♡ Día 23. Mudanza.

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Dentro de sus planes está tener una casa propia y ahora que han cumplido con ese sueño, desean ya poder vivir ahí.

Están emocionados de ya recibir las llaves y las escrituras, que no dudan en salir de la oficina de bienes raíces con intenciones de volver al departamento y empacar lo poco que tienen ahí.

Todo cabe dentro de una sola cabina del camión de mudanza, por lo que no tienen que hacer doble viaje.

—¿Has anotado en la lista cuál es la caja de los trastes? —pregunta Giyuu señalando una hoja.

—No es como que llevemos muchas cajas —contesta Tanjiro mientras termina de cerrar una caja.

—No, pero necesitamos un control —alza una ceja el mayor.

—Tranquilo, sé que tiene cada caja.

Giyuu frunce el ceño. No le gusta que las cosas no tengan organización. Como buen administrador, odia que no se planifique cómo debe de ser.

Una vez terminado de empacar, los trabajadores les ayudan a bajar los muebles pesados como la cama, la base, la televisión, entre otras cosas más.

Giyuu va con el casero a entregar las llaves del departamento e indicar que ya han desalojado el lugar. La persona que le rentaba el lugar confiesa que fue su mejor inquilino, ya que daba sus pagos puntuales y nunca se quejaron de él.

Reuniéndose con Tanjiro en la planta baja, echando un vistazo al edificio antes de abandonarlo. El mayor siente algo de nostalgia, pues vivió bastante tiempo en ese departamento y el lugar está lleno de bellos recuerdos.

—¿Nos vamos? —Tanjiro besa su mejilla.

El azabache asiente, toma su mano y aborda el taxi. Tanjiro siente nostalgia de dejar ese lugar. Recuerda que ahí fue el primer "te amo" que le dijo a Giyuu, las sorpresas y detalles que han tenido con el otro y la primera vez que se entregaron, algo que jamás podrán olvidar.

Una vez abandonando el lugar, se sienten ansiosos de llegar a su nuevo hogar y comenzar a acomodar lo que llevan en las cajas.

Aún sienten que es un sueño, que no es posible que hayan logrado esa meta, pero entre más ven la situación, más se aseguran que es real.

Llegando a la casa, comienzan a desempacar y bajar lo que hay en el camión. Acomodan los pocos muebles que tienen y se dan cuenta que deben ahorrar para una sala, un comedor, entre otras cosas más para no tener vacío en algunos espacios, pero pueden llenarse de orgullo para decir: "lo hemos logrado".

—Esta caja es de cosas de baño y no de la cocina —lo regaña Giyuu mientras cierra la caja que tomó.

—La caja es igual, no es mi culpa —Tanjiro hace una mueca.

—Por eso debíamos tener una organización, de las pocas cajas que enumeré no hay ningún problema.

—No te preocupes —Tanjiro se acerca a otra de las cajas—. Esta debe ser la caja de la cocina.

La abre, encuentra algunos discos, fotografías enmarcadas y cosas que van en la sala.

—... —Giyuu lleva su mano al rostro.

—¡Lo lamento! ¡No creí que las cosas saldrían así!

Giyuu se acerca, tomándolo de las manos para que se calme.

—Tranquilo, todo va a estar bien —dice el azabache—. Las cajas tienen un número y yo sé cual es cual.

El azabache le enseña a su pareja cómo funciona su sistema y al final Tanjiro acepta que debe hacerle caso a su novio.

Al final terminan de acomodar sus cosas y compran una pizza para cenar. Celebrarán la primera noche en su nueva casa.

—Estoy feliz de que estemos aquí —dice Giyuu con una sonrisa.

—Yo también, podemos tachar de la lista de nuestras metas la que dice "tener nuestra casa".

—Aún tenemos mucho por hacer juntos.

—Pronto nos casaremos.

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