo miraron con lastima, aunque quisieran disimularlo.

–Debe estar muy cansado, señor.

El anciano asintió.

–Tranquilo. Cuando envejeces, no te da mucho sueño. No fui de mucha ayuda, así que lo mínimo que puedo hacer es guardia nocturna.

En otras circunstancias, Olivia habría dicho "que gran persona", pero estando ahí, no podía confiar en nadie, y nadie era la madre Teresa.

El tercer juego, está a punto de comenzar. Sigan las instrucciones del personal y diríjanse a la sala de juegos.

Todos se levantaron, y se pusieron en el centro del salón.

Los hombres de rosa ya estaban esperándolos, y todos formaron una fila.

Olivia no supo cómo estuvo el orden, pero pecas se puso detrás de ella. Cuando empezaron a avanzar, ella habló.

–¿Qué pasará si es una prueba de fuerza?

Moriré.

–No lo sé. Esperemos que no lo sea.

No dijo nada, pero su silencio era suficiente para saber que pensaba. Aún así, lo dijo.

–¿Por qué te resignas a morir? Cómo si fuera lo menos importante que pudiera pasar.

–¡Porque lo es Sae-Byeok! –alzó la voz sin siquiera notarlo, pero no volteó a verla, y siguió caminando–. ¿Qué importa si muero? No le hace daño a nadie. De hecho, hasta beneficiaría a varias personas. Mi muerte es lo menos importante aquí.

Dijo lo último pensando que sería el final de esa conversación. Pero Sae-Byeok no tenía esos planes.

–¿Y qué le diré a mi hermano? –Olivia se tenso al escuchar eso, y el nudo en la garganta empezó a hacerse presente–. "Oh, ¿Olivia? Ah sí, pues simplemente dijo <<quiero morir>> y no le importó a quién lastimaba" ¿Te parece?

–¿Por qué siento que lo estás poniendo de ejemplo y en realidad eres tú la que no quiere verme morir? –pecas no contestó, lo cual fue un sí–. Sí, te conozco bastante bien. No puedes mentirme.

No dijo nada. Eso hizo que Olivia sintiera su corazón romperse en más de mil cachitos.

Nunca lo va a aceptar. Y yo tampoco.

–No quiero que mueras –dijo finalmente.

Olivia suspiró.

–Sabes que eso no es lo que quiero que digas.

Llegaron a una puerta, y cuando la abrieron, un cuarto completamente blanco se dió a lucir frente a sus ojos.

–¿Entonces qué quieres? ¿Que te salve de la muerte como en los cuentos? –dijo Sae-Byeok con enojo en su voz.

Nunca tendremos nuestro final feliz (Sae-Byeok) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora