You Are My Universe

♡ Día 17. Cumpleaños.

Es el primer cumpleaños que le podrá celebrar a Tanjiro, por lo que ha estado planeando lo mejor para él.

Cae entre semana, pero lo que quiere hacer para Tanjiro será el fin de semana. Gracias a su amigo Rengoku, le recomienda unas cabañas cerca de una montaña y con un lago para ir a acampar.

Le encanta la idea y decide que sea ese lugar el cumpleaños de su amado novio.

El 14 de julio cae exactamente el jueves, por lo que al salir de trabajar, le compra un pequeño pastel para pasarla juntos en casa. Sabe que le encanta el pastel de frutas y sobre todo si tiene fresas.

Llegando a casa, aprovecha que su novio aun no llega, por lo que coloca unos pequeños adornos, recibe la cena y acomoda la comida sobre la mesa, para cuando llegue Tanjiro.

En cuanto escucha que meten las llaves en el picaporte de la puerta, corre para recibir a su novio con un enorme abrazo.

—Aun no puedes entrar —dice Giyuu besando su mejilla.

—¿Por qué? Huele delicioso —Tanjiro trata de levantarse sobre sus puntillas para ver lo que hay detrás de su hombro.

—No, no puedes ver —le coloca algo para cubrir los ojos.

—Una sorpresa, ¡Me encanta!

Giyuu lleva a su novio al interior de la casa, tomándolo de ambas manos, sentándose en el kotatsu.

—¿Ya puedo ver? —Tanjiro se siente ansioso.

—Ya —le susurra Giyuu en el oído y le quita la venda.

Al ver bien, encuentra el pastel con una vela encendida y toda una enorme charola de sushi.

—Feliz cumpleaños —le susurra Giyuu.

—¡Me encanta! ¡Y sabía que era sushi lo que cenaremos! —Tanjiro abraza a su novio y lo besa.

Cenan y platican de los pasados cumpleaños de Tanjiro y Giyuu, recordando aquellos regalos que sus padres les daban.

—Fue un hermoso regalo todo esto —comenta Tanjiro mientras come del pastel—. Pensé que lo olvidaste.

—Esa era la intención, para que te sorprendieras más.

—Gracias, corazón. Todo fue delicioso y una hermosa compañía.

—Aún hay más —Giyuu deja en la mesa un folleto que él mismo hizo para dárselo.

—¿Las vacaciones con él amor de tu vida? —dice entre risas Tanjiro al leer—. ¡Oh! ¿Me estás diciendo que iremos de campamento este fin de semana?

—Así es, ya está todo pagado. Nos iremos el sábado en la mañana —dice Giyuu—. El otro día me dijiste que querías ir de campamento y me recomendaron este sitio para ir.

—Oh, Giyuu —Tanjiro se limpia una de las lágrimas qué resbala de sus ojos—. Me encanta mucho la idea, ya estoy emocionado por estar allá contigo.

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En la mañana del sábado van con mochila en hombro y toman el tren que los deje cerca del lugar.

Llegando a las cabañas, son conducidos por el guardabosques. Agradecen la tranquilidad del lugar y que pocas personas buscan esos momentos de relajación.

La cabaña qué les ha tocado está cerca del lago y pueden sentarse sobre el porche a pasar el momento mientras leen un libro.

Durante el día se dedican a caminar para conocer el lugar, luego se sientan cerca del lago para pasar el rato libre.

Tanjiro le encanta tomar las fotografías y se dedica a hacer eso, encontrando una nueva fotografía favorita de su novio. El viento remueve ligeramente sus hebras azabaches, la expresión de Giyuu tan tranquila y pacífica es envidiable qué definitivamente debe imprimirla y colocarla en su lugar de trabajo.

Para la hora de la comida, bajan a la cabaña principal para comer algo delicioso.

—Me gustaría volver en invierno para ver la nieve, en donde vivimos no cae y nunca la he visto —comenta Tanjiro.

—Seguro volveremos. Me gusta este lugar por la calma —agrega Giyuu.

En la tarde noche, Tanjiro y Giyuu se sientan en el porche, sintiendo la suave brisa del verano, viendo como las estrellas comienzan a decorar el cielo.

—¡Qué belleza! —dice Tanjiro mirando el cielo.

—Lo sé, ¿te gustaría dar un paseo nocturno? —sugiere Giyuu.

—Acepto.

Tomados de la mano, deciden caminar alrededor del lago, viendo como las estrellas se reflejan sobre el lago.

Cerca del lago, encuentran unas luces muy brillantes. Su vuelo parece más una danza entre el lago y el pasto. Tanjiro y Giyuu se emocionan al ver las luciérnagas decorar esa noche.

—Tampoco hay luciérnagas en donde vivimos —dice Tanjiro asombrado.

—Tienen un brillo muy precioso —agrega Giyuu.

—Pues conozco a alguien que tiene su brillo propio —Tanjiro deja caer su cabeza sobre su hombro.

—Pues yo creo que mi brillo se queda pequeño a lado del tuyo. Eres como el sol de las mañanas —Giyuu se voltea para ver a su novio—, como una suave caricia cálida.

Tanjiro se lanza a sus brazos. Giyuu no estaba preparado para eso, por lo que caen sobre el pasto. Se ríen de lo ocurrido, acomodándose en el pasto para continuar viendo el bello espectáculo de las luciérnagas danzando sobre el lago.

—Gracias por este bello regalo de cumpleaños —susurra el menor.

—Gracias por existir.

Ladean sus rostros para unir sus labios con un suave beso.