Normal

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El capitán Scotch estaba pendiente en al radio de las noticias de las unidades que estaban investigando a los dueños de los automóviles. La poca paciencia que tenía se veía aun más mermada a medida que daban señales para nada alentadoras. Principalmente eran avisos de quejas de los dueños que pedían explicaciones y que cooperaban a regañadientes. El más molesto era el señor Kenneth Mckormmick, quien había tenido la osadía de grabar via streaming la revisión de su hogar por los soldados.

Seguramente tendría que dar explicaciones a la prensa de manera pública. Pero algo se le ocurriría. No podía estar tan lejos de Marjorine. Había convivido con ella durante años y, pese a que era lista, no era infalible. Aun era un experimento incompleto. Una falla.

Contestó uno de los llamados de radio.

-Señor, ya se revisó la casa del sujeto K.Mckormmick- informó la voz de uno de sus subalternos.

-Afirmativo ¿algo de interés?- consultó Scotch, mientras abría algunas fotografías que las revisiones paralelas.

-Solo unas fotografías y bisutería- comentó la voz -envió las fotografías de inmediato-

-Cambio y fuera-

-Cambio y fuera-

Los correos electrónicos llenaban la bandeja por los hallazgos. Según las instrucciones, todo debía ser informado, pues el sujeto era altamente peligroso. Las unidades de inteligencia revisaban la información recibida rápidamente, pasando por la supervisión del capitán Scotch, el encargado de la misión.

Hasta ahora solo había recibido información inútil, nada relacionado con Marjorine.

"Vamos..." pensaba el capitán mientras recibía y revisaba imágenes que no le llevaban a nada. Pero tenía la certeza de que su pequeña no iba a deshacerse de el recuerdo de su hermano. De eso se aferraba.

Y en ese cúmulo de imágenes apareció. Los ojos del capitán se dilataron y, con un enérgico grito ordenó dirigirse hacia el lugar donde habían encontrado una sencilla pulsera.

-A todas las unidades, el sujeto de interés estuvo o esta en la residencia revisada. ¡Retengan a Kenneth Mckormmick! ¡Repito, no es un simulacro!-

La nueva orden se escuchó fuerte y claro desde la patrulla que estaba estacionada frente a la casa de Kenny. Esto provocó un movimiento completo de los militares, quienes se miraron entre ellos y al dueño de la casa. El rubio se quedó estático. Realmente no estaba preparado para la situación: ¿qué mierda podía haber hecho la pequeña Martha para meterse en un problema paramilitar?

-Señor Mckormmick, según instrucciones de seguridad nacional debemos retenerlo- informó el cabo Tompson, acercándose a él con unas esposas- coopere o deberemos utilizar los recursos que no ha proporcionado la milicia-

Todo esto estaba pasando en cámara lenta. No podía estar pasando. Veía como el militar se acercaba a él. Si lo retenían probablemente iba a desaparecer. ¿Quién se encargaría de Karen?

"Dios, soy yo de nuevo" pensó Kenny "un milagro me vendría bastante bien ahora"

Y pareció que fue escuchado, porque se escuchó una nueva instrucción desde la radio: "a todas las unidades, se solicita su acción inmediata en el parque frente al Boulevard norte. El sujeto de interés fue observado. No es un simulacro."

En ese instante el capitán Scotch se descolocó al escuchar la nueva orden que "él" había dado a sus subordinados. Como sospechaba, esa pequeña sabandija había logrado de alguna manera hackear la radio militar y logró hacer un comunicado utilizando su propia voz. Evidentemente, el escuadrón que escoltaba al capitán fue el único escapó del truco del malhechor que buscaban. Ahora era un hecho: Kenneth tenía una conexión directa con Marjorine. Entonces tenía que buscar la manera de retener al chico. Abrió el correo, encontrando la foto de familia del rubio junto con la niña castaña.

-Encuentra a la niña. ¡Es la nueva prioridad!- demandó el capitán. Según el comportamiento anteriormente mostrado, iban a ir a por ella.

Tompson dejó a medio camino la orden de retención de Kenneth, pues la nueva orden era de acción inmediata y el interés de la misión era encontrar al sujeto, no apresar ciudadanos. Rápidamente, todo el grupo de militares subieron el vehículo, dirigiéndose al nuevo sitio.

Kenny volvió a respirar, sosteniéndose el pecho y agradecido con el de arriba. No pensó que se salvará de esta. Que afortunado. Aunque volIÓ a perder su presencia de espíritu cuando sintió una mano en su hombro. Se volteó rápidamente, listo para lo peor. Grande fue su alivió cuando vio a su buen amigo Stan detrás de él.

-¡Viejo! ¡casi me matas! ¡Menos mal eres doctor, casi me provocas un infarto!- rio aliviado el rubio -¿Qué haces por aquí?-

-Amigo, vi tu trasmisión el Facebook y me preocupé- habló exageradamente alto el moreno-pensé que podrías necesitar ayuda, ¿Por qué no me acompañas?-

-Stan... ¿te sientes bien?- consultó el rubio.

-Estoy perfectamente normal, pero es importante que hablemos como amigos normales que tienen cosas normales que hablar en el vehículo privado del otro- contestó Stanley sin dejar de sonreír. Parecía realmente apurado.

-okey... eso suena muy normal, común y para nada extraño...- contestó reticente el rubio.

-Te acaba de visitar la fuerza militar del país... no puede ser peor que eso –

-Touché- concordó el rubio, poniéndose al lado de su amigo quien, tranquilamente le susurró: -Kenny, sonríe como si lo estuvieras pasando bien y no te sorprendas cuando abra el automóvil. Tú actúa todo lo normal que puedas-

-Stan, me estas dando miedo-

-Kenny, tengo miedo- contestó el moreno sonriendo como si todo lo que pasaba entre ellos fuera una conversación casual entre compañeros.

El trayecto hacia el vehículo del medico fue más que extraño y pesado. Pero Kenny tenía total confianza en su amigo, pero todo lo que decía era que actuara normal y que no dijera nada cuando se subiera al automóvil. Las dudas se acumulaban en el joven, hasta que abrió la puerta del automóvil y vio el interior. Hacía meses que no había visto esos ojos celestes. La reconocería en cualquier. Sin embargo, Stan lo miró para que se sentara en frente. Él entendió y esperó. Tenía un trillón de preguntas que hacerle, pero la insistencia de la mirada de Stan lo retuvo.

Esperaba oír la dulce voz de la ex niñera de su hermanita, por lo que se sorprendió con la voz artificial que escuchó desde la radio del auto.

-Marjorine, no puedo seguir el ritmo del movimiento del capital Scotch-

-¿Pudiste dejar parte de ti en esa unidad?- consultó la chica.

-Muy poco, puedo desestabilizarme si nos alejamos mucho- contestó la voz.

-¿Qué carajos pasa?- interrumpió Kenny, a la vez que su amigo empezaba a manejar-¿Qué relación tienes tú con los militares? ¿Qué demonios pasa?-

-Mantén los ojos al frente. No voltees o será sospechoso. Todas las cámaras de la vía pública han sido intervenidas por los militares- informó la voz robótica.

-¡Silencio Siri!- le gritó a la voz -¿Qué demonios está pasando? ¿Por qué esta Stan? ¿Qué tienes que ver tú con los militares?-

-Es Zero- respondió la voz suave de la chica -no Siri-

-¡Eso no es lo importante!- reclamó Kenny mirando a la chica que ahora tenía el cabello castaño, a través del reflejo del espejo retrovisor.

-Los militares encontraron la ubicación de la Masterkey- habló Zero- tenemos que distraer al capitán Scotch y huir-

-¿Masterkey?- consultó Kenny incrédulo. El destino era un hijo de puta, definitivamente.

Bunny - Mi nombre es...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora