El ajetreo de la ciudad era intenso. Los vehículos pasaban raudos por las carreteras, así como en las áreas más cercanas a la ciudad. Por lo mismo no era extraño escuchar los claxones de los apurados conductores, quienes exigían más rapidez por parte de sus colegas. Las veredas en el centro de la ciudad no eran muy diferentes, la aglomeración de personas que paseaban por el rededor se veían interrumpidas por los trabajadores que vestían sus camisas blancas impolutas, tratando de no llegar tarde a sus desconocidos destinos.
La acelerada vida de los habitantes de Denver era así. En cada lugar veías como se esmeraban al máximo en la optimización del recurso y el tiempo.
-Recuerda que tiene que estar terminado en 10 minutos- recalcó dueña del motel.
-¡si señora!- dijo la chica rubia.
Desde hacía una semana la chica había iniciado como mucama del establecimiento, uno de sus múltiples trabajos a tiempo parcial. La joven amarró su mandil, se colocó los gruesos guantes de plástico amarillo y se introdujo en la habitación. Con determinación avanzó hacía el área más difícil: el baño. La primera vez que le mostraron el trabajo que debía hacer casi se arrepintió de tomar esa tarea... pero la paga era buena y le permitía completar el dinero necesario para pagar su vida en la ciudad. Aprendió a no mirar demasiado, solo se concentraba en la limpieza metódica de las superficies. A pesar de las instrucciones que le dio la supervisora, ella hacía la limpieza como le parecía mejor: años de experiencia, su aguda atención al detalle y su desarrollado y para nada útil perfeccionismo le permitían tener una habitación como nueva en tiempo record. Nadie entregaba las habitaciones con esa calidad.
"Si vas a hacer algo, hazlo bien"
Con rapidez retiró toda las sabanas y toallas, desinfectó el lavabo, aspiró la alfombrilla, pulió el espejo, limpió las mesas de noche, volvió a armar la cama y terminó dejando un arreglo bonito utilizando las tollas. La señora decía que no era necesario, que ningún cliente lo notaría. Pero ella lo hacía igualmente. Porque sinceramente le gustaría, si en alguna ocasión ocurriese, si tuviese a alguien con quien compartir una habitación... ser recibida por un lugar limpio y decorado... aunque al ser un motel sabía que la decoración iba a durar nada... pero...
"¿Otra vez? Tienes mucho tiempo libre como para perderlo de esa manera..."
La chica pasó casi dos horas en esa actividad ya que recibía paga diaria, dependiendo de cuantas habitaciones podía terminar. En el caso de su trabajo, era fácil controlar cuantas habitaciones había limpiado, pues siempre tenías alguna decoración. A veces doblaba las sábanas de manera diferente, o hacía rosas con toallas, o ponía los artículos de aseo personal amarrados por un lazo.
-¡Chica!- la llamó la supervisora, mientras se acomodaba su chaqueta de mezclilla. Se cerró los botones y acomodó su bufanda mientras marchaba hacía la señora de mediana edad, que llevaba un sobre. Discretamente revisó el contenido, contando efectivamente que su paga estuviese completa-Niña, eres realmente rápida en esto, ¿no quisieras ser de planta? Podrías ganar más y tener un trabajo fijo-
-Le agradezco mucho- dijo la chica mientras guardaba el sobre en un discreto banano que llevaba en su cintura-pero estar de planta cumpliendo un horario sería imposible en este momento...-
-Te entiendo, si la situación cambia ven a hablarme, ¿si?-
-Por supuesto, muchas gracias- con esa frase, la chica siguió caminando hacia su destino.
Era una mujer, pero ningún desconocido podría asegurarlo. Su cabello corto, rostro andrógino, cuerpo delgado, estatura promedio y vestimenta holgada daban la impresión de que podría tanto un hombre como una mujer. Particularmente a ella no le generaba conflicto alguno. Desde hace años aprendió que no importaba lo que fuese...
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Bunny - Mi nombre es...
FanficUn extraño chico provoca la ira de una grupo de cuatro adinerados magnates de Denver. Este incidente sin importancia desatará la curiosidad pero... hay secretos que no deben aclarase.