Era de suponerse. El recuerdo de su rostro a escasos centímetros del mío viajaba sin control por mi mente, haciendo que los latidos de mi corazón se descontrolaran y evitando así que pudiera conciliar sueño.
-No tienes porque insultarme todo el tiempo- dijo acortando aún más la distancia entre nosotros.
Una sonrisa tuvo lugar en mi rostro. Sentia como volaban chispas en el aire, toda esa tención que hacia que nuestros cuerpos de a trajeran como dos imanes. Entonces recordé. "Quiero besarte".
Solte una pequeña carcajada- Tus bromas cada vez son más pesadas.
Él enarco su ceja- Escucha... Lamento lo del establo.
-No me refería a eso...- me aleje tímidamente- Si intentas acercarte de esa manera otra vez... te juro que voy a...
-No fue broma- me interrumpió- Lo dije enserio.
-Ethan...- deje escapar como un susurro- Sabes que eso... eso no estaría bien.
-¿Por que no?- se acercó de nuevo- Se que no confías en mi pero...
Su mano viajó con cautela hacia mi mejilla. Acaricio con cuidado y limpio las gotas de agua.
-Dejame mostrarte que no soy lo que tu crees.
No sabía porque pero no quería alejarme de él, quería ver que tan lejos llegaba con eso. De la nada, la desconfianza que tenía hacia él, ya no estaba. Al ver sus ojos azules tan cálidos como el día que lo conocí, supe que estaba hablando con su parte más sincera.
-¿Que carajos está pasando aquí?- la voz de Víctor me hizo volver a la realidad de un brinco.
Mire hacia la puerta corrediza y se encontraba allí, de pie con sus brazos cruzados. Mi mirada viajó de nuevo hacia Ethan. Sus ojos se mantenían sobre mi y de pronto yo no podía dejar de mirarle.
Víctor aclaró su garganta.
-Resbale y caí dentro de la piscina- dije sin dejar de mirar a Ethan. Una sonrisa tuvo lugar en su rostro.
Yo solo me limite a salir de la Piscina y caminar hacia la entrada.
-Descansen.- solte sin más y entre.
Así es, esa era yo huyendo. Supe desde el momento en el que Víctor llegó que Ethan no le agradaba y seguramente haberme encontrado en esa situación con él no le hizo mucha gracia.
Lo importante ahora era enfocarme. Entendía perfectamente que mi odio hacia Ethan no era real y que solo era cuestión de tiempo hasta que no quedara rastro de ello. Sentia que estaba perdiendo, sentía que él muchacho de los ojos azules me estaba tomando ventaja, en la partida que estaba jugando sola.
Me senté de golpe en la cama.
-A la mierda- solte. Luego me di cuenta de lo escandalosa que había sido. Cubrí mi boca esperando un regaño de Toña, uno que no llegó.
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Morelli
RomanceLa brisa de Roma, choca contra mis mejillas, no había notado lo diferente que era observar el paisaje cuando tienes dolor en el corazón. En Verona deje todo, incluido el recuerdo de mi padre. Los sucesos ocurridos durante las pasadas 72 horas, dan v...